Capítulo I

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Otro día estoy aquí, en este aburrido instituto que más que Instituto, parece una cárcel.

No se porque demonios insisto en seguir aquí, siendo que prácticamente todo lo que me enseñan aquí ya lo sé y para mi no representa mayor esfuerzo obtener calificaciones perfectas por todos y cada uno de mis trabajos.

Mi actitud pesimista de todos los lunes... O de todos los días, sigue hasta que lo veo pasar. Mis ojos se encandilan al verlo, pero luego escucho los malditos murmullos al rededor y me llenó de rabia y celos.

"El profesor de Física esta como quiere"

"Me encanta el trasero que se manda el profesor, esta como para estrujarselo..."

"O cogerlo a nalgadas" agregó otro individuo en tono lascivo.

¡Si!... Mi profesor de física está como para follarselo y dejarlo en cama varios días, pero, eso era algo que a ellos no les importe y algo que no debían comentar, por su maldita seguridad.

****

Steven Rogers es el profesor de Física, es un Doncel precioso, él tiene 23 años y salió hace dos años de la Universidad. El es rubio, tiene la piel pálida y unos preciosos ojos azules. Es siete centímetros más alto que yo y está bastante bien formado en los puntos necesarios, su rostro es hermoso, su voz es firme y melodiosa, su sonrisa es encantadora, es amable, generoso, honesto, estricto cuando tiene que serlo y de buenos modales.

Pero el detalle que más salta a la vista de toda su construida fisionomía es ese precioso y perfecto trasero que tiene, el cual había sido el protagonista de sus sueños húmedos y del 99% de las pajas que se había realizado a lo largo de su vida.

Su rubio profesor, no sólo le calentaba como el infierno, también le traía coladito hasta el tuétano por el. A pesar de lo distraído y inocente que podía ser en ocasiones, su actitud y todo el conjunto de características que lo componían, lo habían enamorado.

Todo ocurrió rápidamente. Su profesor, al notar lo distraído que estaba en clases y que sus pasos no estaban encaminados a lo mejor (lo había descubierto fumando en la azotea), con su persistencia y su terquedad, se había colado en su vida.

Él le tendió la mano cuando más lo necesitaba, con paciencia le había escuchado y logró encaminar sus pasos hacia un camino mejor.

"Un adolescente de dieciséis años aspiraba profundamente de su cigarro. Esta molesto y enojado, su padre nuevamente había vuelto a menospreciar sus intentos de llamar su atención, y había vuelto a fallarle; no se habla presentado en la exposición de robótica a la que lo había invitado como un mes de anticipación.

No fumaba, pero ese día quería hacer algo más alocado de lo usual. Ya estaba cansado de moderarse para tratar de ser todo perfección. Estaba tan inmerso en su pensamientos, que no notó cuando una imponente figura se acercaba hasta que una mano se posó en su hombro.

—¿sabes que no está permitido fumar en el Instituto, verdad?– le preguntó con un tono de voz suave y tranquilo su profesor.

Al reconocer su voz, se giró lentamente, encontrándose con el rostro del nuevo sensei de física, el cual le miraba molesto.

–lo se, pero eso a usted no le interesa, usted es nuevo, métase en sus asuntos– le contestó con ironía y prepotencia, volviendo su mirada al vacío.

Repentinamente se vio volteado por su profesor, que le miraba de una manera fiera y determinada. Con violencia le arranco el cigarro de sus labios y, sin importarle nada, rebuscó en cada uno de sus bolsillos hasta dar con el paquete de cigarros, el cual arrojó al suelo, antes de aplastarlo con su pie y hacerlo añicos.

escúchame Stark, no quiero si quiera enterarme o volverte a ver consumiendo esa porquería o cualquier otra parecida, de lo contrario me vas a conocer y de paso tendrás un lindo reporte en la puerta de tu casa... ¿Entendido?— advirtió con firmeza y pregunto lo último con molestia el rubio.

El rubio se giró y, arreglando sus ropas, se marchó de la azotea, no sin antes dirigirle otra mirada de advertencia.

El castaño miraba sorprendido el lugar por donde se marchó el rubio. Jamás nadie, ni siquiera un profesor, le había tratado de aquella manera. Una sonrisa cargada de lujuria se dibujó en sus labios, nadie le había tratado así, pero si era honesto... Le encantaba.

Después de eso, fueron múltiples los enfrentamientos que tuvo con el rubio, a pesar de que su dinero se viese perdido de aquella manera, era bastante divertido ver a su rubio profesor completamente cabreado.

Para cuando se quiso dar cuenta, ya se había enamorado pérdidamente de ese rubio. Y en su mente se instaló un único deseo... Hacerlo suyo de todas las formas en que fuese posible"

De eso habían pasado casi dos años y su profesor, mejor que nadie, debía saber esto...

"Toda acción tiene su reacción"

La acción de su profesor fue enamorarlo, y su reacción seria conquistarlo, y hacerlo única y completamente suyo.

********

Steve se encontraba sentado en su escritorio, leyendo cada una de las cartas de acoso, propuestas indecorosas y citas que dejaban sus alumnos en su escritorio.

Cualquier otro maestro, en su lugar, tiraría las notas sin darles una mirada, pero ningún otro maestro se encontraba en su situación. Por eso, a pesar de su contenido ofensivo, Steve las leía todas, con la esperanza de hallar una escrita del puño y letra de su alumno favorito.

Sabía que era mayor que él, era perfectamente consiente de esto, pero eso no eviataba que su ropa en la noche se mojara pensado en cuan cálidos se sentirían aquellos firmes y fuertes brazos, o en que era lo que ocultaban esos molestos pantalones de uniforme, o que se sentiría ser arrullado por su varonil y seductora voz.

Sabía que era su profesor y no podía permitirse pensar de esa manera de su alumno ¡Iba en contra de todo tipo de moral! Pero, el conocimiento de eso no evitaba que se imaginará un futuro junto a él, que los celos se apoderasen de su cuerpo cuando alguna fémina o doncel se le acercaba, o cuando lo veía andar con otro u otra.

Un suspiro brotó de sus labios, desde un tiempo hacia acá, le costaba más trabajo ocultar todo lo que aquel alumno suyo le producía, le costaba mantener la compostura en su presencia y, al leer las obcenidades que le enviaban sus "queridos" alumnos, no podía evitar imaginar que era el castaño quien le susurraba todas aquellas cosas mientras lo hacía suyo. Él solo pensamiento, le causaba hacía estremecer y le ponía la piel de gallina.

Al parecer, no haber tenido ningún tipo de relación con algún varón, vivir con su mejor amigo promiscuo y ser acosado por Scott, profesor de sistemas, pervertido y acosador suyo, estaba afectando seriamente su cabeza.

Apartando los pensamientos lujuriosos, amorosos y eróticos, los cuales protagonizaba junto a su estudiante predilecto, tomo su material educativo y se marchó a clase. Le esperaba un largo día.

Mi Profesor De FísicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora