16 años pasaron desde que se derroto al malvado rey Galvatorix, 16 años desde la anhelada liberación del pueblo de Alagaësia obtenida y 16 años desde el nacimiento de la hija del héroe de guerra Roran "Martillazos" Garrowson, Ismira ya estaba en edad de ser presentada ante los nobles dragones que habitaban y protegían esta mágica tierra. Desde la derrota del Rey Loco, los Jinetes de Dragon habían vuelto a recuperar poder, sus filas se habían engrosado, y vuelto mas y mas poderosas con cada año que pasaba; todo gracias a una última resolución que Eragon propuso antes de irse a buscar nuevas tierras:
"todos los jóvenes de 16 años de cualquier raza podrán ser presentados ante los huevos de los dragones, como posibles prospectos a Jinete"
Cada año, surgían miles de nuevos jinetes, gracias a los huevos guardados en la cara fuerte de Vroengard, y, gracias al nuevo pacto con los dragones que forjó el primero de la nueva generación, eran de todas las razas existentes, Humanos, Elfos, Enanos e incluso Urgalos surcaban los cielos protegiendo el continente, unidos por el bien común.
Ismira, creció durante esos 16 años, escuchando maravillas sobre las historias de la guerra y de los jinetes, y, siendo su padre un héroe, no dejaba de contar historia tras historia de la épica que llevo a la caída del tirano; pero, siempre omitia un crucial detalle, su relación fraterna con el legendario jinete de la dragona azul.
Para Roran, Ismira era la flor de sus ojos,su pequeño lirio, y frágil como una, pero con cada año que pasaba, más se obsesionaba la pequeña con los mágicos seres que protegían su mundo, y más quería ella pertenecer a sus rangos y ayudar a contribuir a la paz, por lo que no es ninguna sorpresa que su padre se opusiera, considerando los peligros que implica ser un jinete, el no quería que ella perteneciera a la organización, cosa que logró poner tensión de manera constante en su relación.
En vísperas de la ceremonia, la cual se hacia en frente de toda la ahora no tan pequeña comunidad de
Carvahall, de manera casi mensual se dio una conversación algo incomoda."Ismira", llamo su padre en la cena, apoyando su martillo sobre la mesa, un gesto común de el siempre que estaba enfadado o quería dar un anuncio, "no deseo que te presentes a la ceremonia de selección"
Ismira, simplemente anonadada, estallo, "¡Pero padre!, tu sabes que es mi sueño ser una Jinete, como me puedes quitar eso", la niña, aunque joven poseía el mismo temperamento de su padre y su abuelo,"una y otra vez te he explicado el porque de mis deseos, y siempre los aplastas por 'protegerme' ".
Roran, sin inmutarse a los caprichos de su infantil hija, respondió: "es muy peligrosa la vida del Jinete, no te quiero exponer a ello, y espero que no hallan mas reclamos al respecto, señorita" sellando así el asunto y dejando a la joven con las palabras en su boca.
Pero Ismira no se iba a quedar quieta con el asunto, encontraría la manera de colarse en la ceremonia e intentar cumplir su sueño de ser un Jinete, por lo que, llegado el día de la ceremonia, cubrió su cuerpo con una túnica y su cabeza con una capucha, dándole su nombre solo al jinete quien gestionaba la logística del evento.
Llegado el momento el Jinete, quien era un enano, llamo con su fuerte voz "Ismira , hija de Roran . Un paso al frente" la joven hizo caso al comando y avanzo, despojándose de su túnica y dejando a la vista el hermoso vestido que eligió para la ocasión, blanco con detalles dorados, que parecía brillar al unísono con el huevo que posaba sobre el altar, dando tal espectáculo que las personas pensaban que tal vez ella era la elegida.
Pero su padre, no podía caber mas en su ira, desobedeció a su orden directa; al menos no se podría decir que no fuese hija suya, igual de desafiante y terca que su padre, pero comprensiva y cariñosa como su madre.
Decidida avanzo hacia el huevo y lo toco con un cuidado de no romperlo, como si este fuese la cosa mas delicada en la existencia, pasaron hasta diez segundos, hasta que un crujido rompió el silencio sepulcral el huevo empezó a partirse y resquebrajarse en varias partes del mismo, la niña, sorprendida, no se lo podía creer, el dragón la había elegido a ella, ella era un jinete. Después de varios minutos observando, salió desperezándose un pequeño dragón, dorado como el sol, con púas blancas como el marfil, y para lo que a Ismira le concernía, la criatura mas bella sobre la faz de la tierra. El dragón avanzo lentamente, inspeccionando sus alrededores, y por su parte Ismira sin saber que hacer, extendió su mano derecha y le toco en el lomo, y en ese mismo instante todo su ser cambio, sintió como si agua fría recorriera sus arterias y la misma hiciera el recorrido de vuelta hirviendo por sus venas; formándose en ese mismo en el punto donde su piel se junto con la del dragón una espiral plateada, la marca del Jinete.
En ese momento la ciudad estallo en vítores gritando alabanzas y bendiciones al cielo, deseándole suerte a la joven, y agradeciendo la llegada de un nuevo jinete, la niña solo pudo sentirse abrumada, sentándose con su dragón y dirigiéndose a donde sus padres, donde su madre la miraba orgullosa, su padre la miraba con algo de enojo.
"Ya hablaremos en casa" dijo hostil Roran, para después dar media vuelta camino a su hogar. Seguido por el pequeño sequito de Jinetes originalmente encargados de proteger el huevo, ahora encargados de proteger al dragón y su Jinete, llegaron a su casa y se instalaron, pues todavía habían cosas que debían gestionarse para el entrenamiento de la pequeña y su dragón aun sin nombre. Llegada la cena se sentaron todos a comer y Roran hablo: "¿porque me desobedeciste Ismira?, te dije muy claramente que no quería que asistieses a la ceremonia y aun si lo hiciste" se notaba algo de enojo en su voz, pero no estaba furioso, pues estaba algo orgulloso de que su hija fuera una Jinete de Dragón.
"Solo queria probar suerte, queria cumplir mi sueño de ser Jinete, perdon papá" dijo la joven, arrepentida.
Roran solo pudo enternecerse ante la respuesta de su hija, que aunque hubiese cambiado de ser la bebe adorable que era en el pasado seguía siendo para el la cosa mas hermosa que pudiese existir, acto seguido respondió "entiendo, entonces creo que debería llamar a mi primo" y haciendo un gesto le pregunto a uno de los jinetes si podía solicitar su ayuda, ismira, confundida se pregunto por que deberia llamar a su primo tan de repente, sin darse cuenta el espejo que traian a la habitación, cuando uno de los jinetes hablo en el idioma antiguo "draumr kopa" siendo lo mas entendible, se proyecto en el espejo un joven, de orejas puntiagudas y que no aoarentaba tener mas de 20 años, acto seguido Roran hablo al espejo "hola Eragon, tanto tiempo"
Ismira no se lo podia creer, el primo de su padre era Eragon "asesino de sombra", el heroe de toda Alagaësia, era su familia, aun dentro de la sorpresa de la joven Eragon hablo desde el espejo "hola Roran, que tal has estado, veo que has cambiado mucho"
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Sundavar: Una Historia De Eragon
FanfictionUna niña rubia se encontraba ante un altar, frente a ella se encontraba un huevo de grandes proporciones, dorado, brillaba como una joya enchapada en oro al brillo del sol, como era tradición en su país Alagaësia cuando los niños cumplían 16 años se...