NUDO

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—¿Qué mierda estoy haciendo?— al decir aquello el peso de su pie sobre mi cabeza se hace liviano, momento en que mi cordura toma el control y en que mis manos sujetan su extremidad para empujarlo, giro lejos y me pongo de pie ignorando todos los síntomas de mi cuerpo, doy un par de pasos dispuesto a correr antes de ser tacleado.

El aire abandona mis pulmones, mi diminuto cuerpo cae debajo del suyo que es tan grande que incluso me cubre por completo, olisquea mi corto cabello y luego muerde mi oreja, actuaba de forma extraña, sus manos sujetando mi cintura para girarme y poner mi pecho contra el suelo, su calor intenso me cubre me hace suspirar y por apenas un segundo me siento protegido, aunque eso cambia cuando sus dientes muerden el lóbulo de mi oreja y sus movimientos comienzan, se mueve contra mi culo, frotando su entrepierna contra mi.

—¿Qué haces? ¡Detente!—gritó con fuerza, forcejeando hasta girarme para poder empujarlo, busca mis labios con los suyos, me muevo para que no me bese. Su aroma se intensifica, puedo sentirlo, su gruñido libera al Alfa y hace que me encoja, niego con la cabeza y comienzo a rogar. —Por favor, detente... Padalecki.... Detente, esto no esta bien, estamos en la escuela y yo... no soy un Omega, no quiero esto...

Vuelve a gruñir y empuja mi cabeza contra el suelo con una de sus enormes manos, lo hace con tanta fuerza que pienso que mi cráneo podría partirse, se incorpora un poco y desabrocha los pantalones de su uniforme deportivo, los desliza hacía abajo y aparta el protector que llevan lo jugadores de futbol, liberando su virilidad de aquella concha plástica que lo protege en la cancha. La visión de su miembro me hace temer, aquello iba enserio, aquel chico pensaba en aliviar mi celo, aparearse conmigo en un pasillo de la escuela, violarme.

Me vuelve a girar en el suelo, manipulando mi cuerpo como si fuera algún juguete para niños, jalonea mis pantalones hasta bajarlos al igual que el bóxer, gime con sorpresa al mismo tiempo que yo lo hago, mi aroma cubre el pasillo, es achocolatado, dulce, el aroma de un Omega virgen en su primer celo.

—¡Ayuda!—gritó incapaz de dejar de pensar en que no quería aquello, no era un Omega, me había realizado los estudios, el hospital de La Compañía me había dado mis resultados, me habían inscrito en una lista de Betas de la ciudad de Dallas en Texas, mi pasaporte decía Beta, y sin embargo ahora estaba ahí, tirado en el suelo, con un Alfa sobre mi a punto de violarme por mi primer celo.

Comienzo a jadear, llorando, las lágrimas bajando por mis mejillas, sigo diciendo "No" de forma repetida, mi cuerpo se tensa y aprieta cuando siento como acomoda su virilidad entre mis nalgas su glande apuntando a mi culo húmedo que no deja de lubricar. Su lengua me hace temblar, me hace sentir usado, incluso sucio a pesar de que lame con ternura, como si mi violador deseara que me calmara y disfrutará aquello.

Un grito desgarrador sale de mi garganta, él simplemente empuja con fuerza, embistiendo mi diminuto cuerpo, adentrándose en mi apretado y virgen culo de un solo movimiento, intento alejarme, apretando mi culo para expulsar al invasor, pero me sujeta con fuerza de la cintura, se mueve conmigo mientras me arrastro por el suelo intentando alejarme de él, me golpea con la mano en la espalda para ponerme de nuevo contra el suelo y me aplasta con su peso, gime con fuerza, sorprendido cuando su pelvis choca contra mis nalgas.

Las lágrimas ahora son abundantes, mis jadeos ahora son un llanto que no puedo detener, el dolor se extiende por toda mi columna, entumece mis extremidades, mis uñas se clavan en la piel de mis palmas de tan fuerte que me aferro a mi mismo, escucho pasos y veo a alguien, nos mira, sus ojos se encuentran con los míos, ruego de forma silenciosa por ayuda, el entiende, da un paso hacía nosotros, decidido y entonces se detiene, me encojo, el Alfa gruñe, con fuerza, el chico corre y yo pierdo esperanza.

Comienza a moverse de forma torpe, su peso me aplasta y lastima mis costillas, se aleja un poco y vuelve a hundirse en mi interior, en cada movimiento gime aturdido y a mi me desgarra por dentro, el lubricante no es suficiente, él es grande, puedo sentir cada vena, cada centímetro palpitar en mi interior hiriéndome en cada movimiento que el más grande hace. Dejo de pelear, de intentar apartarme, lloró en silencio entregándome a mi violador, cierro los ojos e intento pensar en otra cosa.

Es imposible, solo puedo pensar en lo que me había llevado ahí, en la caja de La Compañía, el examen perfecto, el dinero de la Beca para mis padres y para mí, el diagnostico, mi mente viajaba en un circulo constante que siempre terminaba conmigo en el suelo siendo violado brutalmente.

Sus embestidas comienzan a ser más fuertes y profundas, su cuerpo choca contra el mío de forma briosa, ahora es salvaje, encuentra su ritmo, su placer, deja de aplastar mi cuerpo con el suyo cuando nota que ya no peleo, sus manos se ponen contra el suelo y lo usa de soporte para violarme con más intensidad.

Su lengua me hace temblar, lame mi nuca de forma constante sin dejar de moverse contra mi culo, el ruido de sus gemidos se mezcla con mi llanto y el constante aplaudir de su pelvis contra mis nalgas. Escondo mi nuca, negándome a entregarle algo más de mi aparte de mi virginidad, negándole mi alma con ese simple acto, se enfada, puedo escucharlo bufar y darme más fuerte, lastimando mi interior con su enorme virilidad, por que si, era grande, demasiado, doloroso, y además parecía que nunca acabaría. Miro sobre mi hombro, su mirada sigue oscurecida, mira mi cuerpo con lujuria, y luego mira a mis ojos, me guiña un ojo de forma chula, como si hubiera conseguido el premio más grande al tenerlo a él violándome,

Todo mi interior se revuelve asqueado, miro hacía el pasillo y dejo que mi vista se pierda en cualquier punto, el tiempo desaparece al igual que yo, entonces de nuevo viene el dolor, esta vez es más intenso que al comienzo, tanto que incluso siento que puedo desmayarme, grito, siento como su pene se hincha en mi interior anudándose en mí.

—Eres mío, Omega—intento apartarme al sentir su aliento mentoso cerca de mi rostro lo cuál solo causa que me lastime y lo lastime a él pues ambos gritamos y temblamos, su pene no deja de expulsar fluidos en mi interior, el nudo me duele, todo mi cuerpo tiembla, saciado, aliviado, a pesar de que mi mente se sentía sucia y utilizada por aquel Alfa, mi cuerpo agradecía todo aquello, el instinto de Omega siendo más poderoso y aquello tan solo me hace sentir peor. 

La Luz Del FuturoWhere stories live. Discover now