capítulo 44: El rescate.

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*Ariana*

Cada vez que abro mis ojos se vuelven a cerrar, después de cada pinchazo pierdo la consciencia, no sé si sólo han pasado minutos, horas, días o incluso semanas; sólo sé que no puedo mantener mis ojos abiertos por más de un minuto.

Entreabrí uno de mis ojos con lentitud y al ver que no había nadie empecé a abrir el otro, ya con más calma recorrí la habitación con la mirada y me encuentro sola.

Me senté en la cama como pude, me siento débil y cansada, también algo mareada. Bebí el agua que estaba en la mesita, sentí mi cuerpo hidratarse. Miré mi pie, y aparte de los moretones que tengo, también sigue aún ahí la cadena, impidiendome avanzar, entré en desesperación, necesito salir de aquí, saber cómo están los demás, saber por cuanto tiempo he estado aquí y por qué no recuerdo haber hecho algo, lo último que recuerdo fue ver salir a Víctor de la habitación, y de ahí todo a sido negro.

-¡Víctor! -grité lo más fuerte posible, seguí gritando su nombre una y otra vez, hasta que la puerta se abrió y él entró, no se ve contento por mis gritos, pero yo tampoco lo estoy. Nos miramos por unos segundos- quiero irme a casa -dije con firmeza, pero sólo conseguí una carcajada de su parte, no le vi lo gracioso, pero para él debió haber sonado patética mi petición.

- Ya te había dicho que no te irías hasta que traigas a René aquí. Si él no viene tú no te vas. -sentenció. ¿Seré capaz de entregar a René con su peor enemigo? No, ni loca, y no porque tenga compasión de él, porque si es por eso él me ha hecho sufrir tanto que se merece esto y más, pero si yo cometo esa estupidez me meteré en más problemas y es lo que menos necesito.

-Yo... yo no sé como hacer que venga hasta aquí. Ya le dije que mi vida no le importa a René.

-Y yo ya te dije que si le importas. -respondió él muy seguro de si mismo, que me hizo dudar, pero eso no puede ser, si yo le importara a René, él no me habría lastimado de esa forma.

-Tengo hambre -cambié de tema, aunque es verdad.

-Si, voy a pedir que te traigan algo, llevas días sin comer.

-¿Días? -me paralicé al escuchar eso.

-Sí, te cedaron por 4 días. Para qué no dieras molestias. -me quedé boquiabierta, por eso sólo sentía los pinchazos, me estaban inyectando para que no despertara. Él se fue y minutos después volvió con comida y rápidamente volvió a irse.

Víctor no había sido grosero y yo tampoco, pero sólo por inteligencia, porque en el fondo tengo ganas de arrancarle la cabeza.





*René*

Me había alejado por unos días de la ciudad, haciendo algunos pendientes que tenía, di vuelta en la calle y en la entrada de mi casa vi a una mujer, no la reconocí hasta que me acerqué más. Es la mamá de Ariana, me detuve en la entrada, lo primero que se me vino a la mente fue que Ariana había dicho algo sobre lo nuestro, pues la señora se ve algo desesperada. Bajé la ventana y ella se acercó.

-Necesito tu ayuda -dijo. Fruncí las cejas, yo esperaba una queja, no un favor- mi hija está desaparecida, ya dimos aviso a la policía, pero no la encuentran, es como si se la hubiera tragado la tierra. -dijo con desesperación, casi llorando. Me puse atento y algo curioso.

-¿Cuál hija? -pregunté deseando que no fuera Ariana.

-Mi hija menor. -dijo, haciendo realidad mis temores.

-Yo no tengo tiempo para esto, quizá ella está con una amiga. Busquela en la casa de una de ellas, le aseguro que la encontrará, tal vez se fue para allá después de clases y se le olvidó avisar. -le aconsejé, Ariana no era de esas que se iban de repente, pero tomando en cuenta que sus padres casi nunca están en casa quizá se fue sin avisar.

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⏰ Última actualización: May 07, 2019 ⏰

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