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Áureos laureles, ígneas diademas que al mundo revelan las glorias del héroe, titán de los dioses venido en ofrenda; un pueblo vacío que en sombras asiente las ansias del amo invita al héroe y lo hace su esclavo, las rosas lo llaman, le gritan le advierten, el pueblo lo alza el pueblo lo besa, al ídolo afaman.
Arde el mundo, arde el cuerpo. La gloria inmediata por presa lo toma, deshace su cuerpo y su carne disfruta con dagas cargadas de inmundas morales vacías inertes su esencia devoran, así lo disecan así lo transforman. El pueblo alimenta el pueblo lo llama.
Hambriento escenario se brinda a la vista que ahora cercena al titán de los mundos, sin rostro sin nombre sin aire se expone, ocaso anunciado en franca caída ya sin voluntades ya sin disidencias ornada vasija preciado trofeo, el pueblo te observa el pueblo te muestra.
Héroe incompleto ahora elemento del yugo de tierra, pasiones del mundo te han consumido antiguo prodigio sin mácula vivo actual estandarte que enseña las glorias de un mundo infértil de alma desierto. Te han extraído te han transformado, la suerte aceptada con vida se paga, ahora eres suyo, la sangre perdida sazona convites en vos ofrecidos, en vos recreados.
