La llegada de Eiji a casa fue algo que lo animó muchísimo y lo distrajo un buen rato. Su madre corrió a la entrada y le abrazó con todas sus fuerzas, meciéndole de un lado a otro por la silla de ruedas y moqueando sobre su chaqueta. Su hermana menor, Miki, lloriqueó más que su progenitora; estuvo paseando a Eiji por toda la casa, lo ayudó a desempacar, le saturó de preguntas e incluso lo consintió en demasía, dándole el almuerzo en la boca cual niñera "Abre la boquita, ahí viene el avión, ¡nyooom!".
Miki era la hermana menor de Eiji, y toda persona pensaría de que se trataba de una chiquilla traviesa e inocente, mas la realidad era otra. Miki tenía dieciséis años de edad, líder del grupo de voleibol de su secundaria. Su personalidad era extravagante, era fuerte y un poco impulsiva. Su tez era morena, su cabello oscuro y corto por los hombros, una réplica casi exacta de su hermano mayor. Ellos dos se conocían como la palma de sus manos; Miki sabía que Eiji escondía algo.
En la tarde, cuando Eiji recién despertaba de una larga siesta, se sentó en su cama y miró su camisa desabrochada; quizás su madre había revisado el vendaje y cómo estaba la herida de bala. Por un impulso, miró las cuatro cicatrices que consiguió en el viaje; en el pecho y vientre, por la pelea a cuchillos que tuvo con Shorter. En el hombro, cuando la bala de cierto francotirador de Kazajistán rozó su piel. Y en el estómago, cuando abrazó a Ash en aquella habitación para cuidarlo. Las acarició cada una, reviviendo cada escena en su mente.
Eran las cuatro de la tarde, su madre trabajaba y su hermana estaba al otro lado de la habitación con sus cuadernos, estudiando. Lo primero que quiere hacer es llamar a su amante, pero su celular se estaba cargando y el teléfono de su hogar yacía en la sala. Suspiró. He de admitir que estaba estresado, no sabía nada de Aslan desde que despegó y no podía pensar en otra cosa. Quiere volver a verlo, quizás invitarle a pasar las navidades en su país sería una buena idea. El moreno sonrió con ternura al imaginárselo con esos feos suéteres de navidad o vestido con un kimono. Le echaba mucho de menos.
En su regazo yacía en amuleto que le había obsequiado su hermana, lo tomó y lo acarició con sus dedos. Después de todo, funcionó.
—Eiji —Le llamó su hermana desde el otro lado de la habitación. El mayor volteó y la miró, mas ella seguía sumida en sus estudios—. Tienes una cara de enamorado que no te la quita ni Dios. ¿El amuleto te funcionó?
—Pues... —murmuró ladeando la cabeza y mirando al techo, dudando en decirle. Miki subió la mirada, interesada en sus palabras—. Sí, conocí al chico más bonito del mundo.
—¿¡Un chico!? —exclamó sorprendida, mas no quitaba la sonrisa que se talló en su rostro. Rápidamente salió de su lecho, tirando sus cuadernos al suelo y fue corriendo a lanzarse al colchón de su hermano mayor—. ¡Eiji Okumura! ¡No sabía eso de ti! Dime, ¿cómo es? ¿Cómo se llama?
—¡Shh! —La mandó a callar y Miki tapó sus labios con sus manos—. Se llama Aslan, pero le dicen Ash. Es alto y fuerte, su piel es como la nieve, su cabello parece de oro... —Mientras más detallaba a su compañero, más podía sentir sus mejillas retorcerse del ardor y la vergüenza—. Sus ojos son mejores que un par de esmeraldas. Pero su forma de ser es tan... bonita. Podía defender a todo su grupo usando sólo una pistola y un cuchillo, y aún así en su interior es un niño que le teme a las calabazas. No le gusta mucho la comida japonesa, está más feliz con ensaladas. Le gusta tomar siestas y es todo un profesional cuando de hackear computadora se trata.
Miki se mantenía callada ante tal explicación. Nunca había visto a su hermano con ese destello en sus orbes achocolatadas, y admirarle tan feliz también la contentaba; se dio cuenta que, más allá de conseguir una pareja, se había ganado a un mejor amigo, uno irreemplazable al parecer. Minutos se fueron volando y lo único que resonaba entre las cuatro paredes era la voz del japonés describiendo los momentos que pasó junto con Lynx junto con su pandilla y los ataques de parte de grupos mafiosos y militares.
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garden of peace ➵ asheiji
Historia Cortaquédate dormido en mis brazos y no despiertes por un rato, porque el mañana vendrá de nuevo. pero si el cielo decide volverse gris y sientes que estás en la oscuridad, entonces yo seré quien te ilumine, aslan. - Los personajes del animanga Banana Fi...