Parte 9: La partida repentina

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9-La partida repentina

Ahí estaba yo, frente a los ancianos que me amenazaban con su mirada si no cumplía la primera orden. Pero yo no iba a obedecerles...jamás vendería a mi capitán de ese modo. Por suerte en la sala por fin irrumpieron el resto de capitanes, encabezados por Kyoraku Shunsui, el primer candidato para cubrir el puesto del general yamamoto. Ahora su palabra era ley y nadie podría contradecirle. Es más no tardó en preguntar a los ancianos porqué me habían convocado y qué era eso de que yo sería el nuevo capitán del sexto escuadrón si mi capitán seguía vivo.

-Denegado. Abarai-san no será el nuevo capitán, esperaremos a que Kuchiki se recupere-

-¡Kyoraku taicho!! ¡No podemos permitir que el sexto escuadrón quede desprotegido de este modo! –

-¿Quién ha dicho que está desprotegido? Parece mentira que no conozcáis a Byakuya, volverá a ser el de siempre en poco tiempo, es cuestión de tener paciencia. Mientras tanto, Abarai le ayudará en sus funciones, pero ni mucho menos le sustituirá....a menos que quieras claro...-

-¡No! No capitán Kyoraku yo quiero seguir en mi puesto de teniente, junto a Kuchiki taicho....ha...haré lo posible para ayudarle en todo y que se recupere pronto ¡lo prometo! ¡Por favor no le echen del Seiretei!-

-Tranquilo Abarai nada de eso sucederá. Ancianos, vuestra queja es inaceptable. Ukitake taicho tampoco puede cumplir sus funciones con normalidad desde hace años y no por ello le hemos destituido, es más, sus oficiales le ayudan sustituyendo al teniente caído, kaien shiba. No veo porque en el caso del capitán Kuchiki, tengamos que actuar con distinción. Retírate Abarai y dale las nuevas noticias a Byakuya-

-¡Hai señor! ¡Discúlpenme! -

Salgo corriendo en dirección a la mansión Kuchiki y entro buscando por todas las habitaciones a mi taicho sin importarme que sus sirvientes me riñan por armar tanto ruido. Le encuentro en la sala donde tiene el altar de su familia y me detengo al verle arrodillado de espaldas a mí, rezando. Observo con detenimiento los rostros de cada retrato y en especial el del medio, con la fotografía de su difunta mujer, Hisana. Es una copia de Rukia....impresionante. La había visto antes, pero no con tanto detalle como ahora. La profunda voz de mi capitán me saca de mi ensoñamiento. Él no se gira, mantiene su postura.

-¿Qué ocurre...Renji?-

-Taicho, siento interrumpir su oración....pero lo que tengo que decirle es muy importante-

-Has salido huyendo, así que imagino la razón por la que has vuelto-

-¿Lo...lo sabe?-

-No quieres aceptar mi puesto-

-No es eso taichou ¡no es que deteste su posición! Yo solo....quiero seguir como hasta ahora....siendo su teniente, llevando una vida normal ....además, el capitán Kyoraku ha dado la orden de que usted permanezca en su puesto pese a no poder desenvolverse como antes, taicho....-

Por fin mi capitán se gira para mirarme con sorpresa. No se esperaba esa decisión del resto de capitanes y los ancianos, pero aun así, no atisbo ni una pizca de alegría en su rostro. Me acerco despacio y me arrodillo a su lado con permiso de hacerlo. Veo que tiene las manos entrelazadas pero le tiemblan considerablemente.

-No puedo Renji....ni siquiera puedo controlar mis manos...-

-No se preocupe taicho....yo le ayudaré a recuperarse. Ya verá como vuelve a ser el de siempre ¡confíe en mí!-

Kuchiki taicho me mira detenidamente y se incorpora. Yo le imito y nos quedamos frente a frente sin decir nada. Hasta que él rompe el silencio acariciándome levemente la mejilla. Dios cuanto ansiaba este simple roce...

"Los caprichos de mi taicho"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora