Capítulo III

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—suéltame, Stark— exclamó entrecortado el rubio, mientras forcejeaba con el castaño para liberarse del agarre.

—deja de fingir, quieres— le pidió con burla y excitación. Así era como le gustaba ese rubio —se perfectamente que si realmente quisieras alejarme ya me habrías pateado la entrepierna o me hubieses dado un golpiza ¿o me equivoco?— le susurró al oído, mientras recorría con sus manos por encima de la ropa y de arriba a abajo ese hermoso, sensual y muy provocativo cuerpo.

—déjame, Stark ¡No me toques! Tu ya tienes pareja— expresó con dolor en su voz —no quiero ser el amante. No esta bien y no quiero ser tu segunda opción— afirmó, mientras se liberaba del agarre. Siendo en vano, pues el castaño le volvió a apresar, presionando aún más su cuerpo, y con su dura erección, presionando los grandes y preciosos glúteos del rubio, él cual gimió quedó y suavemente, al sentir "semejante" contacto, mientras se sonrojaba furiosamente, lo último, sin ser notado por el castaño.

—¿de que me hablas? Yo no tengo pareja— le aclaró con confusión. El único al que quería como pareja era a este inocente, hermoso y sensual rubio, el cual, de seguirle provocando de aquella manera, iba a terminar siendo follando sin remedio.

—hablo de Rumlow— le espetó con bastante esfuerzo, mezclado con furia y nerviosismo, para después morderse los labios, tratando de no hacer notar su excitación, pues el castaño ahora lo tenía fuertemente sujetado de las caderas y le restregaba su erecto miembro entre las nalgas, calentándolo de sobremanera. Si no fuese porque su moral le dictaba a hacer lo correcto, ya se habría insinuando a ese castaño atractivo y provocador.

—no se si lo sabías, pero Rumlow es varón. Creme, no todos los donceles  y son como tú— le susurró ronco y excitado en el oído, mientras seguía en lo suyo —y él, al igual que tus otros estúpidos alumnos sueñan con tenerte en su cama, lo que viste, fue porque me dijo que no me acercara a ti. Por lo que, la loca idea tuya de que sea mi pareja es inconcebible, ¿entiendes?— explicó.

–Tony– susurro excitado el rubio, mientras relajaba un poco su cuerpo y disminuía también su resistencia. El sonrojo seguía presente en sus mejillas, mientras la lujuria de vislumbraba en sus ojos y pequeños espasmos sacudían su cuerpo.

–Sabe profesor, en este momento si estoy interesado en alguien, es rubio, ojiazul, de exquisita piel pálida y con un delicioso trasero que me muero por follar, al cual tengo atrapado en este momento– le susurró al oído, notando que hablarle de aquella manera tan vulgar y sucia surtía efecto en su rubio. Sonrió. Si ya se estaba sincerando, porque no continuar. Vaya, esto le empezaba a gustar —¿sabe la cantidad de fantasías que he tenido con usted desde que se coló en mi vida?— preguntó con voz ronca al oído de su maestro que temblaba por la excitación —¿sabe cuantas ganas tengo de aventarlo a esa cama, quitarle la ropa y follarmelo duro con mi verga, hasta que chille de placer?— le susurró mientras se levantaba un poco en puntas, para acercar su boca a la oreja del rubio y con su lengua, lamia el lóbulo de esta, causando temblores en el mayor.

—Anthony— suspiro el mayor.

El castaño empezó a besar todo lo que se encontraba a su alcance, mientras sus manos se colaban ente la ropa del rubio profesional y tocaban su abdomen y sus pezones, descendiendo, hasta llegar al pantalón, el cual el castaño tocó por encima, notando con satisfacción como el miembro de su profesor se encontraba erecto y necesitado de atención.

Con un poco de trabajo, consiguió desabrochar el pantalón, y una vez logrado su objetivo, introdujo su mano, tanteando la carne dura, erecta, deseosa y mojada de su rubia obsesión, el cual, al sentir la mano de su alumno sobre su miembro, gimió fuertemente, sacando una sonrisa victoriosa y lujuriosa de su castaño.

Mi Profesor De FísicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora