Capítulo 27: La Verdad Marcada Con Fuego.

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Los siguientes días los senseis continuaron con las arduas clases y entrenamientos. Las clases teóricas estaban cargadas de trabajos grupales e individuales y tareas que dejaban los profesores. Por las tardes los enfrentamientos cuerpo a cuerpo se hacían cada vez más pesados, dejando a los chicos sólo con tiempo para cenar.
Al fin llegaba el jueves. Natsuo estaba en la oficina de su padre esperando su arribo.
Enji llegó a su piso e ingresó a su despacho.

-Al fin- el albino estaba sentado en su escritorio.

-Hijo.

-No me llames así- le dijo Natsuo- Me bastaba con saber que eras un desgraciado con nosotros y ahora, tengo que enterarme qué tienes un hijo por fuera. Es demaciado Enji.

-Eschucha, Natsuo, esto no puedo hablarlo sólo contigo. Debo tener a tus hermanos para explicarles la verdad.

-¿Cuál verdad? ¿Qué engañaste a mi madre?.

-Yo no engañé a nadie! Ese chico es tú hermano mayor!.

Natsuo quedó literalmente helado por las palabras de su padre. Sus desorbitados ojos casi salían de sus cuencas por el asombro que le dio escuchar que tenía un hermano mayor y ellos creyendo qué Fuyumi era su hermana mayor.

-¿Qué haz dicho?.

-Natsuo- dijo su padre colocándose firme ante su hijo- Ve a casa, yo debo terminar agunas cosas acá. Llamaré a la Academia para que autoricen la salida Shotõ. Cuándo estemos todos en casa, hablaremos.

Natsuo se levantó del asiento pasando por el lado de su padre, haciéndole el quite ante una mano que iba a posarse sobre su hombro. El albino estaba contrariado por lo recién ocurrido, le costaba asimilar que ahora a sus diecinueve años se enteraba qué tenía un hermano mayor. Sacó su celular y llamó a Lorance para que lo llevase a casa.

Enji soltó todo su peso sobre el asiento de su escritorio. Le costaba pensar cómo comenzar para hablarles a sus hijos de la cruda verdad.

Natsuo llegó a su casa, Fuyumi no estaba, por lo que le contó Lorance había salido con su novio y llegaría más tarde. El albino fue hasta su habitación, se cambió de ropa y se dirigió al gimnasio.

En la Academia terminaban las clases de la mañana. Lo único qué quería Todoroki era hablar con Bakugõ para contarle acerca de su hermano.

-¿Te parece que nos juntemos en mi habitación, fresita?- ambos se encontraban fuera del edificio, habían ido a dar una vuelta antes de ir a cambiarse de ropa para entrenar.

-¿Después de la cena? Me parece. Además- dijo acercándose y tomando su cintura- Extraño dormir acompañado.

-Alejáte!!- le dijo dándole un empujón, pero sin poder sacarlo de encima.

-Sé qué me extrañas Tsuki- dijo besándolo, tenía que aprovechar que  no había nadie a su alrededor.

Bakugõ nuevamente se dejó llevar por esos envolventes labios con sabor a fresa y esa lengua que se paseaba sin restricciones por su boca.

Bakugõ nuevamente se dejó llevar por esos envolventes labios con sabor a fresa y esa lengua que se paseaba sin restricciones por su boca

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