Bus Stop | ˢᵃᶰᵍᶜᵒᵇ

이상연

Lunes

La alarma del celular suena con la música predeterminada que viene ya incorporado y se levanta de golpe, ganándose así un mareo que no dura mucho. Se prepara para otro nuevo día y baja para el desayuno.

Saluda a su madre antes de preparar el desayuno empezando una conversación con ella. Todo esto mientras su mente divaga en cierta persona con la que se encontraría otra vez en la semana.

—Cariño —su madre llama su atención— ¿Has peleado con tu hermana?

—No, ¿por qué lo preguntas?

—Entonces, ¿por qué ya no tomas últimamente el autobus con ella?

SangYeon se atraganta con su desayuno no esperando esa pregunta.

—Nada en especial, lo juro —contesta mientras recibía unas palmadas en su espalda.

—¿Y esa reacción?

—Solo me atraganté.

Ella permanece mirando fijamente a su hijo esperando una mejor respuesta.

—Soy inocente de cualquier cargo en mi contra —levanta sus manos para recibir una dulce sonrisa de su madre.

—Eso lo dictará el juez.

—Que será en el próximo capítulo porque el acusado debe ir a la escuela —su madre solo ríe.

—Cuidate, hijo.

Despide a su madre antes de dirigirse a la parada. Pasaron unos diez minutos antes de llegar y verlo ahí, sentado, tan hermoso y pacífico escuchando música desde su celular, sin darse cuenta que al instante que lo vio sentado una sonrisa tonta se formaba en su rostro. Nunca esperó enamorarse en tan pocas semanas y con tan poco tiempo de poder estar ambos juntos en un mismo lugar.

Recuerda la primera vez que lo vio fue cuando se había quedado dormido, no había escuchado el despertador ese día y su hermana se fue sin él asumiendo que no asistiría a la escuela. Logró despertarse gracias a su madre, que entro a su habitación para asegurarse si su hijo no estaba enfermo o si le ocurría algo para faltar, pero para su sorpresa solo no había escuchado el despertador.

Al notar la hora no se dio tiempo para desayunar y, una vez ya con el uniforme puesto, salió corriendo hacia la parada del bus con la esperanza de no perder otro. Fue a unas manzanas de la parada que tuvo su golpe de suerte, y con golpe se refería a que tropezó con alguien cayendo encima de esta persona, y con alguien se refería a un chico. Sí, ese chico.

Primera cosa vergonzosa de ese día: tropezar con un desconocido.

SangYeon en ese momento experimentó un nuevo tipo de vergüenza, donde no sabía si ayudar al chico y pedir disculpas o pedir disculpas para luego correr hacia su casa e inventar una nueva enfermedad para no ir a la escuela ese día, pero no tuvo la necesidad de planear nada más antes de que el chico desconocido le diera la mano para ayudarlo a levantarse del suelo.

—¿Estás bien? —le preguntó.

—Soy yo el que debería preguntarte eso —dijo SangYeon—. Lo siento, no prestaba atención a mi camino. Solo miraba si podría alcanzar el autobus a tiempo.

—¿Estabas corriendo hacia la parada del autobus?

—¿Si?

—Pero —el chico continuó dudoso—, te pasaste la parada hace dos manzanas.