Toques de arándano

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"Del trazo de pintura, la nota y el mundo; 

todo se divide entre la poesía y la aversión." 



Soy una nota perdida y un aroma con toques de arándano,

de la lagrima sobre el verso que no se ha secado.

Soy miedo y dudas con risa discreta,

mirada ausente de color avellana,

de canto lento y pausado, con tono desmesurado.

Tono opaco,

Tono en el silencio.


Soy delirio y silencios con eco,

para bajar al infierno de los desvelos;

para llenar mis inviernos,

y para despertar

al borde del miedo.

En un rincón de sueños,

de cuentos y mirando

pasillos naranjas con olor a días.

La carta que no ha sido escrita,

con la carencia de palabras

que nunca se dijeron.

Porque lo que nunca se dice,

es lo que mata por dentro.


Soy el adiós amargo y la distancia ingrata.

La sangre seca sobre la herida,

la danza purpura de muerte lenta,

la danza purpura...

de cadenas.

El acero que no perdona.

Palabras sueltas.

El purpura de mis letras.

Soy la emoción efímera, el viento de otoño.

Corta, imperfecta,

Pero siniestra,

para no dejar musas

en la deriva, que me sujetan

y se aferran.

La nostalgia del tiempo,

caminante entre cuentos y épocas,

lector de amores, lector de tumbas,

de otras vidas nuevas.

La expresión melancólica y solitaria;

la lluvia que disfraza tu despedida y ahoga mi grito,

una encrucijada árida y el polvo pesado,

y la mirada que se arroja al final del vacío.

Soy una nota perdida y un aroma con toques de arándano,

miedo y dudas con risa discreta,

delirio y silencios con eco,

el adiós amargo y la distancia ingrata.

La emoción imprudente, el viento de otoño,

la nostalgia del tiempo,

la expresión melancólica y solitaria,

de la lagrima sobre el verso,

que no se ha secado.


La palabra aún no se ha secado.

Relicario de palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora