La gente dice que los lunes son el peor día de la semana, pero los martes tampoco se salvan. El despertador sonaba con furia a las 7 de la mañana, cuando las primeras luces asomaban por el ennegrecido cielo.
Cuando Amy se levantó, decidió que ese día tocaba el jersey rojo. El jersey rojo era su favorito, hecho por su madre con su color favorito y era su prenda de la suerte. Bueno, suerte, la que se ponía cuando quería empezar con buen pie.
El chico que le atendía todos los días en el Dolce Vita ese día aún no tenía listo su café, así que Amy se sentó en un taburete de la barra mientras esperaba.
-Ten cuidado que quema- Le dijo el chico, que se llamaba Charlie, con una sonrisa mientras le tendía su café. Amy cogió el vaso por el cartón de seguridad y le dedicó otra sonrisa en señal de agradecimiento.
Quedaban unos minutos para que llegase el autobús y Amy sentía cómo se le congelaba la nariz poco a poco del frío. Subió al autobús al borde de la hipotermia debido a ese invierno característico de su pueblo. Caminó a lo largo del pasillo para sentarse en su sitio habitual de siempre y entonces lo vio. Un chico con el pelo rizado castaño y ojos verdes miraba por la ventana. Llevaba un jersey ancho color crema y unos pantalones negros rotos por las rodillas. Su brazo estaba apoyado en el bordillo de la ventana y su mano dejaba entrever una cantidad de anillos y un par de pequeños tatuajes. El chico dirigió una mirada a Amy para más tarde volver a sumergirse en sus pensamientos a través de la ventana.
Amy dejó la mochila en el asiento de al lado y se sentó detrás del chico misterioso. Sujetaba el café con ambas manos tratando de que se le calentaran y observó la cabellera del chico, rizada y brillante. Lo había visto un par de veces, iban al mismo instituto pero nunca habían intercambiado palabra. De hecho, Amy dudaba siquiera que él supiera de su existencia. Nunca lo había visto en el mismo autobús que ella tomaba, así que le pareció extraño.
Sacó el libro de lectura de su mochila y se puso a leer mientras daba pequeños sorbos al café. Cuando llevaba 2 páginas leídas, notó que alguien le estaba mirando. Levantó la cabeza y se encontró con el chico de ojos verdes con la mirada puesta en su libro. Los ojos verdes se encontraron con los castaños de la chica.
-Me gusta ese libro- Fue todo lo que el chico dijo.
Cuando llegaron a la parada del instituto, el chico bajó de los primeros y Amy se quedó pensativa sobre lo que había vivido.
La hora de comer se hizo de rogar, pero por fin había llegado. Su sitio de la ventana estaba libre como siempre y Amy dejó su bandeja en la mesa. La cafetería estaba llena de hambrientos alumnos deseosos de comer y comentar lo poco que habían hecho ese día. Entraron un grupo de chicos riendo a carcajadas, haciendo que muchos curiosos se giraran hacia ellos y que alguna que otra chica soltara un suspiro por el camino. Eran chicos de los populares, todos practicaban algún deporte y su atractivo resaltaba sobre el de los demás. Tenían una mesa exclusivamente para ellos, en la que nadie se podía sentar y todo el instituto respetaba.
El primero en sentarse fue Zayn Malik, un chico moreno, con ojos castaños y pelo oscuro. Sus brazos estaban cubiertos de tatuajes, ahora ocultos por la chaqueta de su equipo de fútbol americano, su mirada despertaba pasiones por los corredores del instituto. Cuando Zayn fue a sentarse, algo (o alguien mejor dicho) movió su silla, pero el chico moreno se dio cuenta justo antes de caer. Ese alguien fue Louis Tomlinson, uno de los más graciosos del grupo. Su piel y su cabello eran más claros que los de Zayn, y sus ojos eran azules como el cielo. Removió con los dedos su pelo mientras emitía unas sonoras carcajadas.
Después se sentaron dos chicos más, uno alto y bastante musculoso, con los ojos y el pelo castaños y la piel clarita. Su nombre era Liam Payne, y también estaba en el equipo de fútbol americano como Zayn. Era más serio que Louis, pero no pudo dejar de reír al pensar que Zayn se iba a caer. El siguiente chico era uno rubio, un poco más bajito, y los ojos también azules como el cielo. Tenía cara de niño inocente y era conocido por ser el más tímido y posiblemente con el corazón más grande de todos. Su nombre era Niall Horan.
Un chico alto, musculoso y de piel negra corrió hasta la mesa, mirando hacia el techo. Acto seguido, cogió una pelota de fútbol americano y toda la mesa estalló en aplausos. Ese era Michael Morton, el capitán del equipo de fútbol americano. Se sentó al lado de Zayn y señaló entre carcajadas a Jerry Hamilton, el que le había lanzado el balón, que se sentó en la mesa también.
Por último, entró en la cafetería el último chico del grupo, que se había quedado rezagado y ahora miraba dubitativo el menú. Se sentó en el último sitio disponible de la mesa al lado de Michael y comenzó a hablar con los demás entre risas como hacían siempre. Su nombre era Harry Styles, y era el chico que se había sentado delante de Amy en el autobús y observaba su libro.
Amy volvió a sumergirse en su libro tras la entrada del grupo de chicos en la cafetería mientras comía su sándwich. De pronto, sintió un golpe al lado suya y al mirar, vio que era el balón de rugby.
-Perdona, se nos ha ido un poco el balón. Espero que no te haya molestado.- Harry se acercó a coger el balón y le dedicó una pequeña sonrisa a modo de disculpa a Amy. Se alejó con el balón en las manos y Amy observó a Harry durante unos segundos.
-Ese es todo el contacto que vas a tener con un chico el resto de tu vida Amy. - Y ahí estaban, el diablo y sus secuaces.
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School issues | Harry Styles
RomanceElla, una chica buena, delicada como una flor de primavera, con luz propia como el mismo sol. Él, un chico no tan bueno, un lobo solitario con corazón de piedra pero con alma frágil. El instituto es el lugar en el que los sentimientos de todas las p...