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02 de Noviembre de 2017, 01:15 am

"Querido Renjun:

Creo que las últimas cartas han sido un poco más molestas y tristes. Lo siento por eso. Pero simplemente escribo lo que viene a mi mente, en realidad nada está planificado. No tengo apuntes sobre cosas que quisiera recordar. Sólo las recuerdo y escribo. Eso es todo. Esa es la razón de por qué algunas cartas no parecen tener nada importante, y aunque quisiera recordar sólo hechos felices, lamentablemente gracias a mi estado actual, es más común que recuerde los tristes.
Intentaré alegrarme un poco sólo para escribir, porque quiero que seas feliz. No quiero deprimirte aún más escribiendo recuerdos que no te agraden demasiado. Desearía poder conservar sólo los buenos y lindos recuerdos. En ambas mentes.

El pequeño viaje que tuvimos.

Tu madre había planeado un viaje corto sólo para ustedes, pero terminó invitándome a mí y a la abuela, ya que pensaba que compartir buenos momentos con los demás, era algo muy bueno. Y para variar, la abuela pensaba lo mismo, esa era la razón de sus fiestas. Quería compartir la alegría del momento con los demás, sin importar nada. Comienzo a creer que ambos debimos haber tomado eso en cuenta.
Y bien, era temprano en la mañana, estaba terminando de vestirme cuando escuché un auto afuera de la casa. Unos segundos después, la puerta se abrió y entonces tu voz se hizo presente. Sonreí al instante, me hacía tan feliz el hecho de estar a tu lado. Comencé a apresurarme, ya que sólo esperaban a que terminara. Escuché pasos subiendo la escalera y abrí la puerta de mi habitación. Ahí estabas, tan lindo como siempre.

"Buenos días, Jeno", dijiste mientras te acercabas a mí.
"Buenos días", respondí sonriendo y dándote un pequeño beso en los labios.
"Estamos esperándote, ¿sabes?", dijiste riendo.
"Lo siento, estoy a punto de terminar. Claro, si no me distraes", me burlé mientras golpeabas mi brazo. "¿Por qué te gusta tanto golpearme?", reí.
"¿Por qué siempre te burlas de mí?", preguntaste elevando tus cejas.
"Porque eres lindo cuando te enojas", tomé tus mejillas y las apreté, sólo te quejaste y me pediste que me apresurara. Ambos reíamos.
Unos minutos después, había finalizado. Ambos bajamos, siendo regañados por las miradas sobre nosotros. Nos disculpamos y subimos las maletas al auto. Por fin, habíamos comenzado a movernos, lo agradecía, ya que en verdad estaba desesperado por empezar el viaje. Aunque no fuese la gran cosa, era especial.

Tu mamá y la abuela hablaron durante todo el camino, tuvieron bastantes temas de conversación; plantas, comida, datos curiosos sobre el lugar a donde íbamos, nuestra relación, tema con el cual por alguna razón, pasaron mucho más tiempo hablando. Nosotros sólo escuchábamos música, hablábamos un poco y mirábamos por la ventana. Tomé tu mano e instantáneamente, nuestros dedos se entrelazaron. Un hábito. Ambos sonreímos y continuamos observando cada paisaje que pasaba frente a nuestros ojos.
Más tarde, logré visualizar diferentes edificios, fue entonces cuando el auto comenzó a ir lentamente, habíamos llegado. Después de unos minutos esperando a que entregaran la llave para la sala, por fin nos dirigimos a ella. Al entrar, era hermosa. Tenía un toque rústico, pero al mismo tiempo moderno, gracias a la decoración y los colores. Comenzamos a recorrerla, queríamos ver cada detalle. Entonces noté que había sólo tres habitaciones. Supuse que la abuela y yo dormiríamos en dos, mientras que tú y tu madre compartirían la otra. O quizás al revés. No lo sabía.

"Chicos, iremos a comprar algunas cosas para la cocina, ¿quieren venir?", preguntó la abuela. Sólo te miré y por la expresión en tu rostro, pude saber que estabas cansado.
"No, gracias. Creo que estamos cansados por el viaje", respondí.
"Está bien. Volveremos en unos minutos, no nos tardamos", dijo mientras ambas salían.
Nos quedamos en silencio por un momento, hasta que comenzaste a hablar.
"¿Sólo hay tres habitaciones?".
"Al parecer sí. Alguno de nosotros deberá compartir", respondí mientras pensaba cómo podríamos decidirlo.
"¿Qué tal si, ambos compartimos?", dijiste tímidamente. Honestamente, no había comprendido. Creo que notaste la confusión en mi rostro, pues reíste. "¿Qué es lo que no entendiste?, cielos, Jeno. ¿Qué tal si tú y yo compartimos una habitación?".
"Oh, ¿Crees que estén de acuerdo con eso?", pregunté bajando la cabeza.
"Da igual. No haremos nada malo", dijiste mientras tus mejillas se tornaban completamente rojas.
"¿Acaso imaginaste algo?", reí y comencé a correr, ya que me seguías para golpearme.
Continuamos así por un par de minutos, hasta que ambos nos lanzamos sobre el sofá. Esperamos un poco para tranquilizarnos, pero entonces bostezabas una y otra vez.
"¿Quieres ir a dormir?", pregunté mientras me ponía de pie. Tú insistías que no, pero tu rostro decía lo contrario, así que te llevé a jalones hacia la habitación. Te lancé a la cama mientras iba a buscar tu maleta. Regresé y tú dormías. Sólo reí, después continué por desvestirte para colocarte tu pijama. Al terminar, me dediqué a observarte por unos segundos, pensando en lo lindo y perfecto que eras. Quizás sentiste mi mirada, porque despertaste rápidamente.
"¿Qué pasó?", preguntaste mientras te sentabas.
"Alguien que luchaba contra el sueño, se quedó dormido, es todo", sonreí.
"¿Ya llegaron?, ¿por qué no me despertaste?", preguntaste, levantándote torpemente.
"Oye, calma. Aún no regresan, y no quería molestarte", dije tomando tu brazo y llevándote a la cama de nuevo.
"¿Jeno?", dijiste. "¿Dormirás conmigo?".
"¿Quieres que lo haga?", pregunté.
"Yo, sí. Pero, si tú no quieres, está bien", bajaste tu mirada.
"¿Por qué no querría dormir contigo?, lo hemos hecho antes, tonto", dije riendo mientras empecé a cambiar mi ropa.
"Oh, debo", paraste de hablar. Giré para saber qué pasaba, estabas viendo tu ropa confundido. Pero entonces me miraste con sospecha, sonreí y pude ver la sorpresa en tu rostro. "¿T-tú cambiaste mi ropa?, ¿me desvestiste?, ¡¿me miraste desnudo?!". Comenzaste a golpearme con la almohada.
"¡Claro que no!, sólo cambié tu ropa", tomé la otra almohada y comencé a golpearte con ella. Ambos continuamos jugando así por unos cuantos minutos. Pero el cansancio era demasiado, por lo cual decidimos parar.
"Creí que querías dormir, no golpearme sin parar", dije riendo.
"Eso le pasa a los chicos pervertidos", dijiste girándote, dándome la espalda mientras pretendías dormir.
"Di todo lo que quieras, fuiste tú quien creyó que estaba viéndote desnudo", te tomé de la cintura y te acerque a mí. Comencé a dar pequeños besos en tu cuello.
"Calla, y deja de besarme, no me dejas dormir", te quejaste.
"Eres tan lindo cuando te enfadas", sonreí.
"Eres tan molesto cuando no te callas", dijiste riendo.
"¡Oye!, no arruines el momento", dije mientras te giraba para ver tu rostro.

Me mirabas con ese brillo en tus ojos, el que siempre ha estado ahí desde la primera vez que hablamos. Acaricié tu mejilla levemente, sonreíste y presionaste tu rostro en mi mano. Te besé suavemente mientras tú acariciabas mi cabello. Y así fue como terminamos derrotados por el sueño, en los brazos del otro.

Si pudieras verme en este instante, creerías que soy patético. Las lágrimas no paran de correr por mi rostro, intento reprimir algunos sollozos, no quiero meterme en problemas. Sólo espero que no te encuentres igual que yo, no lo soportaría.

Te Amo.

-       Lee Jeno".

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"Salta a través del cielo, ven y vuela conmigo.
Olvida el mundo horrible ahora.
Salta a través de las nubes.
Me encargaré de toda tu felicidad".

-       VIXX, Heaven.

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