Mi Historia

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Amo soñar, enserio, algunas personas dicen que cuando no comentas lo que sueñas, estos se vuelven realidad. Mi sueño era que todo esto termine, sin embargo, mi vida ya no iba a ser como lo era antes.

[Flashback]

Hoy me quedé en el colegio hasta las 6 con Tiffany para hacer nuestro trabajo de química y buscar a la profesora para que lo revise. Cuando salimos del colegio, cada una siguió su rumbo.

A mitad del camino, sentí que alguien me seguía, pero cada vez que volteaba no había nadie.
Pensé que esto era fruto de mi imaginación, que todo era parte del estrés escolar. Extraje el celular y los audífonos del bolsillo posterior de mi pantalón, los conecté y di un toque a mi lista de reproducción favorita, dándome una tranquilidad indescriptible.

Esta sensación no duró mucho ya que, a una esquina de llegar a mi casa, tres hombres con el rostro cubierto me detuvieron a la fuerza.

¿Escapatoria? Ninguna.

Eran más altos que yo y por supuesto más fuertes. Dos de ellos, los más esbeltos, me tomaron de las muñecas; en cambio, el tercero se encargó de buscar en mis bolsillos el supuesto 'botín'.
Gracias a Dios, no tenía tanto dinero en ellos, unas cuantas monedas de diez centavos y boletos del metro, obviamente, tuve que decirle adiós a mi celular y audífonos.

Había algo más, mi reloj, el único recuerdo de mi abuela y claro, como soy tan inteligente —nótese el sarcasmo—, hoy lo llevaba conmigo. El que se dio cuenta de este pequeño detalle fue uno de los chicos que me sostenía de las muñecas.
A diferencia mía, no era tonto y con un movimiento de cabeza indicó al tercero que se encargara de quitármelo.

Con sutileza, levanté mi rodilla y lo golpeé en la entrepierna. No sé con qué fuerza le habré dado pero el tercero palideció y se desvaneció en la vereda, retorciéndose de dolor.
De los dos chicos que restaban, el más bajo se agachó para ayudar a su compañero; era mi oportunidad.
Le di un codazo en el abdomen al que aún me sujetaba y aproveché para salir corriendo.

Para mi desgracia el caído me tomó del tobillo dispuesto a hacerme caer, no fue fácil para mí; sin embargo, con ayuda divina o fuerza inhumana me deshice de sus sucias manos, empujándolo lejos de mí. Su cuerpo dio una vuelta de campana y quedó tendido en la pista, justamente —curiosa coincidencia— el semáforo cambió de color y un carro con velocidad sobre los límites, arrastró su cuerpo dejándolo inerte unas calles más allá.

El chofer del carro huyó.

Sus compañeros maldijeron algo en otro idioma, por lo que deducí que eran de otro país. Al punto, me dejaron ir y corrieron en busca del cadáver de su amigo. Capaz y pensaban que aún estaba vivo, ilusos.
Traté de correr lo más rápido que pude para poder llegar a mi casa y hacer un esfuerzo en olvidar lo vivido en la tarde.

¿Mis pertenencias? Era lo que menos me importaba en este momento, a excepción de mi reloj que seguía conmigo, ¿mis padres?, ellos son tan buenos y amorosos que me dejaron aquí por irse a trabajar en otro país, creo que hasta se divorciaron hace unos meses.
Ellos eran crueldad pura, ni con niñero me dejaron...
«Ah, la vida no es una novela, mujer, reacciona; no aparecerá un chico extremadamente lindo en la puerta de tu casa diciendo que tus padres lo enviaron para cuidarte y evitar que hagas más desmadre de lo que usualmente haces».
Reí, mi mente podía llegar a ser muy ocurrente.

El resto de la tarde me la pasé viendo películas, olvidando todo a mi alrededor, hasta que por causas naturales me dio hambre, miré el reloj de la mesa de centro y eran más de las nueve. Con una flojera extrema, me paré del sofá y fui en busca de comida al refrigerador, devoré toda la fruta que restaba y aun seguía con hambre; tuve que prepararme de cenar.

Justo en el momento que iba a cerrar las cortinas de mi cocina, observé dos sombras aproximarse a mi puerta e indudablemente, el timbre sonó segundos después.
Al abrir la puerta,
«Bien hecho Issa, abrirle la puerta a dos desconocidos de aspecto misterioso ya entrada la noche, típico de ti», me di cuenta que eran los dos jóvenes de la tarde, pero de un momento a otro, antes de que yo cierre la puerta y escape por la ventana, se quitaron los pasamontañas.

Además de criminales, ¿son niñeros? No me molestaría.
Dos atractivos chicos aparecieron ante mis ojos, ¿qué hacer?, ¿huir y correr por mi vida o saber a qué han venido?

El más bajo, tenía la piel extremadamente pálida, ojos apenas visibles, cabello castaño y unos labios que parecían tener una sonrisa curvada permanente, dando el aspecto de un chico dulce; el más alto tenía la piel morena, cabello rubio, unos ojos que podían atemorizar a cualquiera y labios gruesos, él era el opuesto al anterior, él era un chico rudo.

Fue por la mirada que ambos me dirigían la que hizo darme cuenta que no estaban felices y no venían a tener una charla amigable mientras tomábamos té con galletitas. Sentí un ligero golpe en el piso y bajé la mirada hasta la bolsa que uno de ellos había lanzado segundos antes. Dios, ¿era ese el cuerpo del tercero? No se atreverían.

—¿Qué hacen aquí?, ¿por qué han venido?, ¿cómo saben dónde vivo?— pregunté en una combinación de curiosidad y terror. El más bajo se burló—.

—Tú lo hiciste, tú te encargas —el rubio empujó la bolsa en mi dirección, el más bajo continuó—. Además, sabemos donde vives, porque te vimos entrar aquí. Ahora dime, ¿qué harás con él? Conozco gente que te puede hacer la vida imposible, niña.

No sabía qué hacer, esto era difícil de afrontar, no quiero ir a prisión tan joven. Aunque no era excusa para que me llamara niña, tenía casi quince y medio.

—Me lo imaginaba, síguenos —el rubio cargó la bolsa como si fuera un costal de papas y salió de mi casa; en cambio, el castaño me tomó de la muñeca y siguió sus pasos. Vi el hueco en el patio de mi casa y me estremecí: claro, su compañero muere y lo entierran en mi patio, casual—.

—Ahora, avienta esa bolsa con el cuerpo en el hueco —ordenó el castaño, dudé— ¡Que lo avientes, niña!

Asentí repetidas veces y sin dudarlo, tiré la bolsa dentro de, ambos chicos taparon el hueco con destreza indescriptible, yo solo me limitaba a observar de lejos, m*erda, ¿en qué me he metido ahora?
Empezaron a murmurar cosas entre ellos, me era imposible escuchar lo que decían, hasta que el rubio tomó la palabra.

—Niña, ¿sabes en que lío te has metido?, ¡¿acaso quieres morir?! —no podía estar regañándome, ¿cierto?, no fue mi culpa, actué por instinto—. Bien, te vienes con nosotros. Él es Suga y a mí dime Rap monster, eres buena peleando, serás útil para nosotros.

—¿Qué? Yo no puedo, esto es imposible, tengo una vida y... —el tal 'Suga' intervino mi hermoso monólogo—.

—Debiste haberlo pensado antes —tragué fuerte—, deberías estar honrada de que no te he matado. Tranquila, solo serás nuestra carnada.

—Como quieran, yo no me iré con ustedes. Aparte, "Suga", si fuera tan mala tu amigo no estuviese muerto —ambos guardaron silencio— y mi nombre no es niña, mi nombre es Issa.

—Okay, "Issa", te dejaremos acá pero si necesitamos algo te llamaremos y más te vale responder porque si no... créeme, eres carne muerta —me lanzó mi mochila, que había creído robada y me dejaron sola, inmersa en la entera confusión—.

[Fin de Flashback]

Desde ese día mi vida cambió, pero, ¿fue para bien?





Ade

Girl in luv♡ »k.t.«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora