[#3] Into the Shadows: War [Sterek & Malec] (Gay) [CANCELADA]

Prologo

Las huestes del infierno

Al principio, solo es un azul que cubre todo a su alrededor no tienen ni siquiera tiempo de reaccionar a lo que está sucediendo, todos escucharon las palabras de Clarissa: la aniquilación de los Cazadores de Sombras por lo que pueden suponer que su deseo es que todos mueran, no tienen ni siquiera tiempo de tomarse de las manos y darse un último adiós. Se quedan esperando a que el haz de luz los queme a todos destrozándolos pero solo sienten un pequeño ardor en sus cuerpos, casi como una especie de pinchazo. Cuando la luz se difumina todos miran hacía Clarissa y es Derek quien sonríe al saber que no están muertos, el plan ha fracasado.

—Veo que tú plan no ha funcionado, Clarissa. Seguimos vivos.

—Yo no estaría seguro, Derek —dice Stiles con la voz temblorosa—. Tus marcas...

Derek entonces observa sus brazos y mira como cada una de sus runas vas desapareciendo de su cuerpo, sin dejar ni siquiera una cicatriz casi como si no existiesen, mira a su alrededor y ve que a todos los demás cazadores de sombras le ocurren lo mismo, y entonces escucha a Clarissa Morgenstern reír de una manera maquiavélica.

—Ya no tienen sus poderes de ángeles, ¿ahora que harán? —dice con una sonrisa petulante.

La gran bola que flotaba sobre la cabeza de la bruja comenzó a romperse por la mitad creando una especie de brecha mientras que cada uno de sus cautivos comenzaran a salir, creando sonidos de autentico miedo y terror, dispuestos a matar a cualquiera que estuviera próximo a ellos. Si era verdad lo que decía Clarissa, ya nadie tenía sus runas, ni los dotes de un verdadero ángel lo cual sería un verdadero problema para todos ellos.

—¡Retirada! —grito Derek.

—Ya estamos aquí, y no nos daremos la vuelta —anunció Lucian quién parecía seguro de lo que hacía.

Tanto él, como Talia Hale y Maryse Lightwood prepararon sus cuchillos serafines para luchar contra aquellos demonios los cuales se habían convertido en una oscura sombra negra alrededor de Clarissa, quien parecía desaparecer en ese momento. Derek observó como algunos bajaban hasta los cuerpos de Liam Dunbar y Jace Herondale que se encontraban inertes en el piso a punto de devorarlos.

—¡Mamá! ¡Es una misión suicida! —gritó Isabelle y el pelinegro observó como la chica empezaba a llorar por su madre.

Maryse volteó a ver a su hija, con una mirada completamente triste como si supiera lo que estuviera a punto de pasar.

—Ave atque Vale —susurró Maryse.

No.

—Ave atque Vale —dijeron al unísono Lucian y Talia.

No lo estaban haciendo.

El rostro de Derek se lleno de lágrimas al igual que el de Alec e Isabelle, el pelinegro se dio la vuelta para empezar a correr y los otros dos cazadores de sombras lo imitaron, incluso los mismos Peter y Brett. Los lobos habían tenido tiempo de reaccionar a lo que sucedía por lo que al estar todos, incluso Stiles quien se había convertido en ese momento, tomaron a algunos de los Nefilim mientras se alejaban de donde se suponía que estaba el Nemeton.

Derek miró a sus dos amigos sin decir palabra alguna, Jem y Tessa parecían asombrados mientras que observaban las sombras de los demonios atacar y quedándose en un sitio sin salir de ese, aprovechando las cenas que tendrían por ese día hasta que empezaran a buscar al resto de los Nefilim quienes perdieron sus dotes de ángeles, se harían un banquete de todos los Cazadores de Sombras. Las Torres Demonios en Alicante caerían e Idris sería una ciudad fantasmal cuando acaben con toda la gente que estuviese viviendo ahí.

Ahora las cosas eran diferentes, ya el mundo de las sombras no sería lo que es. Los Cazadores de Sombras ya no existen lo cual crearía una guerra entre los propios Subterráneos con tal de igual modo asesinarlos, así que ese era el verdadero plan de Clarissa; crear una guerra donde cualquier ser mágica fuesen capaces de matar a los Nefilim sin regirse a ninguna regla donde todos morirían porque ya no existían ángeles para ellos, habían sido dejados atrás.

Muy a lo lejos Derek pudo visualizar el Instituto, ya ese lugar no se encontraba seguro en cuestión de minutos o de horas, solo tendrían que buscar lo que fuese necesario y marcharse cuánto antes, Beacon Hills ya no era segura para ninguno de ellos.