¿Alguna vez has sentido como el alma de alguien que amas abandona su cuerpo?
¿Escuchar sus gritos de dolor mientras da a luz a una pequeña persona por la cual habían añorado durante todo el tiempo que estuvieron juntos? ¿Todo para que el cansado cuerpo decidiera rendirse al final?
Yo estoy pasando por eso…
Veo como sus ojos color café, los cual normalmente están repletos de amor y cariño, se tornan pálidos y fríos. Como si nunca hubieran divisado la luz del sol… ¿Por qué?
¿¡Por qué!?
Apreté su mano con fuerza, gritando su nombre tan alto como pude, pero las enfermeras me empujaban, -¡NO!- Las empuje con la misma fuerza, tratando de volver a su lado.
-¡Karen! ¡No...No me dejes!-
Finalmente lograron hacerme salir del cuarto, y solo me pude recostar contra la pared, llorando sin poder parar. Pateando y golpeando el suelo inocente. Pero entonces lo escuche…
Ese llanto de angustia.
Vi la enfermera salir de la habitación con la mirada en el suelo y una pequeña bola azul en sus brazos…Mi hijo…Nuestro hijo…
El chiquitín lloraba mientras ella caminaba, sentía ese sentimiento de posesión crecer en mi pecho. Pero lo ignore. El me quito lo que más amaba. Karen estaba tendida en una cama llena de su sangre y sudor…muerta. Ella murió por él.
‘¡Ella murió por ti! ¡ESTO ES TU CULPA!’
Mi puño se conectó con el suelo, un grito lleno de angustia salió de mí de nuevo. Seguí gritando mientras abusaba del piso blanco. Algunos me miraban como si tuviera dos cabezas, y yo solo quería arrancar la de ellos. Tan felices… ¡Ignorantes!
‘Son unos idiotas, ‘¡Tod-‘
Alguien toco mi hombro, haciéndome saltar, sorprendido. Levante la mirada para ver el doctor, signos de cansancio presentes en su cara. Seguro venía a decirme lo que ya sabía…Que no había forma de salvarla.
Sus ojos se entristecieron, dando a mi espalda una leve palmada antes de darse la vuelta e irse. Cerre los ojos solo para que la imagen de su cuerpo apareciera. Mis pulmones se hincharon pero mi garganta ya no podía más. Así que llore…y llore…
Luego de lo que parecían horas, me encontraba en el suelo frente la habitación. Una dama me había visto y ofrecido un café el cual tome con manos temblorosas. Se sentó a mi lado, contándome que su esposo acababa de tener un ataque al corazón después de llegar de su trabajo. Realmente no pude prestar mucha atención a lo que decía, intente reconfórtala, pero mi mente no se encontraba en este mundo.
Una enfermera salió del cuarto, arrodillándose a mi lado, -Ya puede entrar Sr. Cooper…- Dijo en voz baja y triste. Simplemente asentí y me levante, limpiando mi cara lo mejor que pude. Atrás de mí la mujer había seguido mis pasos, apretando mi hombro antes de seguir caminando por el blanco pasillo.
Con un suspiro entre al cuarto, ahogándome en el silencio…Y la vi, tendida en la cama aun llena de sangre. Su vientre estaba cocido y la bata azul manchada de rojo. Aunque su rostro lucia en calma y lleno de paz…no me pude sentir mejor.
Y con pasos lentos y pesados me acerque a su lado, levantando una mano que aun temblaba, acariciando su fría pero suave piel. Se veía tan pálida…aun tenia las manchas de lágrimas de dolor en sus mejillas, y recordé al niño que había dado a luz hace una hora atrás.
Todo…Todo esto paso tan rápido… ¿Cómo es que no la pude ayudar…? ¿Por qué se fue?
-Ka…Karen…Regresa mi amor…No me dejes…Sabes que no puedo sin ti…- Mi voz sonaba rota, al igual que mi alma. Sin poder contenerme más me desplome de rodillas al suelo, tomando su inmóvil mano en las mías, -¡Karen!-
Mi mundo se quebraba, y ya ni siquiera aquella criaturita parecía importarme. Sin ella no lo quería. Así estuve por al menos media hora, hasta que un enfermero entro, explicándome que tenían que llevar a limpiar el cadáver y que debería comenzar a buscar un cementerio y lapida, o si la iba a cremar. La rabia que causaron sus palabras casi me hace golpearlo, pero no quería dejarla ir.
Solo pude mirar mientras la cubrían con una sábana blanca…
-Señor, debería ir a ver a su hijo… Aún debe darle un nombre… Lamento su perdida,- Aviso el hombre antes de irse de la habitación, seguramente para buscar a alguien que lo ayudara a mover la camilla de mi esposa.
Una vez más me levante del suelo, dándole un último vistazo al bulto bajo la sabana, antes de salir lentamente en dirección al pequeño lugar donde mantenían a los recién nacidos. De seguro el estaría ahí.
Mientras más me acercaba, los llantos aumentaban en volumen. Mis pies se detuvieron frente al vidrio, mirando a todos los bebes que adentro se encontraban. Todos tenían un papel con sus nombres frente a sus cunas temporarias.
Todos menos uno.
Se encontraba en una esquina, parecía olvidado, enrollado en una manta azul cielo. Sus manos estaban cerradas en fuertes pero delicados puñitos mientras lloraba. La enfermera que se encontraba adentro me vio, y sonrió levemente, señalando a la puerta e indicando que entrara. Con pocas ganas lo hice, caminando entre los chiquitines que lloraban o dormían, hasta donde ella ahora se encontraba.
-Cooper, ¿no?- Pregunto mientras tomaba en sus brazos al infante, -Lamento mucho su perdida… Karen me había contado lo mucho que ansiaba este chiquito, pero estoy segura que usted podrá hacerlo bien…- Comento, antes de extender sus brazos.
Por un par de segundos la mire como un estúpido, tratando de procesar lo que decía tan rápido como podía. Hasta que me di cuenta que me ofrecía al niño para lo tomaras en mis brazos. Inseguro, lo tome, fijándome en como sus ojos claros observaban los míos con lo que parecía asombro. Sus llantos lentamente comenzaron a cesar, y el dolor en mi pecho también.
Sus ojos café claros, llenos de curiosidad e inocencia…Piel blanca y suave que sentía bajo la palma de mi mano… Manos frágiles, las cuales apretaban mi pulgar con una diminuta fuerza…Su pequeña nariz perfilada y mejillas redondas llenas de manchas que lo hacían ver más adorable. Tan pequeño y frágil…
‘Se parecen tanto…’ No pude evitar notar. Y la ira regreso a mí con fuerza haciendo que mi cuerpo entero temblara y la enfermera me mirara preocupada, pero la ignore, cerrando los ojos con fuerza, ‘¡Te odio! ¡Me la arrebataste, me robaste lo que más amaba!’
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Donde la muerte estuvo.
Short StoryEs una corta historia que trata sobre perdida, y como se puede sientir ser un padre viudo.