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12 de mayo, en un pequeño departamento de Riverdale.

Chiara Campbell.

—Señorita Campbell —dijo un hombre detrás de ella.

La mencionada se puso un tanto nerviosa, no sabía que había alguien en la casa y ella con sus pijamas de dibujos.

No sonrió ni intentó reconocer la voz, tampoco recordaba lo que su hermano le había dicho el día anterior hasta que el hombre detrás suyo le habló una vez más.

—¿Qué son esas formas de andar por casa, mi niña?

Volteó a ver y parado justo enfrente de la puerta de entrada se encontraba su padre.

Con su cabello totalmente perfecto y una sonrisa arrogante, como la de su hermano.

—¡Papi! —exclamó mientras corría a abrazarlo.

Al igual que con su hermano, Chiara tenía una perfecta relación con su padre lo que le hacía sobrellevar un poco mejor sus difíciles partidas, debido a la escasez de dinero que habían tenido que sobrellevar.

—¿Cuánto ha pasado desde la última vez que te ví, cariño? —preguntó su papá.

Soltó un suspiro cansino ante su pregunta rodando los ojos.

—No te imaginas lo que te he extrañado todos estos años —le dijo ella volviendo a abrazarlo.

"Años" una palabra que le hacía pensar en todo el tiempo en que habían pasado alejados, ella -tiempo atrás- se encontraba segura de que todo iba bien. Pero en cuanto se dió cuenta de la escasez de tiempo que su padre y su hermano pasaban en la casa todo pasó como un suspiro.

Luego de unos segundos se apartaron, él carraspeó su garganta y volvió a hablar.

—Pues, Chiari. —empezó él volviendo su mirada seria.

—¿Qué sucede? —preguntó su hija— No me gusta como va el tema.

Él soltó una sonora risa haciendo sonreír a su pequeña.

—Mi niña —su padre pasando uno de sus grandes brazos por sus hombros—, me gustaría que antes de llevarte a la escuela podamos hablar.

—Claro, papi —le respondió.

—Ve a cambiarte, hija.

Asintió ante su mandado y fue directamente hacía su habitación.

Se dió una ducha rápida y luego se colocó su pollera a cuadros negra, con un tanto de rapidez puso su remera con cuello blanca y arriba un sweater azul. Combinando perfectamente para un día más en el instituto.

En los pies llevaba unas botas negras de diseñador, regalo de su padre durante su viaje a Londres hace ya un tiempo.

Suspiró cuando se vió al espejo. Peinó un poco su rubia cabellera, y salió al pequeño comedor combinado con sala dónde estaban esperándola.

—Madre, padre... —habló cuando llegó, carraspeando justo como su padre había hecho con anterioridad— ¿De qué querían hablar?

La pesadilla de Riverdale [J.J]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora