Humanidad perdida

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Esteban creció pensando, gracias a su madre, que ningún objetivo que se propusiera lograr estaba fuera de su alcance, desde que era un niño la señora inculcó esas palabras en él.

—Serás grande, solo tanto como te esfuerces por serlo, pero si lo haces ni el cielo será un límite

De esta forma el pequeño niño que un día fue Esteban metía las narices en todo libro que se encontraba, consejo de su padre.

—Si quieres adquirir conocimientos tienes que leer, de todo

También puso en práctica esas palabras, así a sus doce años era un chico bastante solitario, siempre con un libro en mano, buscando objetivos para su vida.

El gran cambio llegó como deben hacerlo todos esos hechos que nos marcan, de forma inesperada.
Esteban caminaba de su casa a la escuela, como todas las mañanas, pero esta vez consiguió algo muy curioso en su camino, había una tarima y frente a esta muchos hombres y mujeres animando a la persona que en ella se encontraba, parecía alguien muy importante, y desde luego que lo era, se trataba nada más y nada menos que de uno de los candidatos a la presidencia de la nación, el chico se quedó a escuchar todo el discurso, incluso si sabía que llegaría tarde a clases, poco le importaba, y mejor así, porque el destino le tenía preparadas cosas muy grandes

Al día siguiente aquel muchacho ya era alguien nuevo, comenzó a buscar todos los libros de política que podía encontrar, de control de masas, de discursos, su meta estaba clara, quería ser como aquel hombre, quería liderar una nación.

Sus ganas solo se intensificaron cuando aquel candidato que había conocido ganó las elecciones, siguió leyendo, estudiando. Daba discursos frente a sus mejores amigos, tan o más apasionados que los que veía por televisión, creaba propuestas para planes educativos, económicos y de salud, se veía en eso, era su mundo

Cuando fue hora de entrar a la universidad por supuesto que tenía su carrera más que elegida, ciencias políticas

Desde sus inicios en la carrera ya se podía ver el ingenio del joven, sacaba las mejores calificaciones siempre, sus compañeros lo botaron como el presidente de la clase y también llegó a ocupar otros pequeños puestos que de alguna forma le sirvieron como escalones para el lugar que quería alcanzar

A sus treinta y un años ya contaba con un puesto dentro de la asamblea nacional como ministro de educación, por supuesto eso no era lo que quería pero al menos ahí estaba, ya formando parte del mundo que amaba, más cerca de su adorada silla, más cerca de la presidencia

En un mundo donde se maneja tanto dinero es muy fácil perderse, a pesar de sus fuertes bases Esteban cayó en esto, pedir más fondos de los necesarios para una obra y justificarlos en papel, así poderse quedar con la mitad diciendo que lo merecía, quería un estilo de vida que estuviera a su altura, al parecer sus conocimientos no era lo único que había crecido, también su egocentrismo y ambición

Su esposa e hijo disfrutaban de lujos, vacaciones en Francia, Dubai, la mejor ropa, una mansión con piscina para vivir, no podían pedir nada porque todo Esteban lo conseguía, solo que ellos no sabían la verdad, todavía

Algunas veces la familia de Esteban ni siquiera quería esas cosas, preferían pasar tiempo con él aunque su esposa no soportaba su mal carácter, él era un hombre bastante estricto, el pobre niño sentía demasiada presión, pues su padre quería que todo fuera perfecto

Un día llegaron funcionarios policiales a la casa, tenían una orden de arresto y por supuesto, muchas pruebas para justificarla, la mujer ya sospechaba que algo ilícito había detrás de todo el lujo que su esposo les proporcionaba, sin embargo no quiso preguntar para no meterse en problemas, aunque estos ya la habían alcanzado

Esa misma noche luego de la revisión la mujer hizo las maletas, dejó una nota y se fue con su hijo, el señor de la casa estaba de viaje, se enteraría al regresar

El hombre entró a su casa sin saber que estaba toda vigilada, caminó a su habitación y leyó la nota, entonces empezó a llorar como un niño, porque sí, podía decirse que era muy egocéntrico y perfeccionista, pero amaba profundamente a su familia, ahora estaba solo

En ese estado entre llanto y enojo se dio cuenta de que unos policías entraron a su casa, venían a arrestarlo y él no iba a permitirlo

Dejó sus lágrimas a un lado y corrió, a pesar de los disparos de advertencia, se sentía acorralado, perdido, solo, sentía que su mujer y su hijo no regresarían, vio un puente y pensó en una drástica solución para todo, tomó su decisión, solo un salto

Despertó en medio de sangre y un dolor insoportable, bajó la vista y vio que sus dos piernas habían desaparecido, varias personas que parecían doctores con las caras cubiertas por tapabocas lo observaban

—¿Quieres vivir?

Él solo asintió, todavía en shock, había tomado la decisión equivocada en aquel puente, pero era porque se sentía muy presionado, si había una forma de remediarlo quería hacerlo

—De acuerdo, lo harás

Fue lo único que escuchó antes de sumirse nuevamente en la oscuridad





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