Aun me faltaba mucho que conocer de este lugar, ahora la curiosidad me inundaba. Steven conocía el lugar como las palmas de sus manos, pareciera como si aquí hubiera crecido, pero según sus historias, él era de Irlanda lo cual me hace preguntarme
¿Cómo me haría un tour en su hogar natal? Me intrigaba mucho, no lose, quizás en un futuro vayamos.
Comenzó atardecer, la ciudad estaba muy prendida, muchas luces la iluminaban, muy brillosa para mi gusto; aunque, prefería el brillo de las estrellas en el campo, tan naturales. Avanzamos entre las calles que aún estaban llenas a pesar de las altas horas de la noche.
¡Dios! Ya era muy tarde y este pelirrojo aún me traía como si se tratara del medio día, yo estaba cansado, con sueño y el lucia tan vivo ¿Qué no se le acaba la energía o qué? De hecho... pareciera que no, solo lo he visto dormir una ocasión en aquel carro policial, se veía tan inofensivo y lin...ah! Estúpidos pensamientos, sin duda mi mente ahora es un lio. No para de enredar ideas equivocadas.
-¡ah, qué día!- exclamo ese pelirrojo –supongo que ya es hora de volver-
¡Al fin! Me sentía tan aliviado, sinceramente solo quería llegar, abrazar una almohada y pegar las pestañas, no despertar después de 500 años quizás. Ok, exagero, pero el viaje había sido largo y solo deseaba dormir, no es como hubiera logrado dormir muy bien en el avión, un pequeño mocoso no dejaba de patear mi asiento.
-si....- respondí agotado, incluso mi espalda ya estaba algo curveado hacia abajo, mis brazos caídos y mis débiles ojos abiertos, con solo mirar el cielo oscuro, me contagiaba el sueño. Para siempre ha sido, luz: despierto, oscuridad: dormido.
Nunca he sido de los niños que le temen a la oscuridad, así que nunca hubo un foquito prendido en mi cuarto.
-cielos, sí que estás cansado- soltó su torpe risita –pediré un taxi para volver a la casa- decía mientras sacaba su móvil del bolsillo de su saco.
Aun no entiendo muy bien ese servicio, digo, ¿viene un carro desconocido y te lleva a donde quieras? ¿No es eso peligroso?
Al poco rato de la llamada el vehículo de color amarillo se detuvo delante de nosotros, una vez se detuvo, entramos a tomar asiento. Afortunadamente no tardamos mucho en volver a la casa de Lily.
Al llegar casi volé a mi habitación y me lance a la cama, en un momento ya me encontraba profundamente dormido.
Por la mañana, al despertar no había nadie en la casa, eso era incómodo, digo ¿en casa ajena y solo? Noupe. Pero que se le iba a hacer, note un recado en la barra de la cocina, parecía que lo había dejado Steven:
"Fuimos a comprar algo para el desayuno, mientras puedes ver la tele o probar lo que te deje ;) "
Eso decía. A lado del recado había una pequeña cajita blanca ¿esto es lo que me dejo? Abrí curioso la caja, contenía una pequeña esponjita blanca, la retire y era aquel aparato que Steven usa tanto, un celular.
¡Cielos! ¿Cuánto le pudo costar?
A decir verdad comienzo a sentirme un mantenido y ese sentimiento no me gustaba, digo, él ya había hecho tanto por mí, y yo solo sabía quejarme, quería hacer algo. Deje el celular dentro de la caja y en la barra.
-no...no lo merezco- me retire de la cocina y pase mi mano por el puente de mi nariz algo pensativo.
¿Qué estaba haciendo? ¡No he hecho nada productivo!
Subí las escaleras de caracol y al llegar a "mi habitación" me puse la ropa con la que había llegado a este lugar. Ya estaba limpia, deje todas las prendas que tenía antes puestas que me había comprado el pelirrojo en la cama y Salí de la habitación.
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"El caso de los London"
Romance-Mi nombre es Zack London, tengo 21 años de edad, vivia tranquilamente el villa manzana, un pueblo donde el comercio de manzanas venia de la mano, un dia un joven de un aspecto muy peculiar vino al pueblo y ahi es donde le conoci.... a la persona qu...