#8:Anotación

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Deku estaba acostando en el césped, mirando hacia el cielo, pensando.

Era un día lindo. Cielo soleado y despejado. Un brisa de principios de primavera. Flores pintando el paisaje de diversos colores.

Se sentó en el suelo. Vio un par de crisantemos naranjas a lo lejos y sonrió con nostalgia. Aquellas flores eran las favoritas de su amada.

—¡Cuidado!—Le gritó Todoroki a Kaminari.

El mencionado se dio la vuelta y un balón de voley-ball cayó en su cabeza. Se tambaleó y cayó encima de las flores que Deku veía.

El peliverde puso una expresión de dolor.

“Pobres flores”, pensó.

—Eh, Deku—Lo llamó Kaminari—. Pasa el balón.

El objeto mencionado había rodado hasta él. Lo tomó entre sus manos y lo lanzó con fuerza hasta el rubio. La escena se repitió: el golpe de cabeza y caer en lo que quedaba de las flores.

—¡Gracias!—Le agradeció y volvió al gimnasio.

Volvió a acomodarse en su lugar. Suspiró. Las pobres flores habían sufrido por la culpa de Kaminari.

—Izuku-kun—Resplandecía de felicidad su adorada Ochaco—. Tsuyu y yo estuvimos intercambiando fotos del campamento. ¿Quieres verlas?—Sacó un álbum pero vio el estado de su amigo y su sonrisa se borró—. ¿Sucede algo malo?—Se preocupó.

Sin advertirlo, seguía con la misma expresión. Su vista volvió a posarse en donde habían estado antes unas hermosas flores.

—¿Ese es un montículo de tierra?——Trató de contemplar la castaña—. ¿Estás triste por un montículo de tierra?—Se extrañó su amiga.

—Allí había flores y Kaminari las aplastó por accidente —Le explicó decaído —. Eran...

—Ven—Le tendió una mano.

Fueron caminando hasta allí, tomados de las manos, para evaluar la situación. Deku apartó la vista, sus manos temblaban y Ochaco lo guiaba decidida pero con rubor en sus mejillas.

—No hay mucho que podamos hacer—Se agachó junto a la tierra—. La mayoría no ha sobrevivido —Se entristeció —. Eran crisantemos—Suspiró—. Ese idiota de Kaminari—Apretó los puños.

Sus ojos castaños se habían ensombrecido. Lucía frustrada y molesta.

—Sí—Fue lo único que se le ocurrió decir.

—Pero todo se puede arreglar, en la mayoría de los casos—Sacó su teléfono—. Hay una florería a unas dos calles de la academia. Podríamos ir hasta allí para conseguir semillas y plantarlas aquí.

—Esa sería una buena idea—Aprobó él, sonriéndole.

—¿Lo ves?—Tomó su rostro entre sus manos—. Esa es la sonrisa que siempre quiero ver en ti, Izuku-kun—Le confesó —. Desearía que siempre pudieras ser feliz.

Caminaron hasta la florería para conseguir las semillas. Hablaron de sus familias pues generalmente no tocaban el tema.

—Y listo—Dijo Uraraka satisfecha—. Todas las semillas están plantadas. Hicimos un gran trabajo, Deku-kun.

#8: Siempre encuentras una solución.

—Sí.

Más tarde escribiría, lo que se le había ocurrido, en su libreta.

—Ahora deberíamos ver las fotos—Lo arrastró hasta el césped, donde se sentaron uno frente a otro con el libro en el medio—. Aquí está Bakugo quemando el bosque y en esta estamos todos almorzando.

Mientras pasaban página, reían e intercambiaban anécdotas del campamento.

—Me enamoro más y más de ti, Ochaco-chan—Dijo en voz alta.

La castaña dejó de hablarle sobre una foto y posó sus ojos completamente en él.

—¿Dijiste algo, Deku-kun?—Su voz temblaba.

“Sé valiente, Midoriya”, le dijo una voz parecida a la de All Might en su cabeza.

—No.

Sí, era un cobarde.

Su amiga se encogió de hombros y siguió hablándole de las demás fotos en el álbum.

[1.2] Me gustas, me gustas, me gustas [Izuocha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora