✨ 022 ✨

178 25 20
                                        

26 de Noviembre de 2017, 4:48 pm

"Querido Renjun:

Han pasado 24 días desde la última vez que te escribí, aunque se siente como si hubieran pasado meses. La verdad es que no tengo mucho que decir, lamento no poder estar a tu lado. Espero que no te haga tanta falta, porque en serio desearía poder enviarte cartas más seguido, claro que, si de desear se trata, sería estar contigo.
Bueno, no quiero seguir hablando tan deprimente, sé que siempre lo hago al iniciar una carta, pero quiero que estés bien. Quiero que seas feliz. Aun si no estoy presente para verlo.

Ese día en el lugar donde nos hospedamos, creo que no despertamos hasta en la mañana. Era sábado, el domingo regresaríamos a casa.
Comenzaste a moverte un poco, yo ya estaba despierto, pero me encantaba poderte observar mientras dormías, me hacían sentir especial el tenerme a mi lado.

"¿Por qué siempre me miras cuando duermo?", comenzaste a quejarte.
"Buenos días a ti también, cariño", dije y ambos reímos.
"¿Qué hora es?", dijiste mientras bostezabas. Estiré mi brazo para alcanzar mi teléfono.
"Son las 10:30", empezaste a levantarte y te miré confundido.
"¡Ya es muy tarde!", casi gritaste mientras buscabas tu ropa. Giraste para verme. "¿No piensas sacar tu trasero de la cama?".
"¿Para qué es tarde?, estamos en un viaje", dije riendo, levantándome antes de que comenzaras a jalonearme.
"Exacto, tenemos que disfrutar de él, y estamos durmiendo en lugar de salir, vamos", ahora sí me jalabas de un brazo para ir afuera.

Saludamos a la abuela y a tu madre, nos dijeron que cuando llegaron ya estábamos durmiendo y que no quisieron molestarnos. Sólo les agradecimos y después de desayunar, salimos "al patio", que casualmente era la playa. Caminamos sobre la arena por unos minutos, tomados de la mano como era costumbre. Podía sentir varias miradas posándose en nosotros, algunas curiosas, otras casuales y claro, no podían faltar las miradas con asco. Pero no iba a permitir que eso arruinara nuestro momento.

La verdad es que ese día pasó muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba bajando el sol. Nos iríamos al día siguiente, pero al atardecer.

Habíamos pasado toda la mañana en la playa, después del medio día comimos con la abuela y con tu madre, continuamos hablando con ellas e incluso jugamos algunos juegos de mesa que se encontraban en el lugar. Ya estaba comenzando a anochecer. 

"¿No piensan salir a nadar?", preguntó la abuela.
"Pero es de noche", contesté.
"Es aun mejor salir a esta hora. No habrá nadie que los moleste, y el calor tampoco será un problema", dijo esta vez tu madre.

Giraste a verme con ese brillo en tus ojos que decía cuánto querías salir a nadar, por lo que sólo te sonreí y me levanté para ir por nuestras cosas mientras tú me seguías entusiasmado. Antes de salir, agradecimos a ambas por la idea, a lo cual sólo respondieron con una sonrisa y un "tengan cuidado".

En el primer segundo que salimos, ya estabas corriendo directo al agua, yo reí mientras te observaba, como un tonto enamorado. Vaya que lo era. Y lo sigo siendo.
Comenzaste a gritarme para que fuera contigo, y así lo hice. Claro estuvo que me arrepentí de aquella confianza que tuve en el mar cuando sentí lo fría que estaba el agua.

"¡Demonios!, está muy helada", dije casi llorando mientras tú te burlabas de mí.
"Vamos, Jeno. Así estaba esta mañana y no te quejaste".
"Pero había sol, lo que hace ambas situaciones muy diferentes", haciendo énfasis en "muy". Tú sólo continuaste riéndote de mí, mientras yo intentaba calmar el frío, nadando.

Al paso de unos minutos, salimos del agua para dar una pequeña caminata por la arena, la cual se sentía tan fresca y agradable al tacto con los pies. Todo se sentía tan perfecto. Nuestros dedos entrelazados, caminando tan tranquilamente, sin nada que nos molestara. Sin nada que nos separara. Paramos de caminar para sentarnos en la misma arena, aunque yo terminé acostándome, tú continuaste sentado mientras observabas el mar y cómo se movía con tanta calma. Pero notaba algo en tu mirada, no estaba del todo relajada.

"¿Puedo preguntarte algo?", soltaste. Sabía que algo venía, aunque no lograba descifrar si bueno o malo.
"Claro, ¿qué sucede?", respondí.
"¿Crees que vayamos a estar juntos por siempre?", dijiste mientras continuabas observando el mar, con la misma mirada perdida.
"¿Por qué lo dices?", esta vez me levante un poco para poder sentarme y así estar más cerca de ti.
"No lo sé. Últimamente he pensado en eso, en nosotros. Tal vez suene un poco exagerado o algo sin mucho significado, pero de verdad me pregunto si estaremos juntos por mucho tiempo. No sé si tú lo has pensado y si no lo has hecho, discúlpame por hablarlo tan ligeramente. Es sólo que, no lo sé", tus palabras eran un lío. Idénticas a tu mirada.
"No deberías preocuparte por eso ahora, Renjun. Sólo, agradece y disfruta de los momentos que podemos pasar juntos ahora, en estos tiempos", dije intentando calmar tu preocupación. Pero pude notar la "decepción" o tristeza en tu rostro.
"Sí, quizás debería olvidarlo. Es tonto", dijiste con una sonrisa débil en tus labios. Fue cuando entendí que mis palabras te habían lastimado.
"No, quiero decir, rayos", ahora yo era un lío. "No quería que lo tomaras así, yo", me interrumpió el sonido de tu risa tímida.
"Está bien, Jeno. Eso es lo que tú piensas", trataste de sonar como si no te hubiera afectado.
"No, no lo es. Lo lamento, quería que no te preocuparas por ello, pero te hice sentir peor", dije esta vez sin meter la pata, por fin. "Claro que lo he pensado. Siempre pienso en eso. Todas esas veces que me has descubierto mirándote mientras duermes, ¿qué crees que pienso en esos momentos?, te observo y en mi mente digo: "vaya, soy la persona más afortunada del mundo por tener a este chico tan lindo y especial a mi lado". Y entonces comienzo a preguntarme, ¿qué pasaría si por alguna razón ya no pudiéramos estar juntos?, ¿qué tal si algo malo pasara? Y no soporto esa idea, Renjun. Para nada", decidí dejar de hablar, pues mi voz había comenzado a quebrarse un poco. Tú lo notaste y sólo me abrazaste.
"Nunca me perderás, Jeno. Siempre estaré a tu lado. No importa cuánto tiempo pase; días, semanas, meses, incluso años. Siempre te amaré y estaré contigo", dijiste mientras acariciabas mi mejilla.
"También te amo, y prometo siempre estar a tu lado", ahora ambos nos besábamos bajo la luz de la luna, con el sonar de las suaves olas llegar a la arena.

Esa promesa suena tan lejana, pero al fin y al cabo es una promesa. A pesar de esto, nunca la voy a romper. Juro que algún día, nos volveremos a ver, y quizás, todo pueda volver a como era antes.

Te Amo.

-          Lee Jeno".

"Siempre aparezco en tus sueños,Siempre estuvimos juntos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Siempre aparezco en tus sueños,
Siempre estuvimos juntos.
Cuando te veo, que eres como un niño inocente,
Comienzo a reír sin ninguna razón".

-          Exo, She's Dreaming.

Letters ➯ NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora