Abeto de Jengibre.

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ACLARACIONES

– Los personajes de esta historia no me pertenecen, todos son obra de Jeff Davis y yo sólo los tomo prestados.

— La historia se encuentra en edición, es decir, que probablemente presenta diversas faltas de ortografía que aún no he podido revisar. Ya que, quería subir esta historia sí o sí como un especial navideño. Así que metí el turbo para acabarla antes de que acabaran las Navidades... Y ¡Misión cumplida! La publico ahora para que ya podáis leerla y espero que las faltas no os importen demasiado. En el momento que pueda, corregiré los errores. Mientras tanto os pido que seáis lo suficientemente amables como para no arrancarme la garganta con los dientes (?. Gracias❤.

— Como se explica en la descripción, la historia cuenta con M-Preg (embarazo masculino) aunque no se entra en detalles al respecto. Sin embargo, si no estás a gusto con esto, eres libre de dar media vuelta y no leer este fic.

— ADVERTENCIA: Posibilidad de sufrir sobredosis de azúcar en algunos fragmentos. No esperes gore ni villanos sobrenaturales causando destrozos porque no los hay.

— Historia dulce por y para fans. No me lucro con este trabajo. Recuerden eso cuando sientan necesidad de criticar. Porque recalco que, no cobro por esto, lo hago por gusto. Y no toleraré las críticas ofensivas y nada constructivas.

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¡Papi! ¡Papi! —Stiles levanta la vista de los muñecos de jengibre que está horneando y mira al pequeño niño de cuatro años—

Antes de que pueda responder, otra voz se le adelanta.

— ¿Qué pasa, Bobby? —dice Derek desde el otro extremo de la habitación, donde está cortando jamón en finas laminas.

El niño se queda embobado por unos segundos contemplando el jamón, pero vuelve en sí rápidamente al ser consciente de la fija mirada interrogante que le está dirigiendo su padre.

— U-uh... –Bobby mira tímidamente de Derek a Stiles– Es a Papi, no a Papa... Lo siento papá pero necesito hablar con Papi. ¡Es Top Secret! –grita agitando sus pequeñas manitas para darle importancia a todo el asunto.–

Stiles se ríe y Derek le frunce el ceño, nada molesto e interiormente entretenido.

Stiles limpia sus manos en el paño de cocina y se agacha para estar a la altura del pequeño niño de enormes ojos pardos e intensas cejas negras con forma de orugitas.

— ¿Has traído lo que te pedí, Bobby-Boo?

— Sippi —echa una mirada ceñuda a Derek, con la que Stiles solo puede pensar "de tal palo tal astilla"– pero Papá no puede verlo. Noup, noup.

Derek suspira melodramáticamente. Una sonrisa tirando de sus labios.

— Vale, vale. No voy a verlo. Me voy, me voy.

El niño sonríe ampliamente y se abraza a sus piernas antes de que se vaya de la cocina.

— ¡Gracias Dad-Bear!

Navidades en Manada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora