17.30 horas.

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Barcelona, 9 de marzo de 1979 (17,30 horas)

¿Por qué me detengo ante este quiosco? ¿Que' me atrae ahora? ¿Los libros? ¿Las revistas? ¡Hay muchas publicaciones que divulgan los temas sexuales! ¡Pornografía encubierta con el eufemismo del erotismo!

¿Qué fue lo que dijo Carmen aquella noche en el «Safo's Club»? Sí, muchas mujeres se desnudan para satisfacer a los hombres sin percibir nada a cambio... ¡Ni dinero, ni placer! ¡Es preferible cobrar!

— ¡Eso tiene un nombre muy viejo, Carmen! —le contesté. Se echó a reír y dijo:

—No me interesan los nombres, querida. Yo no pretendo cambiara la Humanidad. Todo esto ya era así antes de nacer yo y seguirá siendo igual cuando yo haya muerto.

¡Sí, todo seguirá igual! Voy a morir dentro de poco porque lo he decidido. Es una determinación que sólo me corresponde a mí. La mayoría de las gentes prefieren seguir aferradas, sea como sea, a esta absurda existencia. Toda esa gente que me rodea posee su propia vida y nadie desea perderla, excepto yo. Es fácil imaginar cómo vive esa mujer que lleva el niño de la mano. Puede que sea infeliz, que tenga otros hijos, que esté enfermo o que carezca de dinero para vivir dignamente. ¿Y esa anciana que ofrece décimos de lotería al hombre de la camisa a cuadros?

¿Qué sienten todas estas personas? Habrá quien no pueda cenar esta noche, y hasta quien no haya comido en todo el día. ¿Y el que toca el claxon con impaciencia? Ese hombre tiene prisa aquél otro no la tiene. ¡Cada ser vive en un mundo diferente aunque todos parezcamos más o menos iguales!

Me desnude delante de Jorge Vida! Es ¡oven, apuesto preocupado, alegre, moderno y... ¡me agradan sus dientes ríe!

—Carmen es una ramera fina, pero ramera, después de —dijo Jorge, una noche que le hablé de ella—. La conozco por «Paradís!:». Antes había trabajado en la barra de un bar ricano. Allí la conoció Claudio... ¡Qué cerdo!

¿Qué verá en mí ese estúpido con gafas? Será mejor que me  marche. Parece que mis piernas le gustan más que las, revistas ¡Adiós, sapo! ¡La gente es odiosa! ¡Esos que discuten con  tanto calor parecen discrepar de cosas graves y puede que hablen de futbol, de toros o se limiten a discutir del tiempo!

¿Por qué se enfrasca la gente en trivialidades habiendo problemas gravísimos que solucionar? ¿Trabaja toda esta gente O obreros en huelga, desempleados, jubilados o simples parasitos ¡Oh, cómo me gustaría poseer poderes extrasensoriales y poder leer en las mentes de todas esas personas! ¿Cuántas encontraría en la misma situación que yo,  cansadas de la vida, pero sin valor para acabar de una vez?

¿Y no sería mejor, ya que voy a morir, hacerlo por una causa  justa? ¿Qué es una causa justa? ¿Sentir un ideal y luchar por el hasta caer muerta? Ahora hay muchos idealistas... ¡Como aquel muchacho que me habló de su grupo ecologista! ¿Cómo dijo se llamaba? No puedo acordarme. Jorge y yo estábamos esperando a Marta en aquel bar de la calle París.

 El «barman» hablaba con nosotros. Entró el «iluminado» y se dio cuenta de que estábamos fumando «hierba». Frunció el ceño y olfateó el aire como un perro barbudo.

— ¿Sabe alguien lo que es la vergüenza? —preguntó, como hablando solo—. Yo daría mi vida por un mundo mejor. Pero… ¿vale la pena?

Fue entonces cuando nos miró. Vi la ira asomar a sus ojos entornados.

— ¿Qué te pasa, Ghandi? —le preguntó Jorge, irónicamente.

— ¡Drogas y corrupción! —mascullo el  otro.

—Así ganaremos la paz, salvaremos al mundo, redimiremos a la juventud.

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2014 ⏰

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Beatriz diecisés años, estudiante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora