#2: Anotación

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Deku veía a través de la ventana el cielo nublado. Supuso que llovería. Tomó sus libros y salió del salón de clases.

Caminó por uno de los pasillos de la academia, sumido en sus pensamientos, hasta que notó unas voces que conocía a la perfección.

—Es mi decisión, Momo-san—Sonaba enojada Uraraka.

Siguió caminando, hasta llegar a casi al final del pasillo. Se asomó con cautela, manteniendo parte de su cuerpo oculto, detrás de una columna.

Por el pasillo de la izquierda, si seguía avanzando, hablaban sentadas en uno de los escalones de la escalera que conducía al segundo piso, Uraraka Ochaco y Momo Yaoyorozu.

La de cabello negro reparó en su presencia, a pesar de la distancia, desvió la mirada y él se ocultó completamente detrás de la columna.

—¿Momo-san, ocurre algo?—Preguntó Uraraka, dirigiendo su vista a donde su amiga había mirado anteriormente.

—No es relevante, Ochaco—Dijo sin darle importancia, tratando de que la castaña apartara la mirada de la columna.

—Mi decisión —Volvió a decir la de ojos castaños haciendo un puchero.

—Si quieres comportarte como una niña está bien,—concluyó— pero una verdadera mujer enfrenta sus problemas sin importar qué. Si entiendes eso, me retiro. Tú sabes lo que opino de todo este tema—Tomó su bolso y se levantó.

Su amiga hizo lo mismo, agachando la cabeza, conteniendo las lágrimas.

—No está bien espiar a las personas, Deku-kun, Kero—Dijo Tsuyu detrás de él.

Con un sonrojo en las mejillas y con su corazón latiéndole a mil, se dio la vuelta asustado y arrastró a Tsuyu detrás de la columna, tapándole la boca con sus manos. Esperaba que ellas no hubieran notado el comentario de Tsuyu.

—¿Oíste a alguien hablar, Momo-san?—Bajó un escalón la castaña.

—Imaginaciones tuyas, Ochaco. Deberías descansar más. Tu mente está haciéndote una mala jugada.

Era obvio que ella también había escuchado que alguien hablaba pero si se acercaban hasta la columna, descubrirían a Midoriya. Como su amiga, debía impedir que Uraraka lo descubriera.

—Deberíamos marcharnos—Trató de convencerla.

Uraraka, dudosa, asintió.

—Iré por este corredor.

—¡No!—Le gritó. Enrojeció. Tosió, recuperando la compostura—. Es más rápido por las escaleras, Uraraka-san.

Al ver que ellas subían, Midoriya, quitó sus manos de la boca de Tsuyu. Como respuesta, ella le sonrió y luego mordió su brazo izquierdo.

—Nunca vuelvas a espiar, Deku-kun—Le advirtió.

Él ahogó un grito de dolor. No podía culparla. Se lo merecía.

—¿Curiosidad?—Preguntó Tsuyu.

—Sí—Se sinceró sonrojándose.

—A Deku-kun le gusta una de las chicas—Se asombró Tsuyu—. ¿Momo-san o Ochaco-chan?

Se ruborizó y sonrió como idiota al escuchar el segundo nombre.

—Tu rostro dice todo. Ochaco-chan es perfecta para ti—Le dio un golpe en el hombro, un poco fuerte por error—. Lo siento—Notó la sonrisa forzada de Deku.

—A clase, ustedes dos —Dijo Aizawa que caminaba por el pasillo.

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[1.2] Me gustas, me gustas, me gustas [Izuocha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora