Felicidad

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Aquí están nuestros protagonistas, dando un paseo por el delicioso y rosado universo de SugarTale.

La muerte bebiendo una taza de café que compraron hace un rato, mientras que el semi-muerto comía algodón de azúcar, también le guardó otro trozo y una barra de chocolate a sus hermanos.

Aunque no vayan a creer que Geno está ahí por mero gusto.

Oh, no, claro que no.

Literalmente, al abrir las cuencas estaba rodeado de árboles azucarados y de una vista completamente diabética. Su estado de sorpresa no duró mucho al ver a Reaper. Solo podía pensar que un idiota/acosador lo secuestró por la noche solo por una salida.

Pero bueno, mucha sorpresa no es, ha hecho cosas peores, y sinceramente… ahora mismo muchas ganas no tiene de nombrarlas.

Lo que nos lleva a donde empezamos a narrar, el parque. En el que se podía ver a un par de esqueletos extraños discutiendo.

Extraño para quien no los conoce, para quien sí, es la simple rutina de siempre.

- Admítelo, malvavisco, eres frágil y lindo, me recuerdas a una princesa. -Dijo la muerte, parándose normalmente, dejando de flotar para variar.-

- ¿Oh sí? Pues… Ehm… ¡Si yo soy una princesa entonces tú eres un dragón! -Respondió, sacando su lengua en un adorable puchero ofendido.-

- ¿Un dragón? -rió.- Soy un ser místico Geno, ser otro no me hará nada. Los dragones existen, ¿Entonces sería el dragón que custodia tu torre? -Bromea, recordando aquellos antiguos libros en su biblioteca.

- ¡Oh, Reaper! Espero que te conviertas en el caballero que me salvará de mi prisión, ¡Y entonces dejes de ser el dragón encargado de encadenar mis alas de libertad! -Actuó casi gritando en un intento de drama excesivo que leyó en un cuento hace tiempo.-

-Solo atinó a reír con más fuerza y seguirle el juego.- Oh mi princesa, yo te salvaré de toda esa soledad, demostrando que hasta el ser más cruel y místico es capaz de dar misericordia.-

-Evitó estallar en risas para seguir.- ¡Oh, mi amado caballero! Estaré esperando ansioso el día en que me liberes de este confinamiento, pero hasta entonces… solo podré conformarme con admirarte a la distancia de mis cadenas… -susurró esto último dramáticamente, estaba dejando su vergüenza y dignidad por esto, pero era divertido.-

-Dio un paso de manera dramática, aguantando su risa. Un grupo de gente los miraba- No te preocupes mi princesa, ¡Te liberaré de todo aquello que se ha atrevido a dañarte!

- ¡Oh, mi amado! ¿De verdad estás dispuesto a enfrentarte a todo por mi codiciada libertad? -Juntó sus manos y fingió una mirada enternecida, la gente se empezaba a acercar pensando que era un acto público.-

Ambos se divertían como nunca, sin embargo, nunca faltaban las personas que los miraban con desagrado. Sus comentarios no podían importarles menos a sus nuestros queridos “actores”.

- ¡Por supuesto, mi querido tesoro! A quien me han obligado a resguardar en esa torre de manera cruel, ¡Me enfrentaré a quien se interponga! -Gritó, dándole más drama al asunto. Hubo algunos que dejaban algo de dinero junto a ellos.-

- ¡De acuerdo, mi amor! Pero te lo suplico… -empezó a bajar la voz para gritar un poco con lágrimas falsas saliendo de su única cuenca- ¡No quiero que arriesgues tu vida por mí! No lo valgo, y no lo merezco, así que por favor mi amado, quédate a mi lado…

- No te preocupes, mi lindo tesoro. -Susurró, para acercarse con cuidado y secar sus lágrimas. Casi todo era fingido.- Yo nunca te dejaría, ¡jamás me permitiré irme de tu lado!

Diversión correspondida {AfterDeath}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora