Gift.

Noviembre 1944, Manchester, Inglaterra.

Charles camina por las frías calles de Manchester, con elegancia propia de él, recién ha terminado la preparatoria, le hubiera encantado entrar a la universidad pero la situación en el mundo no era la mejor, ni la indicada, por lo que el joven dedicaba su tiempo a apoyar en lo que fuera a los afectados por la terrible guerra. Charles había nacido en Londres, en la cuna de una importante familia, su padre Brian, un importante científico en 1939 decidió llevar a su esposa Sharon y al entonces pequeño Charles a vivir a Nueva York como refugiados de la guerra, como muchos de sus importantes colegas. Sin embargo, el joven de ojos azules estaba consciente de que había mucha gente muriendo, que no tenían la situación privilegiada que el tenia, por lo que en cuanto finalizo sus estudios básicos decidió regresar a su natal Inglaterra, al principio sus padres se opusieron, aun mas sabiendo que al gobierno británico no le había hecho gracia que la importante familia Xavier entre otras importantes familias, huyeran a Estados Unidos para no apoyar a la Gran Bretaña en su invasión a otros países, por esa misma razón Charles no pudo regresar a su natal Londres y en su lugar decidió establecerse en la naciente Manchester, cerca de los límites con Liverpool.

Su trabajo era fácil, dirigía un grupo de apoyo para soldados que habían sido enviados a casa por problemas de salud y ya no podían servir más en la guerra, principalmente por estrés post traumático, Charles realizaba diferentes actividades con ellos, desde platicas en grupo acerca de sus buenas y malas experiencias, hasta pequeñas fiestas de té con el grupo de lectura que habían formado donde también participaban civiles que habían también decidido ayudar a los soldados. Por las tardes trabajaba en una tienda de abarrotes, aunque sus padres lo habían dejado ir con la condición de que recibiera una ayuda económica de ellos cada mes, el prefería ganar su propio dinero y el resto donarlo a las familias destruidas.

-¡Charles, querido! ¡Que fortuna poder encontrarte a tiempo!

Charles abrazo a la chica en cuestión, una joven de 18 años recién cumplidos, dueña de una piel increíblemente blanca como nieve de invierno, de una figura ligeramente robusta y curvilínea y un cabello entre lo rubio y lo pelirrojo, que delataba su nacionalidad irlandesa-inglesa, la chica estaba sollozando y temblaba, Charles trataba de tranquilizarla pero era imposible.

-¡Margot tranquila! ¿Qué te tiene así mujer?

Margot trataba de hablar y explicarle la situación a su amigo, pero le era imposible, Charles tomo el pañuelo de seda que la chica llevaba en manos para limpiar las lágrimas de su rostro, la chica estaba deshecha.

-Hoy... –sollozo la chica, Charles la alentó a seguir hablando.- Hoy mientras me alistaba para ir al grupo de apoyo, la policía irrumpió en mi casa, la destrozaron hasta en el mínimo detalle, ellos te están buscando por crímenes al gobierno de la Gran Bretaña, ¡Porque tu familia huyo a Nueva York hace 5 años! ¡Es totalmente injusto!

-Sabíamos que esto podía pasar, lo sabíamos desde el momento en que nos conocimos, querida, no porque nosotros estemos en contra de la guerra quiere decir que vamos a hacer cambiar de parecer al gobierno, para ellos mi familia y yo somos enemigos en el momento en que decidimos no apoyarlos.

-¡Tienes que huir! Charles, Dios sabe que terribles cosas querrán hacerte, ¡No puedo permitirme que algo te pase!

-No, tengo que enfrentarlos, las cosas se están poniendo muy mal y lo sabes perfectamente, no puedo dejar que vayan a perseguir a mi familia a Estados Unidos.

-¿De qué hablas? ¡Charles, por amor a Dios! Te estas entregando prácticamente a la muerte, no irán por tus padres, no creo que les convenga meterse con los americanos, ¡Necesitan la ayuda de los americanos! si te entregas, ¡Morirás! ¿Acaso no estás pensando en la pena que le harás pasar a tus padres? ¡A mí! ¿Recuerdas que me caso en dos meses? ¡Me ibas a entregar al altar con Edward!