Una leve risa rompió el silencio que había inundado mi corazón. Mis ojos verdes se abrieron lentamente, bajando la mirada de nuevo hacia la criatura en mis brazos. El me miraba con tanto amor…y una gran ola de vergüenza se estrelló contra mí, haciéndome tomar una bocanada de aire.
Soy tan egoísta… Culpando una criatura sin culpa alguna… ‘De seguro me odias tanto Karen…’ Pensé, esperando que eschara mi arrepentimiento por esos pensamientos tan oscuros…
Mis piernas se dieron por vencidas, haciéndome caer sobre mis rodillas. Lo abrase… Lo abrase los más delicadamente que pude mientras ambos llorábamos. Es como si entendiera el dolor que había dentro de mi…Como si llorase por las mismas razones que yo…
No soy un experto en bebes, pero sí sé que en ese momento solo necesitaba ese enlace… Al igual que yo.
Pensé por un momento que la había escuchado a mi lado, sentía su relajante presencia junto a nosotros, como si su espirito se quisiera unir al abrazo. 'Karen...Per..Perdóname...no pienso abandonarlo...es lo único que me queda...'
Los sollozos llantos que emanaban de mi lentamente fueron apagándose, al igual que los de mi hijo. Le señorita se había alejado, dándonos espacio, y al sentirme un poco mas fuerte me levante del suelo. Pensé por un momento que caería de nuevo, pero no fue así...Baje la vista al chico, viendo que estaba dormido...No sabia que hacer ahora.
-Valla a descansar...Yo lo cuidare en lo que duerme...-
Las ganas de salir corriendo con el casi me ganan, pero tenia razón...Este a sido un día demasiado largo...
-Además, debe pensar en un nombre,- Me recordó la señorita. Es cierto...Con un suspiro se lo regrese, tratando de no tomarlo de nuevo al ella colocarlo en la cuna. Se había quedado dormido.-Le dejare saber si ocurre algo.-
Asentí sin poder hablar, encontrando mi camino fuera de la habitación donde unos hombres se encontraban un par de bebes desde el otro lado de la gran ventana. Probablemente irían de nuevo donde sus esposas a contarle lo hermosos que eran sus hijos y lo valiente que son al darle luz.
No se como pero luego de varios minutos me encontraba en una silla de la sala de espera, la cabeza recostada contra la pared y ojos cerrados. Parecía que la noche nunca terminaría, como si esta se estrechara en un infinito manto que me acorralaba en aquel salón.
Mi mente estaba en otro lugar, recordando la conversación que Karen y yo habíamos tenido de jóvenes...Sentados en el techo del carro, mirando las estrellas que decoraban el cielo oscuro. Hablábamos de nuestro futuro juntos luego de graduarnos de universidad, ella quería ser maestra de pre-kinder mientras yo simplemente quería ser algo que me ayudara a pagar todo lo que ella deseara en la vida. El tema había surgido de la nada entre el silencio que nos rodeaba.
Si algún día tenemos un hijo...le quiero poner Andrew... Cuando le pregunte el porque, simplemente me contesto, Es el nombre que tu querías tener, ¿no?
Luego de eso nos habíamos quedado de nuevo en silencio, simplemente bañandonos en el calor que brindaba el cuerpo del otro.
-Andrew...Andrew Cooper,- Murmure el nombre por lo bajo, practicando la pronunciación, oyendo como parecía. No sonaba tan mal... Entonces Andrew se seria.
Suspire cansado, posando una mano sobre mis aun cerrados ojos, tratando de bloquear la luz lo mas posible. Intente dormir o por lo menos descansar algo, pero todo lo ocurrido le daba vueltas a mi cabeza, ni siquiera sabia que hacer una vez saliera del hospital. Tal vez vaya donde nuestros padres, los cuales estaban a varios países de este, para pedirles ayuda... Lo cual me hizo pensar en que aun tenia que llamarlos para darles la desagradable noticia.
Soltando una gran bocanada de aire que no sabia guardaba, deje que el cansancio me tomara en sus brazos.
Varias horas después el alboroto de la mañana me despertó de un sueño incomodo. En lo único que soñe fue en lo que paso ayer, su cara pálida y piel rota y empapada de sangre, 'Vamos...tienes que llamarlos,' Me dije a mi mismo tratando de convencerme a mi mismo para levantarme de la silla que parecía no querer dejarme ir.
Con pocas ganas lo hice, pasando por el lado de varias personas después de estirarme. Pasando por el lado de un baño, decidí entrar. Luego de usar el orinal, me lave las manos, sin poder evitar mirarme en el espejo. Mi cabello esta en todas direcciones, ojeras bajo mis ojos y aun llevaba puesta la bata azul que te obligaban a utilizar para entrar mientras hacían cesaría. Moje mi cara con algo de agua fría, alejándome del espejo para salir.
Afuera los enfermeros y doctores corrían de lado a lado, igual que pacientes. Ignorándolos me encamine hacia la sala de maternidad. Varias personas se asomaban para ver a sus nuevos miembros de familia.
También había una madre con su esposo, admirando una pequeña niña con medias y ropa de su tamaño rosa.
Mi corazón se apretaba dentro de mi pecho, añorando poder ser capaz de hacer lo mismo. Pero ya no puedo, lo se. Y mi alma se desvanece con mas pensarlo. Tome una gran bocanada de aire antes de tocar en la ventana, haciendo que la nueva enfermera se volteara a verme, antes de hacerle seña a que saliera.
-Vengo a...- Tosí, sin saber muy bien que decir con el nudo que se había formado en mi garganta, - nombrar a mi hijo...uh, no..no se como funciona esto.- Le confesé con un suspiro.
Ella solo asintió, guiándome adentro donde pude localizar a mi hijo aun en su cunita. Tan bello...Tan bello como ella.
Sacudí la cabeza, tratando de concentrarme en lo que ella me decía,- Firmaras un par de cosas, no deberías tardar tanto, ¿Tiene un nombre en mente?-
-Uh...Si..um, Andrew...Andrew Cooper...- Miraba mis manos, jugando con mis dedos. Sabia que había dicho algo pero la ignore, volteando un poco la cabeza para observar mi bebe, el cual parecía dormir aun con tanto ruido a su alrededor, - ¿Cuando me lo podre llevar?- Pregunte sin pensar, interrumpiéndola.
La enfermera se detuvo, dirigiendo su mirada a donde la mía estaba, una leve sonrisa creciendo en su rostro, -Tal vez esta noche, todo depende de el y que tan rápido podría usted terminar los papeles,- Informo ella. - ¿Quiere cargarlo?-
Aunque la oferta era tentadora, me negué, explicando que tenia unas llamadas familiares que hacer luego de haber llenado los papeles.
Lentamente salí, no sin antes darle una ultima mirada a mi hijo antes de. Con eso hecho me puse en marcha , buscando en el hospital un lugar tranquilo en el que pudiera firmar los documentos necesarios que me había dado la chica.
Pero recuerdos de la llamada que tendría que dar me desmoronaban, 'Realmente no quiero...' Apreté el puno, sintiendo el bolígrafo en mi mano comenzar a quebrarse por la fuerza.
Entonces asi estube por las siguientes par de horas, tratando de concentrarme en lo que escribia, pensando en que decir...y con su cara rondando mi mente.
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Donde la muerte estuvo.
Short StoryEs una corta historia que trata sobre perdida, y como se puede sientir ser un padre viudo.