El es bello, radiante, exquisito, no se podía pasar por su lado sin admirarlo,en toda la extensión de su hermosura, sus hermosos fracciones que parecían estar hechas por el mismo Dios, sus labios pequeños y gruesos, sus ojos rasgados, su sonrisa tan amable, su cuerpo tan robusto.
Lo encontré un día de tantos a media mañana. El café en ese momento estaba desolado, eran los momentos previos a la vorágine del mediodía cuando los empleados del centro comercial lo abarrotaron para obtener sus bebidas favoritas. Era un momento de quietud, lo recuerdo muy bien porque su presencia me hizo sentir como un destello de un sol y de pronto me sentí feliz, alegre, motivada, cómo si hubiera recibido la más agradable de las noticias. Al verlo le sonreí, ansiando contemplar su seductora sonrisa que marcaba su rostro angelical. Para mí asombro, me devolvió el gesto con la más afable cordialidad y se sentó en una silla cercana a mí.
Envalentonada por su agradable respuesta, le pregunté:
- ¿Viene a menudo al café? - no había terminado la frase cuando me di cuenta de lo absurdo de mi pregunta porque la asidua era yo y está era la primera vez que lo miraba en la vida.
Como que él intuyó mi turbación y se apresuró a responder:
- No es la primera vez que vengo, pero las personas siempre encuentran conocido mi rostro, así que causo una sensación de familiaridad, ¿a que usted le pasó lo mismo?- me preguntó, tratando de obiar mi desconcierto.
-Sí, así ha sido- respondí aliviado- ¿ Qué le trae por aquí?, ¿espera a alguien?- lo interrogue, ansiando que me dijera que era soltero, sin compromiso y que estaba disponible para amar porque a partir de ese momento lo menos que podía hacer es adorarlo para toda la vida.
-Espero a alguien muy especial para mí, vendrá de un momento a otro- Contesto, estrujandome el corazón.
La decepción se apoderó de mí pero reuní todo el coraje y sin mostrar emoción alguna dije:
- Dichosa es quien vendrá porque tiene su amor- el me brindo la mirada más hermosa del mundo, aunque percibí nubes grises en el cielo de sus afectos.
-Pero quiza no venga. A veces, aunque se quiera amar, el amor se nos escapa, es esquivo como un niño travieso- sentenció y ensanchó una sonrisa que en ella se convirtió en una vertiente de melancolía. Sabiendo que había tocado una fibra muy sencible de su ser traté de evitar el tema:
-Asi es la vida, lo importante es que seamos felices ahora, en este instante. Debemos disfrutar de la delicia de estar vivos porque es lo único real que tenemos
- exprese, y sonreí despreocupadamente para que el pudiera aligerar su carga emocional que a todas luces la hacía sufrir.
- Si, es verdad, la vida en el instante siempre presente es lo único que tenemos- acepto con una recignacion propensa a la amargura.
- Pero lo dice como si la vida fuera un pesar, un martirio
- le reproche, yo, que no era precisamente una hacedora de alegrías, sino solo una desventurada que había sufrido las
inclemencias de un mal amor.
-¡No, si la vida es hermosa, sólo que a veces nos aleja de quien amamos!.
-¿Entonces no sabe si ella vendrá?- lo interrogue, sin tener ningún derecho, haciendo que enfrentará la situación que tenía sabor a lejanía y abandono.
- La verdad es que no lo sé-dijo apenado-. ¡Por favor, discúlpeme, no tengo por qué hacerme participe de mis penas de amor!.
No sé preocupe, las penas compartidas se vuelven más livianas. No debe sufrir por quien no lo merece; la verdad no entiendo quien es capaz de dañar a un chico como el si es un ángel,- y lo reconforte con una luz de esperanza que ahora brillaba en mi corazón.
El quiso evocar la razón de su inquietud.
-Al principio nos amabamos mucho, pero con el paso de los días se fue enfriando su amor al grado de huir de mi presencia. Hoy la cité en este café, dijo que vendría, pero que si no podía venir hoy la esperara mañana. Y aquí estoy, en esta espera que es la antesala del olvido.
Yo, que estube dispuesto a dar mi vida por ella, a abandonarlo todo y seguirla hasta el fin de mundo - recalcó, y su bello rostro formo un reproche que compartí con el en contra del indigno.
-Pasara lo que tenga que pasar, si ella no viene es que nunca me amo de verdad- y mi corazón empezó a palpitar con más fuerza al ritmo del amor- ¡ Yo estaré aquí para usted y nunca lo abandonaré, se lo prometo!, no sé de dónde sacaba mis palabras pero ellas salían sin control de mis labios, -pero esque necesitaba manifestarle mis deseos de amarlo y decirle que era una necesidad para mí-, pero no importaba cual fuera su respuesta pero estoy segura que no me daría por vencida tan fácilmente.
-No diga eso, aunque siento que usted es una chica grandiosa, no puedo renunciar al compromiso que ya tengo- contesto, y me regaló una sonrisa en forma de disculpa y que lamantaba no poder amarme.
- Lo comprendo, pero usted ha llegado a mis días así, de improviso, derribando las defensas de mi corazón.
Le propongo algo, si ella no viene, yo tomaré su lugar y lo amare para siempre sin condición alguna- y estoy dispuesta a dar mi vida por usted.
-Aunque me sorprenden sus palabras, se que la sinceridad se manifiestan en ellas y sus intenciones son honorables. Pero debo esperar, ser fiel a la palabra otorgada- e hizo un silencio que ansiaba colmarlo con amor de plenitud- Si ella no viene, usted tendrá su oportunidad- añadio un momento después, abriéndome las puertas del cielo.
Mi alegría fue evidente y le agradecí la oportunidad que me daba porque mi amor deseaba hacerlo feliz. El miro su reloj de pulsera y suspiro. Sin darme cuenta, el tiempo había pasado, era obvio lo que eso significaba. El bello chico se levantó, y después de unos segundos dijo: me llamo Seokjin, Kim Seokjin, después me dirigió una mirada llena de esperanza, y me solicito:
- ¿Vendrá mañana?- yo asentí emocionada-.¿Lo promete?- y en su insistencia percibí destello de amor. Yo lo jure que nada me impediría verlo, aunque se terminará el mundo.
A partir de ese momento me abandono la cordura y solo pensé en disfrutar de la felicidad que ese hombre hermoso podía ofrecerme.Ya me imaginaba compartiendo con ellas las pequeñas cosas que alegran la vida, nuestros libros, nuestra música, nuestros anhelos......Yo ya no estaría sola, la dicha había vuelto a mí.
