Capítulo 1

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-pero papá, yo no quiero ir -decía por milésima vez, pero ellos no querían dar su brazo a torcer, querían que fuera con mi tía a la gran ciudad a terminar la escuela, para adaptarme y luego ir a la universidad-

-lo siento Sung Mi, tendrás que hacer lo que te ordenamos, es por tu bien hija -dijo mi padre tratando de que aceptara-

-tengo miedo, saben muy bien que no me gusta estar en lugares dónde no conozco a nadie

-no podemos dejar que sigas así, tienes que aprender más para que puedas prepararte. Además no tienes amigos, no te gusta salir y solo te la vives en tu habitación, te hará bien la ciudad -replicó mi madre-

-está bien lo haré, pero solo con una condición. No se olviden de mi y vayan a visitarme se que andan muy ocupados con su trabajo pero no quiero sentir que me abandonaron

-claro que estaremos comunicándonos constantemente -habló mi padre dándome un abrazo-

-siempre serás nuestra pequeña aunque hayas crecido -dijo finalmente mi madre-

-haré mis maletas

Subí a mi habitación y saqué mi maleta para luego colocar toda mi ropa. Tenía la pequeña esperanza de que cambiaran de decisión, antes de que salga de vacaciones hicieron todo el papeleo y solo estaba a media semana de que comenzaran las clases, por lo que debería marcharme antes para preparar todo lo necesario.

Mientras terminaba de empacar el pequeño Max mi gato, se acercó y empezó a acariciar mis pies con su suave pelaje, como si supiera que me iré lejos por mucho tiempo

-voy a extrarte mucho mi pequeño peludo, no quiero dejarte

-miauu -me contestaba, seguido de un ronroneo

- y ¿si te llevo conmigo? Tal vez haríamos muchos amigos y no me sentiría tan sola en un lugar que no conozco mucho

Mi gato solo me miraba, tratando de entender lo que decía. Muchas personas dirían que estoy loca por hablar con mi gato, pero la verdad al ser hija única no tengo otra opción, además que es bueno escuchando y lo mejor de todo es que nunca me juzgará.

Me pasé casi toda la noche hablando con Max, le dije que se cuidara, que no fuera tras las gatas y que se alimentara. Luego me quedé dormida por unas horas, hasta que mi madre me despertó para desayunar, ya luego iríamos al terminal de autobuses para que se despidan de mí. Tuve que pararme cuidadosamente para no despertar a mi pequeño que aún dormía entre mis piernas.

Bajé al comedor y ya estaba todo listo, me sente junto a mi mamá como acostumbraba hacerlo, no sin antes saludarlos y empezamos a comer, la comida de mi mamá no tenía comparación y estoy segura que es lo que más extrañaré. Al terminar subí a darme un baño y alistarme para alcanzar el autobús que solo sale una vez al día, seguro se preguntaran si vivo muy lejos y la respuesta es si. Cuando era pequeña vivíamos en la ciudad pero surgieron algunos problemas y terminamos alejándonos de todos y a decir verdad me gustaba mucho el campo y el olor de la naturaleza, nada, absolutamente nada era comparado a este aire puro.

Ya era hora de irme, tomé mi maleta y mi bolso donde estaba mi cuaderno de dibujos, mi celular, entre otras cosas; pero había algo que me preocupó y fue el no encontrar a Max, no estaba en mi cama y tampoco estaba en su casa

-hija ya es hora que nos vayamos -dijo mi madre

-no encuentro a Max, ¿sabes dónde está?

-debe estar durmiendo en alguna parte de la casa

-quería despedirme de él -mis ojos estaban cristalizados debido a las lágrimas que amenazaban salir

-no estés triste -me abrazó mi madre- cuando llegué lo buscaré y te mandaré un foto de él, ¿Deacuerdo?

Asenti sin más remedio

Llegamos al terminal de autobuses y ya estaba abordando

-cuídate hija -habló mi padre dandome un último abrazo- ya le avisé a tu tía para que vaya a recorgete al terminal

-come todas tus comidas y abrígate bien -me dio un beso y un abrazo- estaremos en contacto, no apagues tu celular

Subí al autobús y busqué el número que tenía asignado, llegué y dejé mi cartera para poder subir mi maleta pero pesaba mucho, hasta que lo logré o eso creí. Me senté junto a la ventana, mientras el autobús partía, aún estabaun poco vacío, pero seguro en la otra parada se terminaría de llenar. Tomé mi bolso con el fin de sacar mi celular y audífonos pero sentí una cosa peluda, me asusté y lo avente al asiento vacío, pensé que era una rata y mi sorpresa fue mayor cuando vi salir de mi bolso a Max

-¿Qué haces aquí? -le susurre a mi gato. ¿Desde cuándo estaba ahí? ¿Cómo no me di cuenta?- ¿Que haré contigo pequeño travieso?

No sabía que hacer, podría bajarme en la otra parada pero perdería el autobús hasta mañana, no me quedará de otra que llevarlo conmigo. Jugué con Max por una hora y media que fue cuando paró el autobús para que subieran los pasajeros, por lo que tuve que esconder a Max en mi bolso. Me daba curiosidad saber quién sería mi compañero o compañera de asiento, hasta que vi a un señor acercarse

Que no sea él, que no sea él

Rogaba que no fuera así, vío el número pero regresó dos asientos y tomó su lugar; luego subió una señora, parecía agradable esperaba que se sentara a mi costado pero se sentó atrás, miraba por la ventana y habían más personas, sentí que se cayó algo giré mi cabeza y era mi maleta, la señora de hace instantes hizo caer mi maleta, pero al ser pesada no la pudo levantar

-descuide yo lo arreglo -me paré para ponerla de nuevo en su sitio-

-lo siento mucho -se disculpaba por segunda vez, antes de regresar a su asiento-

Traté de subir la maleta, pero me fue difícil esta vez

-¿Te ayudo? -una voz masculina habló a mi espaldar-

-si por fa... -me di la vuelta y me quedé pasmada...

CORAZONES CONECTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora