T e r c e r a c t o {Fin}

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 Tercer acto {Fin}

Esta vez iba a entrar yo. Ella ya había descubierto un punto muy importante en esta historia de amor, solo faltaba que alguien le diera un leve empujón, y para eso me tenía a mi, su Cupido.

Entré al restaurante con la lata en mano, crucé por una cortina de color rojo, pero cuando me iba a sentar en una de las primeras sillas Hunter se acerca a mi, y empieza a decirme que tengo que salir de aquel lugar, pero Sunny lo detiene tratando de convencer a su jefe de que no me corra, que es bueno ayudar a los demás cuando lo necesitan. Tras su muy convincente discurso finalmente el dueño del restaurante me dejó comer ahí.

Sunny rápido me sirvió un caldo muy grande con un café, esta vez ella llevaba una camisa de manga larga rayada de color azul marino y blanco, arriba de eso llevaba otra camisa más, pero de manga corta, era de color celeste, y sobre ella llevaba un estampado de una ancla de color rojo. Yo comía como si nunca hubiera comida nada en mi vida. Ella cuando pasó en seguida mío, me dejo un postre, era un pedazo de pastel de chocolate, y en la otra mano llevaba la tetera del café, caminó hasta una mesa, que estaba cerca de él, y se detuvo, iba a preguntarle a su muchacho que si quería café, pero no lo hizo, así que siguió su camino. Pobre chica, quería acercarse a él, pero no sabía como.

Yo observaba a Sunny, ella lo miraba, miraba como movía sus manos de un lado del otro, y sabía que ella ya lo sabía tal vez esa noche no se enojo cuando él la volvió a ignorar, esta vez no le dio tanta importancia, luego de que ella terminara de cantar yo me fui, pero dejé alguno de mis libros debajo de los platos que utilicé para que solo ella pudiera tomarlo cuando limpiará el mugrero que hice. Antes de salir de aquel lugar, le regalé una cálida sonrisa a Sunny y me marché sin nada más que decir.

A los pocos minutos la chica notó que yo ya no estaba ahí, y se acercó a la mesa con un trapo limpio para poder limpiar, alzó los platos y se encontró con la sorpresa de mi libro. Lo tomó con apreció, y lo miró por unos segundos hasta que se dio cuenta de que era la respuesta de aquel chico. Ella lo guardó en su mantel y siguió con su trabajo de limpiar la mesa.

Hay  momentos en la vida en que necesitamos un poco de ayuda.

Esa noche ella no se fue del restaurante cuando cerraron. Ya no había nadie. Sunny se sentó en la silla de aquel chico leyendo el libro e intentando saber su idioma, su propio lenguaje. El libro se llamaba: "A basic ourse".

Ella tardó solo una noche en aprender lo esencial para poder tener éxito en esta historia de amor, su historia de amor. Ella se quedó completamente dormida en una de las sillas, abrazada a su mantel, pero la despertaron los rayos de luz, y que su jefe se acercará a su mesa para servirle una taza de agua. Sunny se paró, y talló sus ojos perezosamente mientras se estiraba en el sillón para despabilarse completamente o por lo menos intentarlo.    

     

Soy cupido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora