Uno!

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El tintado ingresó a su departamento con el objetivo de descansar luego de su jornada laboral. Se había encontrado con varios clientes y proveedores, su día había sido agotador.

—Joooosh—llamó Brendon desde la habitación. El chico rodó los ojos y avanzó hasta la puerta de madera arañada por su pequeño gatito, mike. El pelinegro estaba acostado en la cama con el animal sobre él y un cigarro en su mano—. Mira a Mikey, el pequeño extrañó a su dueño, ¿verdad, bebé?

El joven pelirrojo tomó al gato entre sus manos y lo acarició gentilmente.

Ese animalito era como un hijo para él, habían encontrado a una gata embarazada en la calle hacía dos meses. La habían cuidado hasta que tuvo a sus hijitos y los llevaron a una tienda de mascotas, fue lo único que se les ocurrió. Pero los idiotas habían olvidado aquel gatito negro, así que se lo quedaron y le tomaron mucho cariño.

—¿Qué fumas?—preguntó tomando asiento junto a su amigo mientras jugaba con Mike.

—Realmente no lo sé, lo encontré por el suelo y lo encendí, ¿quieres? luces agotado—comentó mientras extendía su mano hacia él—. ¿Te viste con Sam?

Josh asintió mientras fumaba un poco.

—¿Le pagaste con...?—dejó la frase incompleta, ambos sabían a que se refería.

—Esta vez me pidió que tuviera relaciones con él, fue.. ew. Pero lo que conseguí lo podemos vender a un buen precio, podremos alimentarnos bien tal vez—contestó revolviendo su cabello rojo y sonriendo—. Iré a descansar un poco.

Se paró apartando unos papeles del suelo con sus pies.

—Claro, yo saldré, debo ir con Jeremy—dijo el otro también poniéndose de pie—. Me dijo que tenía un par de trabajos.

—Ten cuidado—advirtió—. No aceptes cualquier cosa, lo último que quiero es que te pase algo.

Un gusto amargo hizo presencia en su boca. Odiaba que Brendon saliera de noche a 'trabajar', y más si ni siquiera sabía que iba a hacer. Era su mejor amigo, como su hermano mayor, jamás se perdonaría si le pasara algo malo.

Pero cualquier cosa podía pasar en su entorno.

—No me pasará nada, te lo prometo—aseguró tomando su chaqueta de cuero del suelo. Ambos salieron de la habitación, separándose.

Josh entró en su cuarto y se sentó en una silla mientras se quitaba sus zapatillas. Examinó su desorden desinteresadamente, hasta que sus orbes color avellana se detuvieron en aquella fotografía deteriorada que se asomaba del bolsillo de un hoodie.

Se acercó y la tomó entre sus manos.

Ahí estaba él, sonriendo como un idiota, junto a ese chiquillo mimado de cabello castaño. Los dos estaban en el césped de un parque, el menor estaba sobre él mirándolo inocentemente, la foto la había tomado Brendon.

—Son tonterías, ¿verdad? Es estúpido extrañar a un niño con el que solo estuve dos meses—se habló a sí mismo dejando la fotografía a un lado, pero luego la volvió a tomar—. Demonios, Tyler Joseph.

Observó la sonrisa imperfectamente perfecta del chico, su perfil tan delicado, como sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas y vestía el uniforme de su escuela.

Habían terminado su relación por el hecho de que los padres del chico le prohibieron verlo, era mala influencia para Tyler. Y claro que era verdad, pero ese niño lo hacía feliz. aunque realmente, ¿qué padres dejarían que su pequeño retoño estuviera con un tipo de 19 que vive con su mejor amigo y anda metido en cosas ilegales?

Ni siquiera sabía cómo es que los Joseph se habían enterado de todo eso.

Dejó de manera definitiva la foto junto a su velador. Se colocó una camiseta más cómoda y decidió dormir, al menos un poco hasta que su amigo regresara.

(...)

Un par de murmullos provenientes de la sala lo despertaron. Refregó sus ojos y se levantó dirigiéndose allí.

—¡Joshie!—lo recibió alguien, causando que frunciera el ceño. Estaba desorientado aún, sacudió su cabeza ligeramente y pudo reconocer a Ryan, el novio de Brendon.

Ambos chicos tenían tierra en su ropa, aparentemente habían trabajado juntos. Ryan tenía 21 años recién cumplidos, vivía en otra zona de la ciudad y su entorno era bastante diferente al de ellos.

Pero andaba metido en las mismas porquerías.

En el lugar también estaban Matt y Ashley, otra pareja de amigos que solía pasar tiempo con ellos de vez en cuando. Vivían a unos departamentos de distancia y organizaban grandes fiestas.

—¿Por qué están todos tan sucios?—preguntó queriendo sacarse la duda, aunque sabía que no serían sinceros.

—Verás, de vuelta a aquí pasamos por una construcción y nos hicimos los tontos con la tierra, nada importante—dijo Ashley, quien estaba sentada en el regazo de su novio.

—Uhm, claro—respondió sin creerle y tomó asiento allí con las dos parejas.

Su pequeña mascota se acercó en seguida a él en busca de caricias, y las consiguió.

Pasaron un rato riendo y bebiendo cervezas, un rato entre amigos.

—Joosh, ¿has vuelto a ver a Tyjo?—cuestionó Matt jugando con el cabello de la peli-azul.

—Claro que no, eso se acabó—recordó mientras vaciaba el contenido de su vaso en su boca—. Fue algo corto, normal, el otro día salí con Deborah.

—¿Deborah? Todos aquí sabemos que sigues pensando en el niñito aquel—rió Ryan acomodando la bandana que tenía en su muñeca.

—Eran tan lindos, hasta creí que te llevaría por el buen camino—medio bromeó Ash con una sonrisa.

—Y eso que no estabas presente cuando se abrazaban susurrándose cosas al oído, o se quedaban mirándose como bobos—acotó Brendon.

—Saben que supero fácil, chicos, déjenlo ahí—habló con una media sonrisa.

Pero sus amigos ya lo habían hecho pensar en Tyler, otra vez.

[Bad Influence] joshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora