Todo estaba tranquilo esa noche, la brisa fría de diciembre me envolvía y los destellos de las luces navideñas iluminaban mi ventana. Mientras me preparaba para dormir pude notar que algo estaba cambiando , muy a lo lejos escuché un murmullo y esta vez no era mi imaginación. Por primera vez en meses volví a buscar tu rostro afuera de mi ventana pero solo sombras risueñas logré percibir.
-¡Que raro! ¡Juro que escuché su risa, jamás la podría confundir!- exclamé.
Regresé a mi cama y esta vez fue música lo que escuché. Tu voz entonando esas canciones dulces que solías cantarme los domingos en la tarde. Busqué el poco de valor que quedaba en mi y con esperanza volví a la ventana. Abrí las cortinas lentamente y descubrí que, como el calor del sol en un día de verano, mi cuerpo se calentó y mi corazón volvió a latir. No era una ilusión , esta vez estabas del otro lado de mi ventana.
Tu cabello desordenado que tanto amaba acariciar, tus facciones delicadas y perfectas que me hacían suspirar, tus labios que tanto deseaba besar, tu voz que con angustia desgarradora extrañaba escuchar. Ahí estabas, mirándome a los ojos, sonriendo. Entonces corrí a buscar las llaves, de verdad corrí como nunca antes. Tiré al suelo libros, ropa, almohadas, adornos pero no encontré las llaves para abrirte. Solo podía verte afuera de mi ventana.
Abrí mis ojos, la mañana había llegado y un sueño hermoso había concluido. ¡Pero que desgracia la mía, el soñar con lo prohibido y que una ventana me impidiera darte el beso y el abrazo que aquel 9 de setiembre no te pude dar.
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Gritos del silencio
KurzgeschichtenEstos escritos son pensamientos que surgen en los momentos más emotivos de mi día, generalmente los más caóticos. Pensamientos que no puedo expresar en el momento pero continúan dando vueltas en la oscuridad de mi mente.