Confundido

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Me subí al auto y me dirigí al departamento, este día ya había sido lo suficientemente confuso como para seguirlo afuera. Es extraño, la carretera está libre, solo unos cuantos vehículos veo transitar cuando suele haber algo de tráfico en esta zona. Metí mi dedo índice derecho al oído, agitándolo por la vibración que siento. Es un sonido lineal, como cuando algo revienta cerca de ti y la prolongación de la explosión queda en tu memoria. No me lo puedo quitar, se ha hecho algo más notorio a lo que estaba hace un rato, se está haciendo molesto. Me detuve en el semáforo que está en la calle 37 y mi asombro fue inmediato, un gran charco de sangre cubría todo el pavimento de esta área. ¿Qué sucedió aquí? La cantidad de rojo que se podía observar era considerable, se podía notar lo reluciente de la sangre, como si hubiese sido derramada hace poco. Pero, ¿Por qué no hay alguien investigando el hecho?

Bajé para percatarme si había algún accidentado. Coloqué mi pie sobre el cúmulo de plasma y mi cabeza me empezó a doler de una manera desmedida, el sonido del que venía quejándome se incrementó en cuestión de segundos. No era capaz de mantenerme en pie así que regrese al auto, cerré la puerta de un brutal jalón y proseguí con mi curso.

Mis ojos estaban pesados, y este sonido era más penetrante, no me dejaba concentrar. Me venía algo tembloroso, sin embargo, aún era capaz de mantener el volante correctamente. Faltaba muy poco para llegar pero mi visión se hallaba un tanto borrosa. Cuando estuve solo a unos metros de mi destino perdí el control y muy cerca a la entrada aborde la vereda y me choqué contra la pared suavemente. No había tiempo de estacionarlo dentro de la cochera, así que entré agobiadamente en busca de mi departamento.

Ya adentro metí las llaves a mi camisa y fui al lavabo para cubrirme de agua el rostro, tal vez así calmaría este sofocante sonido que me sigue aturdiendo como un gusano que me carcome por dentro sin tener la maldita posibilidad de sacarlo.

¡¿Qué sucede?! El agua cae sobre mí pero no siento su frialdad ni humedad, solo cae y lo veo, siento su pesadez en mi piel. ¡Esto es cada vez más torturante!

Me conduje a mi cuarto, apretándome con ambas manos la cabeza queriendo aliviar el sonido que persistía. ¡Sangre! ¡Hay sangre impregnada en la pared y en el piso! ¡De un color vivo e intenso! Al verla caí sin siquiera sentir el impacto del golpe, ¿qué sucedía? No logro entenderlo.

Estremecido por la escena me puse de pie apoyándome con el muro que no estaba cubierto de aquel líquido que gobierno nuestro cuerpo. Tengo que salir de aquí, pensé. Probablemente haya un asesino cerca, no me atrevo ni abrir mi cuarto, es preferible dar a conocer esto a la policía. Caminando con lo poco de fuerza que aún me quedaba, salí hacia el auto y al verlo recordé que así lo encontré esta mañana antes de iniciar este maldito día. Ya sentado frente al volante intente abrir el compartimiento delantero donde guardaba un arma, no obstante, se había atorado. Con algo más de presión logré mi cometido, pero, al hacerlo cayeron muchos relojes de bolsillo, ¡yo nunca eh tenido esto! ¡Qué sucedía! Con nerviosismo agarré uno y al observarlo... ¡las 10 pm! ¡las 10! ¡por qué de nuevo las 10! Asustado salí de ahí cayéndome sobre la pista, ¡no puede marcar las 10! ¡Aún está de día! 

El sonido que condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora