Tratie- Mis flores favoritas

Esta historia será narrada por Travis Stoll. Como dice el título, es la historia de una de mis parejas favoritas. Ocurre después de la guerra con Gea. Los personajes son propiedad de Rick Riordan, solo se los pedí prestados al mejor escritor del mundo.Espero que la disfruten!!

-Vamos, ¡levántate Trav!- Dijo mi hermano. Medio segundo después recibí un jarro de agua fría.

Me levanté y empecé a perseguir a Connor por toda la cabaña, que no era demasiado grande. Por suerte, la mayoría de los hijos de Hermes estaban fuera, desayunando.

Finalmente, Connor se cansó de correr y trató de defenderse, diciendo que vendrían las arpías a comerme. Fingí que el asunto estaba zanjado, aunque seguramente al día siguiente se llevara una sorpresa.

Decidí cambiarme y peinarme rápido, pero debía hacerlo bien, ya que incluso los chicos más lindos (como yo) deben intentar lucir bien. Además hoy era una ocasión especial: los siete elegidos habían regresado de su, hum, guerra.

El comedor estaba tan abarrotado de semidioses, centauros, sátiros y espíritus de la naturaleza, que un monstruo podría haber entrado y nadie se hubiera dado cuenta. Solo me dio algo de pena la cabaña de Deméter, que estaba más vacía de lo normal. La guerra contra Cronos se había llevado a muchos campistas que no llegamos a reponer. Solo había una chica en esa mesa, una tal Katie, a quién nos gustaba jugarle bromas. No quise dejarla sola, y tampoco creía que me prestaran mucha atención por estar con la niña-flor, así que me senté junto a ella.

Al principio, se asustó un poco de verme junto a ella y casí temí que el jarrón de flores, puesto de centro de mesa, se convirtiera en una bomba. Luego logró calmarse y pudimos hablar un poco.

- Stoll? Qué quieres?

-Nada, solo pasaba. Llegué muy tarde a desayunar y me preguntaba si querrías compartir ese-hice una mueca de asco- delicioso menú vegetariano conmigo.

Rió- Para que le pongas salsa picante? Ni lo sueñes.

Más tarde la convencí con mi cara de muerto de hambre. ¿Es que esta chica nunca había llegado tarde a una comida?

-Me debes una-me dijo, y se fue.

Terminé el puré-que no estaba tan mal, a fin de cuentas- y me fui a mi cabaña. Quería planear algo con mi hermanito.