Epílogo

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Unas cuantas horas pasaron, el movimiento de la cama le hizo despertar y, al levantarse un poco, notó como su alumno castaño se levantaba de la cama, enseñándole su desnudez.

Se sonrojo un poco, cuando los recuerdos de la anterior experiencia vivida llegaron de golpe a su mente. Con la voz adormilada por el sueño presente en él, llamo al castaño.

—¿Tony?— preguntó, mientras llevaba su mano izquierda a la espalda del castaño y acariciaba los rasguños que el mismo había causado en la piel suavemente bronceada.

—Steve— le respondió de vuelta, mientras un escalofrío recorrió su cuerpo, a causa del anterior contacto. Se giró lentamente, para tomar la mano y jalarla un poco, haciendo que el mayor se levantará, para poder besarlo cómodamente.

Continuaron así, por un lapso de tiempo, hasta que el menor rompió el contacto.

—lo siento Steve, es tarde y seguramente alguien ya habrá notado  y que no estoy en casa. Debo volver— le comentó con seriedad y un dejo de tristeza.

—tienes razón— asintió mirando la hora —tomemos una ducha y después te vas ¿te parece?— le propuso.

—acepto, pero sólo si te bañas conmigo— le propuso con lujuria y cariño.

—si, pero nada de tus jueguitos sucios,  sólo vamos a tomar un baño— dijo con seriedad el rubio, proponiéndole un reto implícito al castaño.

El rubio se levantó completamente de la cama, arrastrando una sábana consigo, para tapar su desnudez, mientras se dirigía al baño. Todo  y bajo la atenta mirada del castaño, el cual, como abeja atraída a la miel, siguió al contrario, luciendo una sonrisa en su rostro.

********

Después de un baño, para nada tranquilo, con su, no proclamado, novio castaño, el cual se aseguro de meterle mano en todos los lugares habidos y por haber de su cuerpo, ambos se dirigieron a la habitación.

Al llegar, el rubio, olvidándose de la presencia del contrario, se quitó la toalla y seco su cuerpo, para luego colgarla sobre su cuello, muestras buscaba ropa interior y algún largo camisón, que le sirviese para tapar su desnudez.

Tony seguía todos y cada uno de los movimientos del rubio, siguiéndolos con detalle y lujuria, observando aquellas partes que inconscientemente el rubio le enseñaba y deleitándose con el paisaje.

—deja de verme así, Tony— le dijo el rubio, sin voltear a mirarlo y sintiendo el peso de su lasciva mirada. Estaba sonrojado y avergonzado de que el castaño lo mirase así, pero tenía orgullo y no le iba a demostrar cuanto lo afectaba esa mirada.

—sabes lo fácil que es para mí levantarme, quitarme está toalla, someterte y follarte, Steve— le comentó, seductora y burlonamente, mientras una sonrisa maliciosa se formaba en su rostro.

—y sabes cuánto trabajo me costaría girarme y golpearte por ser un pervertido, Tony— le respondió con simpleza el rubio, mientras tomaba las prendas elegidas y se vestía.

—se que te encanta que sea pervertido contigo. Te muestras correcto y bien portado con todo el mundo, pero bien que te encanta que te diga cosas sucias— devolvió, sonriéndole irónico y petulante.

Mi Profesor De FísicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora