6

526 55 14
                                    

Él fue amable toda la tarde. A pesar de la mala impresión que dice tener en las instituciones, se nota que es un hombre bastante tranquilo, con pensamientos libres que me atraen curiosos.

—Usted puede llamarme por mi nombre si lo desea, de hecho va a ser una petición que debe considerar pues no me gustaría que alguien la escuche llamarme profesor constantemente –su mirada es relajada, no refleja mucho de lo que piensa a través de sus facciones– sé que a usted tampoco le convendría eso.

—¿Me recuerda su nombre? –miento, claro que sé cómo se llama–

—Retiro lo dicho, llámeme Ouji en cada lugar del planeta –contesta con fingida decepción– pero recuerde que yo siempre seré la autoridad, señorita, sin nombre, Briefs.

No puedo evitar reír genuinamente ante eso, tiene un humor peculiar que no se asemeja en lo absoluto a su intimidante apariencia.
Puedo sentir como me observa con sigilo, intentando ocultar también una sonrisa de su parte.

—Se que es conciente de lo infantil que fue eso –alego con una sonrisa– vamos, riase también.

—Además tiene el descaro de llamarme inmaduro –contesta mientras llama al mesero– haré que pagues por esto niña.

—Lo espero anciano –me atrevo a decir y me doy cuenta que no le molestó en lo absoluto la broma, pues volvió a sonreír disimuladamente–

El joven se acerca primeramente hacia nuestro anciano, ofreciéndole cada uno de los platillos sin dejar refutar nada al respecto. Supongo que ha de ser una línea que está obligado a decir, pero parece que eso frustra a mi acompañante.

—Puede llevar este platillo con tan solo... –un pequeño pero eficaz golpe en la mesa hace que se detenga–

—No quiero ser descortés, pero permita a la dama opinar algo al respecto –comenta señalando mi lugar– por cierto, me ha dicho que le pareces un muchacho agraciado.

—Señorita –se repone él acercándose esta vez a mi– es usted muy amable, pero no me permiten esas interacciones aquí.

—No se preocupe, yo no- –como era de esperarse, me interrumpe el viejo comediante con el que decidí venir–

—¿Aquí? Oh, ella puede esperar a que su turno termine.

—¡Vegeta! –digo finalmente para detener esta burla que está haciéndome poner como un tómate–

—¿Si... Bulma? –en su rostro se ve la satisfacción– no me digas que ya no te agrada de cerca, si es tan mono –alza nuevamente su mirada a quien trae aún su libreta en mano–

—Sigue pareciendome bonito –respondo llamando su atención–

Ambos me miran con asombro. Supongo que el primero por no prevenir que quizás su broma no sea tan errada, y el segundo no lo sé, quizás no lo halagan seguido. Aunque lo dudo y descarto al instante, sus ojos son de un tono celeste que destacan por su oscuro cabello lacio, el cual le llega a los hombros, tal vez unos centímetros más arriba. Definitivamente es más que solo "bonito" ¡Oh! Puede que su asombro sea por lo simple de mi halago.

—Ya lo acerco –le contesta al profesor. Quien al parecer ya ordenó por ambos apresurado–

—Bien –se limita a responder sin quitarle los ojos de encima hasta que desaparece del campo de visión–

—Es más que solo bonito ¿No? –comento haciendo que su mirada se pose en mi–

—No pensé que en verdad le pareciera un buen partido.

—Claro, pero creí que usted si lo pensaba –hago una pausa para acomodarme en mi lugar– cómo lo miró hasta perderlo...

—Detalles –me interrumpe restándole importancia– mejor cuéntenme algo sobre usted.

tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora