"I wanna punch stuff"

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Tripp ha estado algo ocupado en la escuela, por lo que se le ha echo difícil tratar de componer otra canción, aunque, ha estado muy animado como siempre y eso era exactamente lo que la banda no quería en estos días, querían que el chico estuviera molesto, lleno de ira para escribir una canción rockera muy pesada de la cual al escucharla te den gana de golear y saltar, pero, al chico ser tan alegre era complicado

En la escuela el rockero adolescente caminaba pensando en qué podía escribir para una canción de odio y desahogo, acarició su barbilla en busca de ideas y nada, se sentía muy tranquilo como para sentir odio, además, no habría nada del por qué sentirse enojado.

Una chica rubia al verlo se emocionó de golpe y corrió hacia él abrazándolo.

—¡Hola Tripp!—saludo la intrépida chica a todo pulmón, era bonita y sexy, hay que ser honestos, pero no es algo que a Tripp por el momento le interese.
—Hola completa extraña—sonrió de lado confundido por la chica.
—Lo siento, soy Gia, actúe así porque las estrellas me gustan—le dijo en un tono coqueto.
—¿Gia? ¿eres la hija del director Jenkins?
—Sí, hoy quise pasar a verlo y no creí jamás que me encontraría al guitarrista de una excelente banda... ¿Te gustaría después de la escuela salir a tomar algo?
—Es una idea tentadora pero tengo que ensayar con los chicos—dijo declinando la oferta.
—Oh, vamos, sería como una cita, sería divertido siendo la hija del director.
—Oye, eres muy bonita, pero me temo que no quiero problemas con el director ahora...
—¿Enserio?—dijo la chica en un tono de tristeza fingido y un toque coqueto—creí que siendo tu fan sería más fácil conocerte.
—Oye, como fan te aprecio y respeto mucho, pero es que no...
—¡Campbell! ¡Qué diablos hace hablando con mi hija!—gritó el hombre calvo de baja estatura.
—Adiós Tripp—la chica le lanzó un beso antes de irse y eso sólo molesto aún más al hombre y metiendo en más problemas a Tripp.
—Tripp Campbell, el ex-director Strickland me advirtió de ti, no me gusta que coqueteen con mi hija. Dos semanas castigado.
—¿Qué? Yo no estaba coqueteando, y aún lo hubiera hecho, no hay regla que prohíba interactuar con las chicas.
—Sí, pero yo soy el director, y hago lo que quiero, a mi oficina, ahora.

Tripp chasqueó la lengua y de mala gana fue a la oficina del director tratando de idear algo para su nueva canción aún estuviera relajado emocionalmente, aunque el asunto del director le hizo enojar al menos un poco.

Toda la tarde Tripp la pasó en el despacho del hombre y pudo ser libre cuando tocaron la campaña de la escuela, camino con tranquilidad las aceras hasta llegar a su hogar yendo directamente a la sala.

—Locos no creerán lo que me paso, el director me castigó por coquetear con su hija—habló soltando pesados suspiros.
—¿Por qué coqueteabas con la hija del director?—replicó Derek algo molesto, haciendo que Tripp cayeran en cuanta que se expresó mal.
—No coqueteaba con ella en realidad, más bien ella coqueteaba conmigo y el director me echó la culpa.
—Típico padre sobreprotector—agregó Burger rodando sus ojos.
—Entonces trata de que no lo haga de nuevo, no queremos que a último minuto de un concierto tener que reemplazarte—le habló Derek sentado desde el sofá.
—Bien, aún debo trabajar en la letra de la nueva canción, a pesar de que no me siento enojado trataré de idear algo—dijo el adolescente yendo a la cocina para pensar en algo. Creía que si comía algo, con el estómago lleno surjan sus ideas.
—Debemos tratar de que Tripp se enoje para la canción, tiene que vivir el sentimiento para que la canción sea auténtica—aconsejó el británico.
—Dejenmelo a mi—siguieron a Burger hasta la puerta de la cocina donde Tripp estaba al otro lado— le voy a decir algo feo—prosiguió el gordo cruzando la puerta dirigiéndose al adolescente algo borde—Qué pasa... Laceo—le saludó como si tratara de hacerle sentir mal.
—No pasa nada, y tú qué, risitos de oro—hablo con su típica alegría el adolescente sentado en la mesa disfrutando de un pastel, el gordo se lanzó a llorar por el comentario y volvió con los otros dos Weasels.
—¡Es un monstruo!—lloriqueó el rubio. El siguiente en tratar de intimidar al más pequeño fue Derek quien entró con su asesina mirada pensando en qué podía decirle a Tripp que le hiciera enojar.
—Oh, hola bebé, sabes, acabo de recordar que cuando llegue no te saludé, ¿me das un beso?—dijo con inocencia el chico dejando ver sus labios al mayor, Derek casi lo hace si no fuera porque sabía que debía ser fuerte.
—N-no corresponderé tu beso—trató de alejarse ignorando el cosquilleo que sentía en sus labios por besar al menor, este lo miró con una ceja levantada y una mirada divertida, luego el más alto se rindió—Ah, no puedo—se acercó rápidamente al menor y besó con deseo y velocidad sus pequeños labios, luego sin mirar atrás Derek salió de la cocina con los otros.
—Le correspondí pero fue rápido—les dijo como si hubiera logrado o hecho algo útil—tú, terminalo—golpeó levemente el hombro de Ash.
—Comprendo—río Ash y pasó la puerta de la cocina con un pequeño cuaderno en las manos, tomó una silla y se sentó al lado de Tripp muy provocativo—hola Tripp, leí tu diario, y supongo que eso te enfada—habló relajado el azabache con un ligero tono de alegría.
—No en realidad, es de mi mamá, ¿ya lo notaste?—replicó con obviedad.
—Oh, ¿entonces tú no escribiste "En qué estaba pensando al dejar a esos rockeros holgazanes vivir en mi casa y dejar a ese vago bueno para nada de acento estúpido salir con mi hijo?"—Leyó, y su cara infantil cambio a la de una ofendida al darse cuenta de lo que había dicho—oye...

I'm In The LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora