P r i m e r a c t o

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→ Primer acto.

Puedo tomar la forma que yo quiera, desde un animal hasta una persona. No juzgues a quienes te rodean, quien sabe, tal vez el chico que esta en la esquina de tu salón puede que sea yo, buscando tu media naranja, pero tal vez me estoy saliendo un poco del tema. Esta no es tú historia, es la mía. 

Esta vez decidí convertirme en la persona más humilde y pobre en el mundo; un indígena o como muchas personas ignorantes les llaman: vagabundo.

De igual manera, mi apariencia no importa mucho, en mi opinión. 

Les presento a Sunny, ella podrá lucir como una típica mesera en: Kismet Dinner, pero realmente es mucho más que llevar un mantel sobre su cintura y tomar las ordenes de sus clientes. Ella tiene la voz de un ángel, créanme, yo lo sé. La he escuchado todas las noches.

Esta noche no es la excepción. Yo me encontraba sentado en la entrada del restaurante con algunos libros que no quiero mencionar el nombre de ellos, pido limosna, y tiemblo de frío, pues estábamos en la temporada de invierno, algunas personas me daban dinero, otras simplemente se alejaban de mi como si tuviera una enfermedad contagiosa, pero realmente ellos no saben quien soy.

Sunny tomaba algunos platos llenos de comida, y eso hizo que mi panza rugiera, pero eso no importa. Ella tarareaba las canciones que escribe, pues ella ama escribirlas, hacer que su imaginación vuele al otro lado del mundo, pero le da aun pena cuando las canta. Su jefe, Hunter le prestó atención a su linda voz, y quedo impactado al escucharla, una diminuta sonrisa se le dibujo en el rostro, y se amplió cuando a su cabeza le llegó una idea.

Hunter se retiró de aquel lugar, y fue al centro del restaurante donde ahí conecto un micrófono para su empleada, y justo en el instante en que él terminó iba a pasar Sunny con un diminuto cuaderno donde ponía las ordenes. Hunter la detuvo poniendo su brazo, impidiéndole el paso. Sunny lo miró sin comprender. Delicadamente Hunter le quita de las manos la libreta sustituyéndolo por el micrófono. Sunny abre sus ojos de par en par, y niega con la cabeza, pero su Jefe no se da por vencido e insiste constantemente hasta que Sunny toma el micrófono con inseguridad en ella, con miedo a estropearlo todo, y que los clientes se rían de ella, pobre de la chica.

Hunter la encaminó hasta el centro del restaurante, y con la mirada le señaló a otro empleado que era el momento de que la pista de la canción empezará. Sunny no sabía por que cantará, pero cuando su voz entró en el momento correcto, poco a poco empezó a desenvolverse en la canción, solo que aun no estaba al cien por ciento segura de lo que estaba haciendo, así que su mirada solo se encontraba en el suelo o en cualquier parte, pero solo quería evitar las miradas sobre ella.

- "Me encanta la forma en que amas a alguien

    Ojalá yo tuviera algo así.

    Quiero despertar junto a ti.

    La manera en que me abrazas con dulzura.

    Y ella levanta su pierna en ese hermoso vestido."

Mientras ella cantaba con su hermosa voz de ángel yo acercaba la lata a las personas que pasaban en seguida mío, para ver si ellos querían apoyarme, pero algunos ni caso me ponían, pero en este caso, este sujeto fue diferente. Aunque llevaba en manos un libro que estaba leyendo se detuvo, metió una de sus manos a los bolsillos de su chaqueta y sacó unas cuantas monedas para luego dejarlas en la lata. Siguió su camino y se metió al restaurante donde ella cantaba, puse atención por la ventana, para observar que era lo que estaba pasando.

- "...  Está en tus ojos, no puedes mentir. 

    Lo tienes todo, y es aprueba de balas

    Quiero despertar junto a ti.

    Que me despiertas en las mañanas 

    Y que seas lo último que vea antes de dormir.

    Dame algo que pueda conservar."

Sunny estaba aferrada al micrófono como si su vida dependiera de ello, intentando captar la atención de aquel chico que hace unos momentos atrás entró. No podía dejar de mirarlo, pero él ni siquiera una mirada devolvía, él solo se encontraba leyendo su precioso libro. Toda la gente aplaudió solo para la chica que se encontraba de pie en frente de ellos, con una sonrisa pequeña, pues estaba algo decepcionada de que él no le prestara nada de atención. Pobre de aquella chica, supongo que en su cabeza se formulaba preguntas que ella no podría contestar, como: ¿Por qué no me mira?, ¿Por qué no aplaude?, ¿Por qué solo le presta atención a su libro en vez de a su alrededor? ¿Acaso era tan fea ella que él no podía verla?

Soy cupido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora