Capítulo 2: Prietini.

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En la sala de espera, el único ser vivo cercano era la señora, de unos cincuenta años y un inglés tan deficiente como el suyo, que vendía los boletos de entrada al templo

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En la sala de espera, el único ser vivo cercano era la señora, de unos cincuenta años y un inglés tan deficiente como el suyo, que vendía los boletos de entrada al templo.

A Hoseok le costó un poco de trabajo hacerse entender, pero finalmente lo logró cuando le mostró la foto que tomó con su cámara.

Parece ser que el moreno no fue el único que se mostró intrigado, porque la mujer susurró un casi fastidiado "ah" que logró entender sin dificultad, se encogió de hombros y mencionó un áspero "prietini".

El moreno no entendió, pero ni su nombre y no dudó en investigar el significado de aquella palabra.

Era rumano, y significaba amigos.

—¿Amigos? ¿Qué clase de amigos? — trató de que su inglés saliera fluido y la señora entendiera.

Sin embargo, la señora volvió a encogerse de hombros, sacó un mapa y señaló un punto. Era la Torre del reloj del centro del lugar.

Es más que claro que si Hoseok quería respuestas, debía dirigirse a ese lugar. Hizo una pequeña reverencia por mera costumbre y salió del lugar.

Atravesó la ciudad con paso decidido, firme pero ligero.

No quería apurar las cosas, pero tampoco postergarlas, la emoción le gritaba que esa era la aventura de su vida y quería disfrutarla al máximo antes de que se acabara.

Solo en el momento en que pisó el lugar entendió por qué lo enviaron allí. La torre no solo era el atractivo principal de la ciudad, también albergaba el museo de historia del lugar.

Nuevamente lo primero que se encontró fueron escaleras, infinitas y enredadas escaleras.

Inició su camino y conforme subió, fue descubriendo salas y más salas con infinitas historias dentro de sus urnas.

Vagó entre las salas y urnas hasta que dio con la que era dedicada a la primera Guerra Mundial.

Había armas, fotos, mapas, e incluso una sección donde encontró todo lo referente a la legión oriental.

Entre las fotos, destacaba un gran y viejo cuadro familiar. Se acercó y lo observó con cuidado.

Retratados ahí estaban la familia Park, un apellido algo común en Corea del Sur, y que, sin embargo, ahí, en medio de la historia, resaltaba demasiado.

Instalados en Sighisoara desde finales del siglo XIX, los Park eran una de las familias adineradas de la ciudad.

El retrato mostraba a los señores Park, rodeados de sus hijos Jihyun y Jimin.

Claramente ese Jimin era el mismo Jimin de la tumba, por lo que el cerebro de Hoseok tiró por la borda el absurdo pensamiento que tuvo en el cementerio y se planteó desenterrar la historia completa.

SIGHISOARA | KOOKMIN | FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora