Me duelen tus recuerdos

Un viaje inesperado

Al día siguiente Summer se despertó sin ánimos de ir a la escuela, pero tenia que hacerlo ya que tenía examenes de periodo y ya casi terminaba la escuela, pero le dio igual la mañana, así que se cambio de uniforme, se alisto y salió de su casa sin desayunar ya que no estaba de ánimos, se fue caminando a la escuela cabizbaja.

Llego a la escuela y lo primero que hizo fue ir a los casilleros para sacar algunos de sus cuadernos, cuando llega Chistopher y la abraza por atras agarrandola de la cintura y atrayéndola hacia él con lentitud.

—Hola amor-— susurra en su oído
—¡Christopher!—susurro con temor— ¿que haces aquí?
—¿Que, no puedo ver a mi novia?
—¡¿Novia?!— susurra con asombro y enfado
—Si mi novia— afirma mientras la acerca más a él y sonríe con burla
—Claro que no— mientras se suelta de su agarre y lo empuja y lo mira con rabia, indignación y asco— ¡eres un gran estupido, un semejante hijo de...!— paro en seco ya que se da cuenta de que estaba gritando y que todos los del pasillo los estaban viendo entre ellos su hermano
—Calmada primor no tienes que gritar, no te alteres mi princesa— dijo sonriendo con burla y sarcasmo
—Eres un estúpido asqueroso pedazo de idiota y no me digas que me calle ya que tu y yo no somos nada
—¿Acaso estas rompiendo conmigo mi vida?— dijo fingiendo tristeza
—No simplemente te estoy dejando claro lo que tu me dijiste ayer así que te me vas— se dio vuelta y se directo a su casillero, termino de sacar sus cosas y lo cerro con algo de brusquedad, agarró su mochila y se la colocó en su espalda para irse a su clase.

Camino por los pasillos con un gran enojo y lágrimas que amenazaban por salir, fue a su clase de lenguaje y se sentó en la esquina del salón en donde trataba de no llorar por todo lo que le había dicho, al terminar la clase ella se fue de nuevo a su casillero para agarrar los libros que usaría en su próxima clase, cuando llegó a su destino, saco sus pertenencias y cerro su casillero y allí se encontró con aquel que había amado tanto abrazando a ¡Emilie, su mejor amiga! ¡¿Todo este tiempo su mejor amiga la estuvo engañando?!

Eso fue la gota que colmo el vaso, salio a paso ligero por los pasillos del instituto hasta llegar al patio de esta, allí se sentó bajo la sombra de un árbol a llorar, lloro y lloro sin parar, a ella no le importo si perdía clases lo único que quería era morirse o dejar de tener sentimientos para que así dejar de sufrir por un chico.

Dejo de llorar, se levanto de donde estaba y se fue de nuevo dentro del instituto, se fijo que ya era hora de almuerzo y fue a pedir su comida, despues fue a sentarse a una mesa que estaba en el fondo de la cafeteria en donde nadie se sentaba, se sentó, comenzó a comer y al terminar recogió sus cosas, se fue hasta un aula que estaba en un rincón del pasillo, estaba solo por suerte, entro al salón, cerro la puerta y se sentó en un rincón a llorar desconsoladamente, tocaron para clase así que se levanto del pisó con dificultad por que le dolían los ojos de tanto llorar, se fue a su casillero a recoger sus cosas y de allí fue a la dirección a pedirle a la directora si podía volver a casa pero le dijo que no por que un día antes había pedido permiso y también por ser periodo de exámenes, así que sin más remedio fue a la clase que le tocaba en ese momento, entro al salón y se fue a sentar hasta el ultimo pupitre. Comenzó la clase y ella no prestaba atención alguna sino que pensaba las mejores formas de torturarse o morir lentamente cuando va escuchando la voz de la profesora sacándola de sus pensamientos

—¡Señorita Johnson!— exclamo la profesora un poco enojada— me puede repetir lo que acabó de decir
—Que los problemas sociales y psicológicos de una persona pueden ser por la educación o por traumas infantiles— dijo confiada
—Esta bien lo que dijo si fuera la clase de la psicóloga y nosotros estamos en ciencias señorita— regaño la profesora— y la próxima vez que sueñe despierta en clase ira de inmediato a la dirección, ¿entendido?
—Si señorita perdón— respondió cabizbaja y con un sonrojo en sus mejillas provocado por la resiente vergüenza.