Your Tears, My Blood

Capítulo 4

¡Hola a todos! ¿Cómo han estado? Ha pasado bastante tiempo ¿No? Lamento mucho la demora, pero hubieron muchos problemas y ya estoy aquí.

Muchas gracias a todos por haber dado mucho amor en el anterior capítulo.

Espero que les guste este capitulo, se hace leves menciones de ciertas parejas, y posiblemente me maten por el final del capítulo, pero espero que lo disfruten.

Y sin nada más que decir, pasen a leer 😁😁😁😁

Pdta: Diculpen si encuentran algún error ortográfico.

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Era JunMyeon

Cuando sus ojos dejaron de lagrimear, pudo ver claramente el perfil serio del príncipe de Corea. Nunca había estado tan feliz de verlo, bueno, siempre lo estaba pero no iba a aceptarlo.

– ¿Me escuchas, Yixing?

El nombrado parpadeó confuso ante el llamado de atención del otro. JunMyeon le sostuvo el rostro, era seguro que sus ojos se encontraba desenfocados debido a todo lo que pasó.

– Todo va a estar bien ¿Me oyes? Todo va a estar bien – JunMyeon trataba de calmarlo. La mirada perdida del doncel le preocupaba – no prometo una vida lleno de rosas, pero haré mi mejor esfuerzo. Sé que quieres estar al lado de tu familia, pero debes venir conmigo – le indicó – es peligroso ahora, pero debes venir.

– Su majestad, nos informaron que están revisando las carrozas en la carretera – le informó uno de sus soldados.

JunMyeon asintió, miró a una de sus damas de cuidado – Vístelo como ustedes y todas cubran su rostro – le ordenó mientras empujaba suavemente a Yixing para que subiera a la carroza – trataremos de ir lento para que tengan tiempo – quiso llamar al pequeño chino, sin embargo este aún mantenía su mirada perdida.

Suspiró al verlo en ese estado, sus puños se cerraron con fuerza al verlo así, odiaba no haber podido actuar con antelación. Las puertas de la carroza se cerraron, pero aún se mantuvo ahí con miedo de que Yixing huyera por el pánico.

Iba a llevarlo a Corea, lejos de su familia, lejos de su hogar. Pero su seguridad era lo principal para él. Le habían informado que un grupo de rebeldes buscando a Donceles para venderlos.

– Su Majestad, debemos avanzar – su asistente le informó.

Con el rostro serio, JunMyeon asintió y se dirigió a su carroza. Su plan iba funcionar. Habían varias damas de la corte a su cargo para atender sus necesidades básicas, Yixing fácilmente podía camuflarse.

Y como su soldado le indicó, a solo unas horas de viaje hacia la frontera, había un grupo de rebeldes rebuscando entre las carrozas.

– ¿Quienes son ustedes que interfieren en el camino de su Majestad?

Escuchó a su asistente hablar.

– No se preocupe, no estamos robando o algo por el estilo – habló alguien – solo es el protocolo del pueblo. Debemos asegurarnos de que no estén llevando de ilegal a alguien de nuestro pueblo – informó con esa patética excusa – así que, ¿Nos permite buscar en los carruajes de su Majestad?

Escuchó algunos pasos acercarse y luego unos golpes en su ventana – Su Majestad, ¿Debemos? Es obvio que están mintiendo.

JunMyeon asintió, aunque un poco preocupado y con seriedad miró a lo lejos a los rebeldes – Déjalos, o si no sospecharan más.