III

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"¿Gustas pasar?" Me preguntó Nancy al llegar a su casa.

"No gracias, creó que mis padres pueden estar preocupados por mi." Mentí, odiaba mentir pero ocupaba hacerlo en este momento.

"Oh" Dijo dando un gran suspiro. "¿Nos volveremos a ver Michael?"

"Claro, te vendré a visitar"

"Puedes venir el miércoles" Estábamos a Lunes. "Mañana tendré cosas que hacer"

"Esta bien, entonces miércoles."

"Me caes muy bien Michael, y gracias por lo anterior, si no te hubieses topado ya estaría flotando en el río."

Ambos soltamos una leve risa, esta chica era muy simpática. Tal vez si estuviese vivo y me la hubiese topado como hoy, seriamos buenos amigos.

"Te veo el miércoles Michael" Dijo entrando a su casa.

Bueno, ya era hora de ser espíritu, y seguramente preguntaran en que consiste.

Antes de bajar te dan como una guía de lo que tienes que hacer.

Te asignan una misión, y te dan las reglas. Mis reglas eran las siguientes:

En cuanto a ser visible, los desconocidos me verán tal y como quede a los 19 años. Y los que me conocieron antes de morir, como mis familiares y amigos. No me miraran igual, mis facciones cambiaran por completo ante su vista, seré otro. En cambio Nancy si me puede ver tal como me miraba vivo.

Tanto en ser invisible o mejor dicho, fantasma. Al terminar mi jornada del día se abrirá un pequeño portal, el cual se atraviesa y te haces un fantasma. Pero no vuelves arriba, tienes que ir al cementerio y sentarte detrás de tu lapida.

Y ese era mi momento, el portal se abrió detrás de mi y lo atravesé, siendo invisible ante todos los que pasaran por aquí.

Pero no quería ir al cementerio, aun no. Quería ir a un lugar al cual hecho mucho de menos a ver a unas personas que extraño mucho.

Quería ir a mi casa, a ver a mis padres.

                  •••••••••••••

Dentro de unos minutos me encontraba ahí, en lo que era, o mas bien fue, mi casa mientras estaba vivo.

Logre atravesar la puerta y la casa estaba tal y como la vi por ultima vez, solo un pequeño detalle. Una mesita en la sala de estar con una foto mia dentro de un portaretrato, un jarrón con flores y una vela encendida.

Supuse y ese altar era en mi honor.

Pero no había nadie en la sala de estar, mas bien estaban en la cocina.

Mire un reloj que se encontraba arriba de la televisión, 9:37 pm, supuse y estaban cenando, así que decidí ver que había en la cocina.

Y en efecto, mamá y papá estaban cenando.

En realidad no habían cambiado tanto, mamá solo tenia esas marcas de la edad y papá un poco de canas.

"Como lo extraño" Dijo mamá. "Desearia tan solo un momento para abrazarlo y decirle lo mucho que lo extraño."

"Ya no hay tanto ruido como antes, ya me acostumbre a no escuchar esas bandas de rock que ponía en el reproductor." Dijo papá. "Desearia ser yo quien hubiese muerto y no el" murmuró con la voz... entre cortada.

"No digas eso cariño." Dijo mi mamá con lágrimas en sus ojos. "El desde donde quiera que este nos escucha y creeme que no le gustaría escuchar esto"

Y definitivamente no me gustaba escucharlos lamentarse por mi, me hacian sentir culpable de todo.

Para no seguir sintiéndome así entre a mi habitación. La cual estaba igual como la deje aquel dia, mi cama tendida, mis discos en un mueble, un disco de The Strokes en el reproductor y mi guitarra, con una capa de polvo.

"Ángel" | Michael CliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora