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24 de Diciembre de 2017, 11:04 pm

"Querido Renjun:
Ha pasado ya un año. Un año desde que no estamos juntos. He estado pensando seriamente en sólo tomar mis cosas y largarme. Es demasiado para mí el estar aquí, solo. O más bien, mal acompañado.
Quisiera poder correr y perderme sin que nadie me encontrara nunca, perderme en un bosque con la esperanza de que pudiera encontrarte. Pero eso es imposible. Comienzo a acostumbrarme a la idea de que tú y yo no podremos volver a vernos. A estar juntos algún día. Nunca podré volver a ver esa tímida sonrisa que tanto adoro, o esas mejillas rojizas que me causan tanta ternura. Nunca podré besarte ni decirte cuánto te amo. Y cuánto te extraño.
Sin embargo, no logro deshacerme del quizás. Él vive en mi cabeza, y cuando siento que debería rendirme, aparece.
"Quizás algún día vuelva a ver a Renjun", "quizás algún día pueda huir", "quizás algún día todo mejore".

Quizás algún día.

La verdad es, que no entiendo perfectamente por qué te contaré esto, o más bien, por qué te he estado contando cosas que ya sabes. Comienzo a considerar que es por falta de momentos, por lo tanto, falta de nuevos recuerdos.

Hacían falta tantos detalles para la fiesta navideña de la abuela. A pesar de vivir con ella, nunca logré acostumbrarme a las fiestas y eventos, quizás simplemente no estaba hecho para eso o algo así. Intentábamos ayudarla en todo lo posible, pero siempre terminaba diciendo: "yo puedo hacerlo sola", en cuanto a sus fiestas, siempre fue testaruda.
Donghyuck había llegado para "ayudarla", pero terminó siendo golpeado con una esfera. Recuerdo lo mucho que reíste, con tus mejillas rojizas y el dulce sonido de tu risa. Tan lindo.

Tu madre te permitió quedarte con nosotros esa noche, pues al día siguiente sería la fiesta, y queríamos prepararnos juntos.
Eran ya las 10 pm, nos encontrábamos bajo el calor de las mil mantas, el invierno en Corea era verdaderamente extremo. Estaba a punto de girarme para dormir, cuando noté que estabas viendo hacia el techo, tu mirada expresaba calma, lo cual me dio tranquilidad.

"¿Estás bien, Renjun?", aún así pregunté. Sólo giraste a verme y sonreíste.
"Claro que sí", tomaste mi mano y te acercaste más a mí. "¿Por qué la pregunta?".
"Mirabas el techo en lugar de dormir, pensé que algo ocurría".
"Sólo estaba pensando. Y antes de que preguntes en qué", ambos reímos. "Pensaba en ti, bueno, en nosotros". Aquello me había tomado desprevenido, pero de manera positiva. Sonreí mientras acariciaba tu mejilla. "¿No vas a preguntar qué pensaba acerca de nosotros?", me miraste divertido mientras reías.
"Me ofendes, no soy tan entrometido", me defendí, tú intentabas no reír. "¿Qué?, ¿acaso dirás que lo soy?".
"Bueno, quizás sólo un poco", dijiste mientras con tu mano mostrabas qué tan poco.

Seguimos bromeando por un rato, hasta que comenzaste a bostezar, por lo que te atraje más hacia mí, recostaste tu cabeza sobre mi pecho y estaba dispuesto a dormir por segunda vez, cuando hablaste.
"¿Jeno?".
"¿Sí?".
"Te amo".
"Yo también, Renjun. Demasiado".
Después de un pequeño beso, ambos cedimos ante el sueño.

Era ya 24.

El ambiente cálido (a pesar de que estuviera un frío terrible) se sentía por doquier; luces navideñas, árboles decorados, monos de nieve, todo. En realidad, me encantaba estar ahí, me encantaba ser parte de ese mundo, aún más a tu lado.

Estuvimos todo el día al lado del otro, esperando que fuera hora para la fiesta. Por milésima vez, intentamos ayudar a la abuela, sólo nos miró de una manera muy amenazadora, y fue suficiente para que nos alejáramos.
"La abuela en verdad no quiere nuestra ayuda", dijiste mientras caminábamos hacia el parque.
"¿Qué te hace creer eso?, yo la veo muy contenta de tenernos en el salón", dije con sarcasmo.
"Oh sí, especialmente a Donghyuck". Reímos recordando lo mucho que nuestro amigo había insistido, hasta que la abuela por fin le permitió hacer algo, sólo para que dejara de molestarla.
Estuvimos en el parque por al menos una hora. Al no tener mucho por hacer, simplemente paseábamos, en espera del comienzo de la fiesta, que sería a las 8pm.
Cuando dieron las 7pm, decidimos que era buena idea irnos, pues no queríamos llegar tarde, porque entonces la abuela se molestaría (de nuevo).

Letters ➯ NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora