Sexta Luna.

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Releí.

Ver como Leslie se derrumbaba en frente de mí, fue demasiado fuerte. Él siempre había sido el que nunca se dejaba doblegar por las circunstancias y ver como se partía en pedazos sin que yo pudiera hacer nada me dolió en el corazón, lo que ocasionó que no lograse detener mis lágrimas.
Pero, antes de siquiera derramar una, me escondí en el pecho de Jeremy. Sentir lo suave del material de su camisa en mi frente ayudo a que me relajara y aguantara las ganas de llorar, pero eso no alivio el agujero negro que se formó en mi pecho.

Si bien me tomo por sorpresa que era su pareja destinada, no estaba reacio a no darle una oportunidad o de siquiera pensar en rechazarlo. De entre los tres yo era el que más soñaba con oportunidades mejores a las que tuvimos desde muy pequeños. Yo siempre soñé que algún día nos vendrían a rescatar, y que esas personas nos aceptarían tal cual y como somos, nos harían felices. Un típico sueño infantil.

Pero, debo de admitir que yo siempre fui el ingenuo que caía en todos y cada uno de los sueños imposibles, y este es uno.

Siempre supe que todos nosotros soñábamos, en secreto, con la libertad, con traspasar esas puertas de acero que nos impedían la salida, y olvidarnos de Mark. Siempre confié que cada uno de nosotros estábamos destinados a ser felices en algún punto de nuestras vidas, pero nunca imagine que esos sueños se harían realidad.

Si le dijera a mi yo de hace ocho años que sería rescatado por un hombre lobo y que, de paso, sería su pareja destinada, definitivamente me hubiera vuelto loco y hace ya un tiempo estaría muerto.

Sin embargo logre mantener la cordura en un mundo en el cual la pierdes con facilidad, en un mundo donde no hay más que dolor y tristeza. Nosotros logramos cumplir un sueño de fantasía.

Una mano cálida se posó en mi cabello, sacándome de mis pensamientos. El tacto de Jeremy era tibio y suave, lento y cariñoso. Al levantar la mirada me encontré con sus penetrantes ojos azules, en ellos se podía leer la comprensión y el cariño, la preocupación y la angustia.

Todos esos sentimientos lograron que me perdiera por un instante en él.

En su mirada, su tacto, su calor, su aroma. En todo de él y como si de una cascada se tratase, sin mi consentimiento, llore. Sabía que no tenía por qué llorar, pero lo hice. El mundo a mí alrededor se detuvo y se puso borroso por las lágrimas, pero él se veía nítidamente, mis ojos no dejaban de verlo a él.

Y en ese momento, lo entendí. El lazo que se forma con los hombres lobo en la primera hora que se conocen, no solo ayuda a que estos se comiencen a entender y a comprender el uno con el otro y se protejan mutuamente, sino que también ayuda a las parejas a superar un gran dolor.

Nosotros estamos rotos por dentro, no tenemos nada bueno que dar, nuestra “felicidad” y buen humor es solo una fachada, por dentro todos estamos más que podridos. Nuestros cuerpos han sido profanados y usados por personas crueles y sin corazón. Nuestras mentes no están del todo sanas. Y muchos de nosotros tenemos una cicatriz profunda que nunca será borrada de su lugar.

Pero… ellos aun así nos rescataron. Aun así fueron por nosotros y nos sacaron de ese infierno. A pesar de saber todo lo que nos hicieron en ese lugar, permanecen aquí, firmes frente a nosotros.

El lazo que nos une desde un principio es tan fuerte que ni siquiera todo el dolor del mundo es capaz de romperlo.

Sé que él va estar aquí con migo, pase lo que pase. No importa cuán herido yo este, no importa si mi cuerpo no es puro, ni si quiera si mi mente lo es. El solo me quiere a mí, a nadie más, por eso permitió que ese lazo se formara. Por eso me dedicaba sonrisas de alivio, por eso sus ojos solo me miraban a mí y a nadie más.

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⏰ Last updated: May 07, 2019 ⏰

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