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Jungkook sintió que sería un buen día cuando lo primero que sus ojos vieron al abrirse fue la hermosa cara adormilada de Taehyung

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Jungkook sintió que sería un buen día cuando lo primero que sus ojos vieron al abrirse fue la hermosa cara adormilada de Taehyung.

No le tomó mucho darse cuenta de lo equivocado que estaba. Taehyung se encontraba de un humor terrible.

—Ve a cepillarte los dientes antes de ir a desayunar —indicó el pelinegro, por mera costumbre, al salir del baño mientras se quitaba el pijama.

El pelirrojo le disparó una mirada rabiosa —Sé lo que tengo que hacer, no necesito que me lo digas.

Jungkook rodó los ojos —Solo recuerda poner el pijama en el cesto de ropa sucia, ¿está bien?

—¿Acaso no escuchas? Dije que sé qué hacer —y con un leve gruñido se encerró en el baño.

El azabache chasqueó la lengua mientras negaba con la cabeza.

Hoy era uno de esos días.

Suspiró mientras negaba con la cabeza, pensando en el desastre que se armaría en el hotel si Taehyung seguía con ese humor.

Ya estaba listo para cuando se dispuso a preparar el desayuno para él y su mejor amigo. Taehyung apareció unos minutos después, ya cambiado y con cara de pocos amigos.

—Aquí tienes —le tendió una taza de té, ya que el pelirrojo no era exactamente fan del café, y dejó un par de tostadas frente a él.

—Gracias —masculló entre dientes.

Jungkook tenía claro lo que pasaba, él había tenido que ser testigo de ello algunas veces.

Era algo extraño, pero había días en los que Taehyung se sentía irracionalmente molesto con todo el mundo –y sí, tal vez era así la mayoría del tiempo, pero en estas ocasiones era peor, ya que también se comportaba así con Jungkook, cosa que no solía pasar–. No había una razón exacta para sentir esa molestia, pero sentía irritación hacia todos y no soportaba siquiera que le dirigieran la palabra.

Por suerte, Jungkook sabía cómo apaciguarlo un poco.

Tomó su celular y buscó en su lista de reproducción las canciones que se había descargado para momentos como estos.

Observó a Taehyung cerrar sus ojos cuando un saxofón comenzó a sonar al ritmo de La Vie En Rose. Jungkook se mantuvo callado mientras Tae comenzaba a tararear aún con los ojos cerrados, drenando poco a poco la tensión de su cuerpo.

La música lo calmaba de una forma increíble. Necesitaba silencio, buena música, un poco de paz, y ya estaría siendo el Taehyung de siempre.

Y sí, tal vez seguiría siendo frío con la mayoría de las personas, pero no con Jungkook.

Al ver que ya se encontraba más calmado, el pelinegro se acercó a él hasta sentarse a su lado y rodearlo suavemente con su brazo. Taehyung recostó su cabeza contra su hombro, suspirando a gusto y rodeando el torso del contrario, abrazándolo de lado para un mejor contacto.

only you | kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora