Un dolor en la espalda lo despierta. "No otra vez" piensa. Se encuentra en el suelo, ha caído de su cama mientras estaba dormido. Se levanta con dificultad y admira el desastre de su cuarto. "Demonios". Inicia su labor de limpieza, sabe que las cosas empeorarán si su madre descubre el desorden. Tiende la cama, dobla su ropa limpia y la guarda (el día anterior no lo había hecho) y recoge su ropa sucia para ponerla en el cesto. "Aceptable". Entonces suena un celular en la sala.
-¡Alguien apague eso!-
Grita su hermana. Sonríe, sabe que ella detesta levantarse temprano, pero habían acordado en ir a la piscina esa mañana. Mira el reloj, ocho de la mañana, vaya, es un milagro que sus padres no se hayan despertado. Alista su mochila con sus implementos, aletas, paletas, lentes, sandalias y una bata, se pone un buzo, tal vez regresen de la piscina corriendo y mira al espejo. "Demonios, ojeras" encuentra el reflejo de un chico con tez oscura, ojos grandes, facciones serias y algo de acné. No, no es lo que diríamos atractivo, pero uno aprende a vivir con eso.
-Sara, levántate-
Su madre toca la puerta del cuarto de su hermana, por su tono, ha pasado toda la noche despierta, se oye cansada, tal vez estuvo toda la noche horneando alfajores.
-Alejandro...-
-Ya estoy listo-
-Bien, Sube a comer-
Sonríe satisfecho. Le encanta ganarle a su hermana, esta vez es vencedor. Sube a la cocina en el piso superior, comienza a comer mientras escucha más gritos. "Caótico" así describe a su familia "caótico pero acogedor".
Desayuna, y parten todos a la piscina. Un martes cualquiera, con la ciudad ajetreada y bulliciosa. Las escenas matutinas se vuelven en un espectáculo, entre las discuciones en caada semáforo protagonizadas por taxistas hasta los cantos elocuentes de los pájaros que trinan por el sol que despunta los rayos perezosos característicos de la época mojada cajamarquina.
Las estampas le dan una sensación de calma, todo encuentra el equilibrio, le recuerda a su grupo de amigos en el colegio conformado por personalidades totalmente distintas, pero complementarias "Si tan solo hubiéramos arreglado las cosas con Nessa...". Piensa en su amiga, en su icónica "amistad con tropiezos", los gritos y los momentos juntos, las confesiones y las bromas. Todo esto asalta su mente en un segundo "Vanessa Alexandra, no hay chica que me dé mas problemas que ella".
En medio de pensamientos, ya sea por culpa de la nostalgia o del sopor permanente de las horas debidas a la cama, llega a la piscina. Puede que las escenas matutinas sean interesantes, pero la gente que se encuentra en las colas de la piscina son personalidades poco comunes.
-Hermano, ¿qué día es hoy?-
La voz de su hermana la saca de sus cavilaciones.
-Veintiocho, creo...-
-Es el último día de febrero, ¿no?-
-Si-
De pronto recuerda algo que lo deja sin aliento "qué estúpido, ¿cómo pude olvidarlo?".
-Mamá, préstame tu celular-
-¿Para qué? Tú tienes el tuyo-
-Necesito ver los resultados del COAR, yo no tengo datos para internet-
-Bueno, bueno, toma-
Ni bien recibe el celular y ya está nervioso. Siente que el aparato pesa más de lo común. "¿Y si fallé? ¿Si no entro?". Siente frío el celular al tacto, entra a la lista publicada, busca su región. "Apurímac... Arequipa... Cajamarca. Esta es". Se le eriza el vello de la nuca. "Campoverde... Fernández... Pérez... ¿dónde rayos está la V?.. Sánchez... Oh...".
-Lo... Lo hice-
Su nombre aparece en la pantalla, y lo deja sin aliento "Alejandro Vasquez Zamora, COAR Cajamarca".
-¿Qué?-
-Estoy dentro del COAR Cajamarca...-
Hasta que lo dice no lo cree. "Al diablo todo, ¡entré! Por fin un reto nuevo". Alguien lo abraza, despierta, su hermana y su madre le dan un abrazo fuerte.
-Mi hijo... Entró al COAR-
Ahora Alejandro está avergonzado, su mamá llora, ya de por sí es embarazoso. Y de la nada, la escena se vuelve más extraña, la gente de la cola escucha los sollozos de la madre y se sorprenden. Cuando se enteran de la noticia que agobia a aquella señora, es el niño el que ocupa el nuevo centro de atención.
-¿Entró al COAR?-
-¿Qué es eso?-
-¿El colegio de internado?-
-Este debe ser un pequeño genio-
-Bien hecho muchacho-
Desconocidos le hablan, le estrechan la mano, algunos hasta le abrazan. "Qué cosas... Este sí que es un gran día".
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Ale
Random¿Qué pasa cuando conocemos a una personita que nos mueve el piso? ¿Qué pasa si esta personita siente que no puede vivir sin nosotros? El resultado siempre es un pequeño desastre o "una amistad con tropiezos de la que no se puede escapar.