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Verónica Iglesias

ADVERTENCIA

mentira no hay advertencia, sigan leyendo.

Día domingo.. que paja.
Solo significa una cosa. Iglesia.
Comerse la misa que es re aburrida, que rezar, que pecado, que a, b, que Marcelo, agachate y conocelo.

Ok, me desvié del tema.

-_____.- Gritó mi madre de la cocina.

-¿¡Qué!?- Alargué la última letra.

-A mí no me grites.- ¿quién la entiende?.

Un domingo así en mi opinión es peor que un lunes, los lunes aunque sea ves a tus amigos.

-Levantate de una vez.- dijo la señora mamá.

Soltando un suspiro salí de las sábanas para ir derecho al baño a despertarme y hacer un mini concierto mientras me ducho.

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Luego de media hora de que la cucaracha fuera mi fan número 1. Me digné a salir, mientras más tarde llegáramos a la iglesia, mejor.

Abrí la puerta dirigiéndome al closet. Saludé a Camila Cabello, el poster, y me puse a elegir mi outfit de hoy.

-Dale, nena.- Mi mamá seguía gritando.

-Ya voy.- murmure.

Me puse un pantalón blanco que hacía resaltar mi trasero, una blusa rosada y listo, estoy preparadisima para un día lleno de diversión. Nótese el sarcasmo.

Salí de mi habitación para ir derecho al auto y esperar a mis padres.

-¿No te vas a atar el pelo?- mencionó mi mamá entrando al auto del lado del acompañante.

-Nop, hoy quiero dejar mi pelo correr con el viento.- Saqué mi celular para sacarme fotos que nunca voy a publicar.

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"Bienvenido a la luz de Dios"

- Dios me hace levantar temprano en un día de descanso, no me simpatiza.- Susurré para mí mientras leía el cartel de entrada.

-Vamos, _____.- Mi mamá posó su mano en mi hombro.

Hice todo tipo de esfuerzo para no hacer mis ojos blancos. Me quedé calladita y simplemente seguí su paso hasta llegar a la banca de siempre y sentarme detrás de desconocidos... y adelante del niño que siempre intentaba llamar mi atención. Me lleva como 8 años, super ilegal, y me quiere levantar.

El cura llegó, se puso en su tipo altar para comenzar a hablar por 3 aburridas y eternas horas.

La puerta principal se abrió cuando estaban todos en silencio. Esto provocó que todos voltearan a ver quién era y porqué llegaba tarde. Como no tolero gente chusma, yo no di la vuelta.

-Hola.- Sentí susurrar a alguien al lado mío. No miré y seguí escuchando al señor cura. No creo que me haya hablado a mí.

-Hey.- Sentí una mano al costado de mi pierna. Con mi mejor cara de pocos amigos, la miré.

-Pe...- Decidí quedarme callada al ver su rostro.

-Hola.- Un delicado y casi inaudible saludo salió de mis labios.

Ella se dedicó a levantar una ceja y soltar una risita.

-Soy Verónica, solo quería saber si lleva mucho tiempo haber comenzado.- Terminó de hablar y me sonrió mientras analizaba mi cara.