Vamos, amor, a celebrar las Olimpíadas en tu cuerpo,
a librar la feroz batalla de las Termópilas entre tus senos,
a descubrir la perdida Atlántida en el lago de tu vientre.
Y bajemos, bajemos navegando hasta tu clítoris,
mi sexo será tu barco solar que recogerá al brillante Ra,
mi semen, el río Estigia que fluirá hacia tu interior
y nuestros salvajes vaivenes, la pugna contra Apofis.
Y cuando el cielo se vuelva rojo habremos vencido.
Nuestros orgasmos brollarán suculentos al exterior.