「 粗心大意 」一 01.

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Kim minseok es un pequeño de quince años recién cumplidos, con problemas de habla y ligeros...de torpeza. Cabe destacar que es un lindo ángel que pasa su día sentado frente al monitor del pc, comiendo seguramente cheetos y jugando.

Fue abandonado a temprana edad por su madre y desde entonces se ha conectado a un juego online, donde pasa sus 24 horas hablando con la misma, pues la mencionada le cuida desde allí.

Su madrastra, Jisoo, atiende el café internet donde su pequeño se mantiene la mayor parte del día, pero realmente, no le cuida en sí, la mujer tiene problemas de paranoia y depresión grave que le obligan a andar intentando quitarse la vida, o simplemente, a atender de la peor manera el establecimiento o a las pocas cosas que su hijastro necesite.

Cuando tiene sus ataques y no se encuentra medicada, el mismo problema le obliga a arremeter con el pequeño Minseok, quien no tiene más opción que recibir los insultos o golpes que su madrastra le dé.

No tiene idea alguna de porqué lo hace, pero suele ver que luego de realizar aquellos actos, se calma un poco, y eso le hace feliz.

Pues nada más en el mundo le hace más feliz que ver a su madrastra alegrarse por cosas minimas como esas.

Un pequeño desorden yace en el lado donde mantiene el pequeño de Minseok, lleno de papeles de golosinas y de las mismas cosas que come. Sus ojos se mantienen siempre observando la pantalla, que ilumina de brillantes colores que el juego desprende.

Su pequeño cuerpito está lleno de hematomas y marquitas rojas que empiezan desde su mejilla derecha hasta sus blanquecinas piernas. Viste con lo mismo de siempre, una holgada camisa de cuadros azul y unos cortos shorts color beige, claramente, todos sucios. Incluso descalzo permanece, no lleva zapatos, solo medias que yacen de color negro bajo estas mismas, la misma suciedad de correr y caminar por todos lugares de tal manera.

Quienes visitan el lugar tampoco suelen darle mucha atención al tema de ver un niño casi en miserables condiciones, pues suelen ser muchachos frikis que solo entran a jugar estupideces con sus novias virtuales o a masturbarse mientras ven hologramas.

A excepción por un día en que un vecino realmente cortés tuvo la decisión de entrar al lugar por simple curiosidad, claramente, se topó con el pequeño y sucio Minseok, quien seguía su misma rutina. Este no tuvo más opción que avisar a la policia de tal terrible hecho y estos no tardaron en llegar.

Era un claro caso de abuso infantil y la madrastra, que apenas volteaba a mirarle, corrió llorando por su hijo, pero no le permitieron entonces acercarsele por descuido.

Pobre de él, pues terminó encerrado en uno de los peores y estrictos orfanatos de la ciudad, donde incluso, le iba peor que en el café.

Pasó un año desde entonces, Minseok había cumplido 16 añitos y seguía siendo el mismo de siempre, un torpe y dulce bebé que a pesar de las adversidades mantenía aquella amplia sonrisita decorando su semblante junto a aquellas rechonchas mejillas color carmesí.

Sin embargo, era él niño más odiado del orfanato, los demás le tenían envidía por especiales atenciones que algunas de las encargadas tenían con él y especialmente, por su notoria y resplandeciente belleza. Por ello mismo se encargaban de hacer de sus días lo peor posible. Lo empujaban, golpeaban y cuando era la hora del almuerzo, lo hacían tropezar para que botase toda la bandeja de comida al suelo, de tal manera lo castigaban y no lo dejaban jugar ni descansar.

Cuando tenía horas libres se dedicaba a pintar sobre grandes lienzos, pues había crecido con un gran amor por la pintura y arte en general. Sus trazos eran delicados y la manera en que pintaba, simplemente única. Realizaba bellisimas pinturas donde ilustraba bellos paisajes pero luego, los llenaba de rejas, así, exponiendo lo que sentía al estar encerrado en aquel infierno.

Cuando la directora y encargadas se daban cuenta de sus lienzos, los quemaban, y como sus compañeritos veían lo mismo, se sentían en gran derecho de romper y quemar las pinturas que Minseok realizaba, incluso si se acercaba a un pincel o lienzo, se lo rompían, de tal manera, haciendolo sufrir.

Así fue hasta que un día decidieron adoptarlo, desconocía de quien se trataba, pero por los murmullos que solía escuchar a su alrededor, podía notar que era alguien importante o simplemente rico entre la gente.

Estaba feliz, realmente feliz porque ahora podía conocer de qué se trataba la libertad de la cual tanto presumia la gente de afuera, ya no limpiaria más los suelos ni recibiría golpes por ser simplemente el niño raro del orfanato.

Eso era lo que él creía, hasta que conoció al sujeto que le había adoptado.


Simplemente para hacer de su vida, nuevamente un infierno.







- Hola, he optado por hacer esta novela, espero les guste. Mñ.
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             愛 ;  sᴛʀᴀɴɢᴇʟᴏᴠᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora