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Las tardes de otoño suelen ser frías, más cuando es la muerte quien la acompaña.

¿Trágica manera de comenzar? Pues esa es mi realidad.
Mi nombre es Bulma Briefs, tengo 18 años y acabo de perder a ambos padres en un accidente automovilístico. Que resumen tan peteticamente trágico. Pero ellos eran mi vida, no sé cómo seguiré después de esto, sinceramente no les deseo a ninguno que está leyendo esto, algo similar.

La noticia corrió rápido por toda la ciudad, no éramos gente exageradamente adinerada pero teníamos lo nuestro, además de que mi madre conocía y hablaba con prácticamente todos. Solía acompañarme cuando debía ir a estudiar... Y Dios, llegaba siempre media hora tarde a pesar de haber salido temprano, esto se debía a que con cada señora que veía se detenía a charlar sobre su vida, aún así se hayan visto hace un par de días.
Supongo que extrañaré esas caminatas, me quejaba siempre de ellas por el horario, le pedía muchas veces que simplemente no me acompañara, esos pensamientos inundan mi mente y me llenan de remordimiento, si tan solo hubiera sido una mejor hija... Con respecto a papá ¿Que podría decir de él? Era reservado, pero tan bueno, jamás si quiera me alzó la voz.
No fui una hija revoltosa, pero se que pude haber hecho las cosas mejor, haber pasado más tiempo con ellos, abrazarlos y tomarme más fotos para el recuerdo, pero al demonio, yo no quiero recordarlos, no quiero vivir sin ellos, no así, no tengo hermanos con quién compartir el dolor, ni en quienes refugiarme, siempre fuimos nosotros tres y no deseo que sea diferente ahora ¡No lo será!

El velorio dió inicio, varios familiares se acercaron, de hecho fueron mis tíos maternos quienes organizaron todo, yo no tengo cabeza para eso, sí fuera por mí me enterrarían junto a ellos.
No necesito que más personas me den su pésame, no quiero seguir escuchando llorar a gente que ni siquiera preguntó por mis padres una sola vez en su vida, la gente es tan hipócrita... Pero, ¿que podría decir yo? ni siquiera siendo su hija me he acercado a los ataúdes que posan juntos en aquella vacía y fría habitación, no me animo a verles diferente, no quiero quedarme con la imagen de ellos así, prefiero recordarlos como la última vez que los ví.

[•••]

-¡Disfruten! -les grite a ambos mientras alzaba mi mano en señal de despedida-

Se suponen irían a un corto viaje ellos dos, siempre fueron unos románticos y no quería estropear eso. Desde que nací jamás habían salido sin mi, quise agradecerles todo su cariño, permitir que viajaran tranquilamente y disfrutaran de su vida.
Jamás pensé que al volver les pasaría ese estúpido accidente, lo único que reconforta mi dolor es saber que lograron pasar esos interminables días juntos, como debió ser siempre.

Uno de mis tíos se acercó a mí y posó su mano en mi hombro, seguí la dirección de su mirada y entendí su petición a pesar de que no haya dicho una sola palabra, negué con la cabeza y se arrodilló para estar a mi altura, yo seguía sentada al lado de la ventana que mostraba desde esa altura las solitarias calles del centro, las cuales comenzaban a encender sus faroles ante la inminente noche.

-¿No piensas acercarte a despedirte? -preguntó y me atreví a mirar sus oscuros ojos, los suyos estaban con un enrojecimiento notorio ¿No quería llorar en frente de mi? Tal vez los míos estén igual de rojos, pero mi vista estaba nublada por todas las lágrimas que amenazaban salir ¿Yo tampoco quería llorar en frente de él? No lo sé, pero lo que sí sé es que solo me miraba con ¿Lastima? ¿Pena? Cualquiera de las dos era acertada-

-No deseo despedirme -respondí con frialdad y volví nuevamente mi mirada al ventanal- no lo haré.

-Tienes qué -continuo él mientras se sentaba al lado mío- te arrepentirás de no haberlo hecho.

-Me arrepiento de tantas cosas tío -lo miré ya queriendo ser sincera de una vez por todas- pero te aseguro que jamás me arrepentiré de no querer ver a mis padres blancos con moretones en todo el cuerpo, no quiero tener una imagen tan grotesca como recuerdo de despedida ¿Puedes entenderme ahora?

tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora